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Gestión de equipos
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¿Cómo es la gestión de equipos de un buen líder?

De manera habitual, se tiende a pensar que todo directivo es, por defecto, un líder. Esta creencia está bastante alejada de la realidad, ya que, para que una persona pueda ser consideraba líder, debe tener una serie de características y una cierta praxis. Las características que un líder posea y cómo ejerza la gestión de equipos tendrá repercusión directa sobre los resultados obtenidos. ¡Conoce más sobre cómo es la gestión de equipos de un buen líder!

El falso líder

En el panorama pasado y actual, se ha podido contar con directivos/as que hacían uso de su posición jerárquica para mandar y no para dirigir. Cuando una persona hace uso de su posición superior para ejercer el mando deja entrever falta de seguridad en sí mismo/a, en los/as miembros/as del equipo y miedo a no saber gestionar ciertas situaciones.

Cabe resaltar que no se pretende dar a entender que la organización jerárquica no sea útil o deba ser abolida del contexto laboral. Nada más lejos de la realidad: se hace necesario el papel de una persona que guíe, escuche, motive, tome decisiones y resuelva las problemáticas de sus subordinados/as. En definitiva, es necesario que todos los equipos cuenten con una persona que ejerza un buen liderazgo. Por tanto, ¿qué cualidades debe poseer una persona para ser un/a buen/a líder?

Cualidades de un buena líder

Para ser un líder no basta con la posición jerárquica en la que nos encontramos, hay una serie de características y puntos fuertes que tienen en común aquellas personas que gestionan un equipo de manera notoria y que, gracias a esas cualidades, logran un trabajo impecable de sus trabajadores/as y unos resultados muy positivos; sin olvidar que la gestión de un equipo no es una tarea sencilla. Antes de adentrarnos en este aspecto, cabe resaltar que un buen líder, además de contar con una serie de cualidades, debe aplicar un liderazgo sostenible.

Ser un ejemplo a seguir

Para comenzar, un/a buen/a líder debe ser un ejemplo a seguir para las personas miembros del equipo. ¿Te imaginas si una persona impuntual, que no cumple con los objetivos marcados y que no se implica les exige a sus subordinados/as esto mismo?  Al principio podrían intentar cumplirlo por “miedo” a la repercusión pero la realidad es que, con el tiempo, esas actuaciones no se mantendrían. La mejor forma de lograr lo que queremos en nuestro equipo es servir de propio ejemplo, cumplir con aquello que también exigimos. Si los/as trabajadores/as ven a un/a responsable que se implica y se esfuerza, ellos/as actuarán de la misma forma. Además, así se ganará el respeto de las personas a las que coordina y esto influirá indirectamente en la manera de trabajar del equipo.

Transmitir calma y seguridad

También debe ser una persona que transmita calma y seguridad, siendo humilde y respetuoso/a con el equipo. Durante el desempeño de sus funciones se encontrará con situaciones que preocuparán a su equipo, e incluso a él/ella mismo/a, por lo que es fundamental que sea capaz de calmar esa incertidumbre y pueda aportar las respuestas de las que disponga, siendo totalmente honesto/a.

Saber escuchar

Un/a buen/a líder es capaz de escuchar a su equipo de manera que todas las opiniones sean tenidas en cuenta. No considera que su visión sea la más acertada ni la única y da la posibilidad de que cada persona exprese sus ideas y, sobre todo, las valora y las tiene en cuenta. De esta forma todos/as sentirán que sus aportaciones son, al menos, valoradas, ofreciendo seguridad, optimismo y buenas sensaciones que repercutirán en su propio trabajo.

Tener una visión estratégica

Es indispensable tener una buena visión estratégica que permita el establecimiento de objetivos y el camino para lograrlos. Tiene que conocer a su equipo, saber qué se pretende alcanzar y dar pautas que guíen en el desarrollo de las funciones.

Disponer de inteligencia emocional

Por último, la inteligencia emocional resulta indispensable en un/a buen/a líder. Debe ser una persona que muestre empatía por sus trabajadores/as, que tenga una buena comunicación, que confíe en el equipo, que reconozca sus méritos y, sobre todo, que sea asertiva para comunicar, también, los puntos débiles sobre los que incidir para la consecución de los objetivos.

¿Cómo gestiona un equipo un buen líder?

La gestión de equipos no siempre es sencilla sino que a veces se pueden encontrar cuestiones triviales que la dificultan. La gestión de equipos hace referencia a las actuaciones que son llevadas a cabo con el fin de organizar de manera correcta las tareas para lograr una coordinación beneficiosa dentro del grupo y conseguir un aumento de la productividad.

De esta forma, un/a buen/a líder deberá tener unos objetivos claros y comunes pero, además, para gestionar positivamente a su equipo, deberá confiar en él y tener siempre presente la empatía de manera que se promueva el máximo rendimiento de cada uno/a de los/as integrantes del equipo pero sin descuidar el lado humano.

¿Qué beneficios aportará una buena gestión de equipos?

Ejercer un buen liderazgo y gestionar correctamente al equipo no solo será positivo para los/as trabajadores/as sino que también verá grandes beneficios para la propia empresa.

Como hemos comentado anteriormente, un buen clima de trabajo y una buena gestión del equipo conllevará un aumento en la productividad de cada uno/a de ellos/as, lo que afectará directamente al trabajo realizado para la empresa, obtenido unos mejores resultados.

Pondrá como eje central la colaboración entre los/as miembros/as. Cuando se trabaja en equipo se exploran más puntos de vista, surgen ideas diversas y se llega a un consenso con todo ello. Esto siempre resultará más beneficioso y enriquecedor que si se trabaja de manera individual, ya que se pueden considerar diversos panoramas que nos pueden ayudar a trazar nuestra línea de intervención contemplando el mayor número de posibilidades y adelantándonos a cualquier problemática.

Si las personas sienten que su trabajo es valorado y que ellas son escuchadas, se sentirán más seguras de su labor y, sobre todo, estarán más comprometidas con el trabajo realizado, asegurando la calidad del mismo.

Crear espacios de confianza, la clave

Al dar un espacio de confianza y seguridad a los/as miembros/as del equipo, explorarán facetas suyas que no conocían y se esforzarán cada día por mejorar. Esto lleva consigo el desarrollo o aumento de la creatividad, contando con perfiles flexibles que son capaces de adaptarse cualquier cambio o situación. Debido al mundo global en el que nos encontramos hoy día, estos aspectos son básicos para contar con una empresa capaz de afrontar cualquier reto y siendo, por tanto, competitiva.

Cuando se cuenta con un/a buen/a líder, los miembros del equipo tienen a permanecer en él. La estabilidad en un equipo de trabajo es fundamental para la obtención de buenos resultados y para el éxito empresarial.

Todo esto va a repercutir directamente en el clima laboral, suponiendo una mejora en el mismo y contando con todos los beneficios que tener un clima positivo suponen.

¿Qué técnicas son imprescindibles para la gestión de equipos?

Más allá de las cualidades que debe tener un líder, existen algunas técnicas que facilitan la gestión de equipos y por las que puedes dar comienzo.

La más destacable viene dada por el/la propio/a responsable. Debe ser capaz de liderar a su equipo apostando por una posición horizontal, donde todos/as tengan espacio y protagonismo, delegando responsabilidades entre los/as miembros/as del equipo e incentivándolos a hacer sus tareas de la mejor forma posible. Además, hay que lograr cohesión en el equipo a través del reparto de tareas que implique a más de uno/a de los/as miembros/as y dinámicas de grupo que les ayuden a conocerse y conectar más allá de lo laboral.

Es necesario partir de la motivación, es decir, reconocer al equipo el trabajo que se está haciendo y cuáles serán los resultados para lograr que estén comprometidos/as con ellos.

Enfrentar el conflicto es fundamental para la buena gestión de un equipo, ya que este es inherente al ser humano y obviarlo solo generaría malestar entre los/as miembros/as. En este punto resulta de vital importancia la aplicación de una escucha activa, comunicación asertiva y una capacidad alta de resolución de conflictos.

Si conocemos qué cualidades pueden ayudarnos a ser buenos/as líderes, ¿por qué no trabajamos en ellas?

A modo de conclusión, podemos extraer que toda persona puede estar preparada para ser directivo/a pero no todas tendrán la capacidad de ser unos/as buenos/as líderes.

El hecho de que un equipo trabaje de manera cohesionada, siendo productivo y obteniendo buenos resultados va a depender, en su mayoría, del papel que realice el/la líder, así como de las cualidades que éste/a posea.

Si conocemos qué cualidades pueden ayudarnos a ser buenos/as líderes, ¿por qué no trabajamos en ellas? Es posible que no todas estén innatas en nosotros/as pero sí podemos estrenarlas y mejorarlas de manera progresiva, de forma que logremos ser los/as líderes que desearíamos haber tenido. ¡Conoce nuestro Máster en Liderazgo y gestión de equipos!

Categorizado en: Orientación Laboral

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