A partir de este curso 2014-2015 se empieza a impartir en la comunidad de Madrid la asignatura de «Programación y Comunicaciones» de forma obligatoria en primero y segundo de la ESO.
Según Ignacio González, presidente de la comunidad madrileña, «el objetivo de esta materia es conseguir que los estudiantes aprovechen la tecnología», que para ellos «es natural» ya que forma parte «de su propio entorno», y que no sólo sepan utilizarla como una herramienta de su día a día, sino que sean capaces de crear sus propias páginas web o aplicaciones informáticas para móviles».
Según varios estudios, en los próximos 3 años la industria digital creará casi 300.000 puestos de trabajo, por tanto según González «Es un instrumento que cada día va a estar más presente en las cualificaciones que se van a requerir«. Aparentemente esta es una asignatura con un enfoque absolutamente tecnológico, incluso demasiado orientado a un área muy concreta de la informática que es precisamente el desarrollo de aplicaciones.
Ahora bien los que en algún momento hemos tenido la oportunidad de programar con más o menos intensidad, sabemos perfectamente que lo que ante todo se desarrolla en el aprendizaje de esta materia, es la lógica y el desarrollo del razonamiento.
En la base del aprendizaje de la programación está el aprendizaje de la creación de algoritmos. La propia definición de algoritmo ya nos indica por dónde van los tiros:
» Un algoritmo, es un conjunto prescrito de instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas que permite realizar una actividad mediante pasos sucesivos que no generen dudas a quien deba realizar dicha actividad…..» ( ver más en wikipedia).
Es decir, no se trata de dar unos conocimientos técnicos a nivel de usuario, como hasta ahora se venía haciendo, enseñando a los alumnos con más o menos diligencia el uso de ciertas tecnologías como los navegadores, el word o el EXCEL, no.
Se trata de dar un conocimiento tecnológico mucho más profundo, ya que para poder programar hay que conocer la complejidad de los sistemas que intentamos controlar. Bajo mi punto de vista, lo más importante es que va a permitir desarrollar ciertas capacidades a los jóvenes en cuanto al razonamiento y la lógica. No a través de aburridas matemáticas, sino a través de unas herramientas tecnológicas que ellos entienden y que además puede que en un futuro muy cercano, esos conocimientos les abran las puertas del mundo laboral.
Otro aspecto que sin duda hay que tener en cuenta en relación a la programación, es que se va a desarrollar la creatividad. Los alumnos no van a ser usuarios de herramientas ya hechas, sino que van a tener la oportunidad de hacerse las suyas propias. Un tal Steve Jobs aseguró mas de una vez «programar te ayuda a pensar».
Sin duda el resultado será mucho más importante que el mero hecho de que los jóvenes aprendan a programar, creo que se conseguirán mejoras en otras asignaturas y en otras áreas de la vida. Como ya he comentado anteriormente, si además conseguimos mejorar el nivel tecnológico de los jóvenes de modo que sean mas competitivos, tanto aquí como en el extranjero, se habrán matado varios pájaros de un sólo tiro.
Esta es la parte buena de esta iniciativa. La mala la de siempre, ¿existe realmente un profesorado suficientemente preparado y formado para impartir estos conocimientos? ¿Se van a dotar de los medios tecnológicos necesarios para poner en práctica todas los conocimientos que se vayan adquiriendo?
En un par de años tendremos los primeros resultados. Entonces sí podremos juzgar.