De becario a empleado. ¿Qué hacer para conseguir la contratación en práctica?
Viridiana López Rodríguez
La realización de prácticas profesionales en el papel de becario son en definitiva un factor importante de empleabilidad, ya que permite adquirir conocimientos y habilidades, que de forma teórica sería muy difícil o imposible.
Las empresas suelen valerse de programas de prácticas para evaluar candidatos con talento, y que en un momento determinado se podrían contratar como empleados. Las prácticas son un medio perfecto para adentrarse en una empresa, ya que los procesos de selección suelen ser más sencillos en muchos de los casos; la permanencia en la empresa y la formalización del puesto como futuro empleado depende de las cualidades que demuestre el becario dentro.
¿Qué competencias de un becario son decisivas para su contratación?
Las empresas saben que los becarios son personas que no siempre tienen experiencia laboral previa, por tanto en muchos de los casos es irrelevante tratar de demostrar este punto. Existen una serie de competencias mucho más importantes y decisivas que pueden convencer a la empresa de que dicho becario suma valor suficiente para optar por su contratación laboral una vez finalizadas las prácticas.
- Creatividad: La RAE define la creatividad como “la facultad de crear”. Muchas veces se asocia la creatividad solo con puestos relacionados con el diseño y las artes sin considerar que inclusive titulaciones jurídicas y económicas pueden valerse de la creatividad para buscar nuevas y mejores formas de hacer el trabajo.
- Iniciativa: El ir un paso más allá de lo que se solicita, el proponer cosas, el realizar actividades de forma proactiva, el interesarse por funciones adicionales a las que se deben realizar por convenio firmado. La iniciativa definitivamente es una de las cosas que más puede ayudar a destacar en una empresa y que hace que los gerentes se fijen en una persona específica.
- Capacidad de aprendizaje: Como hemos comentado, las empresas saben que los becarios no tienen en la mayoría de los casos una amplia experiencia laboral, por lo que más que evaluar ésta, se detecta quiénes tienen facilidad de aprendizaje y buena disposición para ello.
- Personas resolutivas: No esperar siempre que se les esté aconsejando y resolviendo problemas, creyendo sobre todo porque “soy un becario y eso no me corresponde”. No hablamos de irrumpir en decisiones directivas pero sí de tomar decisiones en lo que corresponde a su ámbito y con las que puede evitar problemáticas futuras. ¡No lleves problemas, lleva soluciones!
- Flexibilidad y polivalencia laboral: El poder ocupar distintos puestos y desarrollar distintas tareas a lo largo de las prácticas amplía las posibilidades de futura contratación ya que se puede adaptar la persona en distintas posiciones para cumplir con necesidades específicas del servicio de la empresa.
- Puntualidad y responsabilidad: Aunque para la generación de los Millennials, que son la mayoría de personas realizando prácticas en la actualidad, la imposición de un horario laboral representa un factor de opresión y desmotivación, las empresas valoran mucho más a un candidato que cumple con los lineamientos internos de conducta y responsabilidades (aunque cada vez dichos lineamientos se vuelven más flexibles). Las personas que se alinean con su filosofía, creencias y valores son las que perdurarán en la organización. La puntualidad no solo se determina por la hora de entrada y salida, sino que se determina con el cumplimiento de objetivos en tiempo y forma.
Los conocimientos técnicos importan, es importante demostrar que se sabe hacer lo que se menciona en su Curriculum Vitae. Sin embargo otro factor determinante en la contratación es la Actitud. Mostrar siempre una buena disposición de hacer las cosas, no olvidar nunca la amabilidad y educación, y sobre todo, no dejar nunca de lado la profesionalidad. En el mundo empresarial se quieren ver profesionales, y como tales se van a tratar en su estadía en la organización.
¿Y si no se da la contratación al finalizar las prácticas?
No siempre se consigue hacerse de un contrato laboral cuando se termina el periodo de prácticas, en ocasiones porque no se demostraron las cualidades requeridas por parte del candidato, y en otras situaciones porque la empresa simplemente no logró encontrar una posición donde la persona pudiera aportar valor. No se deben desanimar y aminorar su energía por el hecho de no conseguir la contratación, por muy duro que a veces sea la realidad, se debe intentar sacar siempre el lado positivo del tiempo que se dedicó a las prácticas.
- Las prácticas laborales suman experiencia real y valiosa al Currículum.
- Se pueden conseguir recomendaciones por parte de la empresa, útiles para futuros procesos de selección.
- Se comienza a crear una reputación laboral.
- Sirve también para comenzar a hacer networking (o su propia red de contactos).
No se deben ver las prácticas como una pérdida de tiempo, más bien como una parte importante de su propia formación y una forma útil de adquirir experiencia profesional.
Recuerda: «Creatividad, iniciativa y capacidad de aprendizaje son algunas de las competencias que más se valoran en un becario y que posteriormente ayudará a su contratación en la empresa.»