Las competencias profesionales son el conjunto de habilidades, conocimientos y aptitudes que son necesarias para desempeñar un puesto de trabajo. Hace referencia igualmente al grado de utilización de esas habilidades y conocimientos en diferentes situaciones de la práctica profesional.
En función de esas competencias, los trabajadores podrán ser ubicados en una plaza con funciones o responsabilidades específicas. Se podría decir que, cada empleado tiene una competencia por la que destaca. Por tanto, la labor de las empresas es apreciar estas competencias y saber aprovecharlas para su beneficio.
Las competencias profesionales se caracterizan por:
– Comportamiento: determinado por los estudios, instrucción, conocimientos, actitudes y procedimientos. En definitiva, el proceso de aprendizaje.
– Las competencias: no se adquieren durante la formación. Se refieren al saber.
¿Cuáles son los tipos de competencias profesionales que existen?
Es necesario conocer los tipos de competencias profesionales para poder comprender qué busca el Departamento de Recursos Humanos durante un proceso de selección.
Las competencias se pueden dividir en tres grandes grupos principales:
– Competencias de base: se trata de aquellos conocimientos básicos que facilitan el acceso a un trabajo. Se pueden describir como ese “mínimo” que debe tener un candidato para acceder a un empleo. Algunos ejemplos son el dominio de una lengua, competencias básicas en herramientas TICs, etc.
– Competencias técnicas: también denominadas competencias específicas o hard skills. Se adquieren tras haber realizado una formación. Son competencias específicas que se requieren para un puesto de trabajo en concreto.
Por ejemplo, una persona que se haya formado en cocina debe conocer cómo utilizar las herramientas, técnicas de cocción, organización de una cocina, etc.
– Competencias transversales: o soft skills. Son aquellas habilidades, conocimientos y actitudes que se generalizan, es decir, se pueden poner en practicas en distintos tipos de puestos. Estas competencias permiten a un empleado diferenciarse de otros aun contando con la misma formación y experiencia. Normalmente se adquieren por el propio ejercicio de un puesto de trabajo o el desarrollo de una actividad profesional.
Lo ideal es combinar todos los tipos de competencias para poder ejercer una profesión o puesto de trabajo de forma eficaz. Igualmente es importante destacar estas competencias en el CV en caso de estar realizando un proceso de selección.
Dentro de los tipos existentes, ¿Cuáles son las más demandadas?
Antes de pararnos a analizar las competencias más demandadas por los profesionales de recursos humanos, debemos establecer la diferencia entre actitud y aptitud. Cuando hablamos de aptitud, nos referimos a la capacidad de un empleado para realizar una actividad y desempeñar un puesto de trabajo. La actitud se refiere a un rasgo de personalidad, es decir, la capacidad de una persona para reaccionar ante una situación o problema.
Una vez establecida esta diferencia, debemos resaltar que la mayoría de las competencias más demandadas y resaltadas, tienen que ver con la actitud. Esto es así porque suele ser algo más personal, mientras que la aptitud se puede adquirir o cambiar con por ejemplo un plan de formación al trabajador.
Algunas de las competencias profesionales más destacadas son:
1. Capacidad de trabajo en equipo: es la capacidad de escuchar ideas y pensamientos diferentes a los de uno mismo. Para ello se debe establecer una coordinación y un buen clima laboral.
2. Capacidad de adaptación. Es esencial ya que actualmente el contexto laboral es muy cambiante y está en continuo desarrollo.
3. Toma de decisiones: los organigramas cada vez son más planos. De esta forma, se delega más responsabilidad en los empleados, que deben ser capaces de tomar las mejores decisiones.
4. Dominio de las TIC: supone ser capaz de adaptarse a las necesidades digitales de la organización. La digitalización de procesos es una acción a la que la mayoría de las empresas se están sumando.
Cómo evaluar las competencias profesionales
La evaluación consiste en observar, calificar y medir cómo el empleado hace sus funciones principales. Todo ello basándose en los requisitos establecidos para un puesto de trabajo.
Una forma de evaluación será mediante los KPIs, también conocidos como indicadores de desempeño. Son objetivos propuestos a un empleado para desempeñar su trabajo. En este caso, evalúan el rendimiento de un profesional. Igualmente, los KPI se pueden ajustar según las competencias que se quieran evaluar.
Otra herramienta de evaluación es la Rueda de Competencias. Además de evaluar competencias, permite hacer una autoevaluación. Consiste en concentrar 8 competencias laborales más importantes en un gráfico circular. La evaluación será en una escala del 1 al 10. Una vez se haya decidido en qué nivel está cada competencia, se unirán los puntos. De esta forma tendremos una idea general de las necesidades de mejora.
Otra opción es la Evaluación 360º. Se debe definir una red de evaluadores (superior directo, colaterales, clientes, reportes directos y el propio empleado). Igualmente se deben seleccionar las competencias a evaluar y una escala de evaluación. Las evaluaciones serán anónimas y confidenciales, para que el resultado sea lo más objetivo posible.
Todos contamos con estas competencias profesionales. Sin embargo, no todos los empleados conocen el verdadero valor de estas en el ámbito profesional. Es muy importante tener claro cuáles son las que nos caracterizan. De esta forma podremos destacarlas y ampliar nuestro desarrollo profesional.
En definitiva, las competencias profesionales son una herramienta básica tanto para el candidato o trabajador como para la organización. Mejoran el CV del candidato y le facilitan el acceso a un puesto de trabajo. A su vez, y por el constante cambio que sufre el entorno, es necesario que la organización gestione estas competencias.
El Departamento de Recursos Humanos debe establecer un modelo de gestión de competencias que le permita flexibilizar la organización y hacer frente a esos cambios. De esta manera, la organización puede conocer su potencial y podrá definir mejor su modelo organizativo.