Dentro de los principios del derecho penal se encuentra el llamado in dubio pro reo que representa de necesidad de tener la seguridad de la culpabilidad de una persona.
Y es que, como de su concepto se puede deducir, este principio es una de las garantías más importantes dentro de nuestro sistema judicial, especialmente en los procesos penales porque apuesta por favorecer y declarar inocente a una persona acusada de un delito, si hay dudas razonables sobre su implicación.
Viene de los romanos…
El principio in dubio pro reo tienen sus inicios en el Derecho Romano y, es tan importante, que se ha consolidado en las legislaciones hasta la actualidad, buscando ese equilibrio entre el poder judicial y los derechos de la propia persona acusada en caso de dudas sobre su culpabilidad.
El principio de presunción de inocencia
A diferencia del principio de presunción de inocencia que es un derecho fundamental recogido en nuestra Constitución, en el artículo 24.2, por el cual alguien no puede ser declarado culpable mientras no se demuestre que lo es.
Y que se consagra en otros textos legales como en la de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 11, que deja claro que “toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”.
O en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, artículo 6, al indicar que “toda persona acusada de una infracción se presume inocente hasta que su culpabilidad haya sido legalmente declarada”.
¿Qué dice el Tribunal Supremo?
A modo de ejemplo se puede citar aquí las Sentencias del Tribunal Supremo, nº 70/98, de 26 de enero o la nº 699/2000, de 12 de abril:
“Desde la perspectiva constitucional la diferencia entre presunción de inocencia y la regla » in dubio pro reo» resulta necesaria en la medida que la presunción de inocencia ha sido configurada por el art. 24.2 como garantía procesal del imputado y derecho fundamental del ciudadano protegido por la vía de amparo, lo que no ocurre con la regla » in dubio pro reo», condición o exigencia «subjetiva» del convencimiento del órgano judicial en la valoración de la prueba inculpatoria existente aportada al proceso.
Este principio sólo entra en juego, cuando efectivamente, practicada la prueba, ésta no ha desvirtuado la presunción de inocencia, pertenece a las facultades valorativas del juzgador de instancia, no constituye precepto constitucional y su excepcional invocación casacional sólo es admisible cuando resulta vulnerado su aspecto normativo, es decir «en la medida en laque esté acreditado que el tribunal ha condenado a pesar de la duda”.
El principio in dubio pro reo es básicamente un principio jurisdiccional penal, por lo que solo se aplica cuando las personas del Juez o Tribunal tienen dudas sobre la culpabilidad de la persona acusada tras haber revisado las pruebas.
¡Hay que demostrar la culpabilidad!
No basta con señalar a una persona por parte del Ministerio Fiscal, la acusación particular o la popular, sino que hay que demostrar, mediante las pruebas que se tengan, que una persona acusada es culpable sin ninguna duda.
Por lo que, como se puede ver, el principio in dubio pro reo encuentra su base en el ya comentado principio de inocencia porque “toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario”.
En resumen, que si el Juez, los Magistrados o el Jurado tienen dudas sobre la culpabilidad de una persona, tienen que declararla NO CULPABLE.
Pero ¡OJO! no es la única consecuencia de aplicar este principio, es decir, que no tiene por qué conllevar siempre la absolución, pero sí rebaja de la condena por, por ejemplo, tener dudas entre si ha habido asesinato u homicidio.
¿Y quién puede instar este principio?
Pues solamente pueden hacerlo la/s persona/as que deben juzgar, en otras palabras, que las partes no pueden instarlo. De hecho, es que no se puede aplicar en la valoración de la prueba porque así lo establece la jurisprudencia.
Lo que sí está claro es que tanto la presunción de inocencia como el principio de in dubio pro reo son fundamentales para evitar posibles errores judiciales y que el juicio sea justo.
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