El enfado es una de las emociones básicas del ser humano, algo imanto en el hombre cuya respuesta no siempre puede ser controlada y que puede desencadenar actos poco deseables y ocasionarnos problemas con la familia y amistades, pero también nos influye de un modo directo en el rendimiento laboral. Por esto es fundamental aprender a controlar el enfado y la ira, tanto por la vida laboral como la personal.
El enfado produce malestar, estrés y desesperación, más aun en el caso de encontrarnos en una situación en la que no tenemos más remedio que empujar este sentimiento hasta las profundidades de nuestro ser con el objetivo de no exteriorizarlo, principalmente, cuando nos encontramos en nuestro puesto de trabajo.
El enfado es una emoción básica común a todos los seres humanos…
Cualquiera de los lectores que conduzcan cada día para llegar al trabajo, entenderá un poco mejor las emociones fruto de acontecimientos que nos conducen a sufrir reacciones incontroladas o involuntarias de enfado. Como ejemplo, me gustaría situar los acontecimientos en una mañana de lunes cualquiera, te levantas decidido a afrontar una semana intensa, y sales de tu hogar recordando aun el confort de esa cama con las sábanas a medio hacer y te diriges hacia el coche, arrancas y conduces hasta la autovía escuchando tu programa de radio como de costumbre y tras circular algunos minutos, compruebas que esa mañana, el atasco parece mayor que otros días. Te resignas y piensas que por mucho que lo intentes no conseguirás tardar menos tiempo en hacer tu recorrido e intentas tomártelo con calma. Tras un tiempo razonable frenando y avanzando escasos metros por minuto parece que esa ansiada salida que te conducirá a tu puesto de trabajo está cerca y decides cambiar de carril, ya que si esperas un poco más en hacerlo, es muy posible que no puedas incorporarte al carril deseado. Tras muchos minutos en caravana para conseguir salir, ya te queda menos, y es entonces donde comienzan a aparecer los acontecimientos indeseados. Compruebas en el reloj del coche que el tiempo corre y aun sigues en el coche mientras otros conductores optan por apurar hasta el final para incorporarse al carril en el que llevas 25 minutos, situándose una y otra vez delante de ti, en ese momento vuelves a mirar el reloj y …. el tiempo corre y tu carril parece no avanzar a causa de los conductores “avispados” que se incorporan delante de ti una y otra vez. Y cuando consigues salir, en la rotonda contigua y circulando por el carril de la derecha, dos coches salen de la rotonda desde el carril de la izquierda haciéndote frenar bruscamente. Sin duda, el pitido que propinamos es un reflejo de nuestro estado de ánimo, y en algunos casos este, va acompañado de comentarios y recordatorios hacia los conductores imprudentes.
…las diferentes reacciones son lo que marcan la diferencia
Estos acontecimientos pueden parecer para muchos algo rutinario, pero no todos reaccionamos de la misma forma y en ocasiones esa sensación puede acompañarnos en el trabajo durante gran parte de la mañana.
Referenciando a Aristóteles, podríamos destacar la siguiente frase, que sin duda, es digna de reflexión:
“Cualquiera puede enfadarse, eso es muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado adecuado, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, ya no resulta tan sencillo.”
Cuando nos sucede algo ya sea positivo o negativo, nuestro cuerpo responde a esa situación mediante la experimentación de emociones, y estas condicionan en gran parte nuestro comportamiento y rendimiento durante el día.
Cómo controlar el enfado y la ira en el trabajo
Cuando desempeñamos nuestra función en el desempeño de nuestro trabajo, debemos prestar especial interés en el control de las emociones y muy especialmente en el control de la ira o el enfado. Para llevar a cabo este control, debemos, entre otras cosas, conocer nuestra respuesta real ante el enfado, identificar la frecuencia con la que expresamos esas emociones en el ámbito laboral e identificar los antecedentes y consecuencias de nuestro enfado.
Pare llevar a cabo esto, es conveniente llevar a cabo un autoregistro de las situaciones concretas, el porqué de estas, consecuencias, intensidad del enfado, duración y personas a las que va dirigido. Este registro debe llevarse a cabo durante una semana completa con el objetivo de ser conscientes de la frecuencia e intensidad del enfado en nuestro día a día, esto nos dará información sobre la repercusión y consecuencias que nos acarrea.
Para controlar este estado de ánimo, podemos recurrir a estrategias o métodos de fácil explicación, pero no siempre podemos llevarlas a cabo de un modo tan sencillo, sólo la práctica nos dará esa ventaja.
Prevenir problemas en el lugar de trabajo: recomendaciones sobre cómo controlar el enfado y la ira
- Debemos evitar decir lo primero que se nos pase por la cabeza y escuchar atentamente a la otra persona, tomándonos el tiempo que consideremos necesario para responder.
- Respira profundamente, imagina situaciones en las que te encuentras relajado y trasládate a ellas durante unos instantes para enfocar el momento desde otro punto de vista.
- Debemos detenernos y pensar, el enfado o enfadarnos con el “mundo”, no solucionará nada, sólo nos ocasionará más dificultades y repercusiones negativas.
- Pensar que la ira puede dominarnos, puede provocarnos miedo, pensad que la lógica es más fuerte que la ira, y la búsqueda de soluciones nos aportará las salidas emocionales que necesitamos.
Ante situaciones de enfado, solemos generalizar (todo o nada), este tipo de pensamientos no harán otra cosa que condicionar nuestras acciones.
Un estado emocional intenso puede ocasionar una barrera para la comunicación, no podemos extirpar las situaciones que nos enfadan de nuestras vidas, pero si podemos cambiar la forma de verlas.