El concepto de deepfake nació hace unos años fruto de la unión de las tecnologías de aprendizaje profundo (redes neuronales concretamente) y la palabra fake (falso, en español). En esta entrada te vamos a contar qué son los deepfakes y algunas pautas para no caer en ellos.
Pero antes de explicar qué es este nuevo término y cómo nos afecta hagamos un breve repaso por la historia de las redes neuronales.
Breve historia de las redes neuronales
Desde la antigüedad, el funcionamiento del cerebro y el pensamiento humano ha sido objeto de estudio y ya grandes pensadores como Platón, Aristóteles o Descartes intentaron desentrañar sus misterios.
Con el paso del tiempo, se han realizado grandes avances que han ido arrojando luz a ese vacío de oscuridad que es nuestro cerebro. Pero no es hasta los años 40 cuando se formula matemáticamente, por primera vez, el funcionamiento de una neurona humana. Gracias a este trabajo y a la evolución de la tecnología, en las décadas venideras se formularían e implementarían neuronas más complejas y redes neuronales de múltiples neuronas. Debido a la alta complejidad de estos sistemas y a la poca capacidad computacional que se poseía, muchos de estos trabajos se quedaron en el plano teórico ya que era imposible implementarlos en las computadoras de la época.
Pero es a partir de 2010 cuando el mundo de las redes neuronales explota gracias a la evolución tecnológica que supuso el poder utilizar las GPU para realizar los costosos cómputos que precisan dichos algoritmos.
Esta explosión continua a día de hoy y ha permitido avances tecnológicos hasta la fecha impensables, entre ellos la conducción autónoma, robots inteligentes y generación de rostros humanos. Es con esto último con lo que empiezan a surgir los primeros deepfakes.
Qué son los deepfakes
Cuando hablamos de “deepfake” nos referimos a la técnica por la cual, mediante redes neuronales artificiales, se generan vídeos falsos ultra realistas con diferentes fines.
Esto es posible gracias a las Redes Generativas Antagónicas (GAN por sus siglas en inglés), un tipo de red capaz de generar o reconstruir imágenes. Desde generar modelos tridimensionales a partir de planos en dos dimensiones hasta crear de la nada rostros de humanos que en realidad no existen.
Ninguna de estas personas es real.
Inicialmente, estas redes únicamente podían crear imágenes estáticas, pero a partir de 2018 y gracias a los continuos avances en este campo, empezaron a aparecer los primeros vídeos donde se hacía uso de esta técnica.
Los peligros de los deepfakes
Gracias a la facilidad con la que se puede acceder a esta tecnología, han aparecido múltiples imágenes y vídeos deepfake que tienen como objetivo la propagación de noticias e información falsas.
Por ejemplo, han sido ampliamente utilizados con fines políticos, creando vídeos realistas de grandes líderes mundiales como Barack Obama, Donald Trump o Vladimir Putin transmitiendo mensajes falsos con el fin de engañar a la población.
Este tipo de vídeos e imágenes de gran realismo han elevado las “fake news” a un nuevo nivel, siendo cada vez más difícil el distinguir la realidad de la ficción en la sociedad de la sobreinformación en la que vivimos.
Pero no todo iban a ser malas noticias en lo que a esta nueva era de “falsificaciones” se refiere. Por ejemplo, esta tecnología está suponiendo una revolución en el mundo del cine, ya que gracias a ella es posible resucitar a grandes actores que ya no se encuentran entre nosotros. En este campo Disney lidera el avance y podemos ver cómo traen de vuelta a la princesa Leia (interpretada por la ya difunta Carrie Fisher) en su película “Rogue One: una historia de Star Wars”.
Cómo detectar estos engaños
A día de hoy nos llegan decenas de noticias a nuestros ordenadores y móviles, muchas de ellas con el único objetivo de engañarnos y alimentarnos información falsa. Conforme avanza la tecnología, cada vez es más complicado separar la realidad de la ficción, pero hay una serie de detalles en los que podemos fijarnos para detectar estos deepfakes.
A la hora de "cazar" uno de estos deepfakes, debemos fijarnos en los detalles ya que serán los que marquen la diferencia:
- Prestar atención a la unión del rostro con el cuello. A pesar de que los algoritmos actuales son muy precisos intercambiando el rostro, esta unión sigue siendo un punto flaco.
- Comprobar la sincronización del sonido con los labios.
- Al igual que con la unión del rostro con el cuello, la boca y su interior sigue siendo uno de los puntos flacos de estas técnicas.
Pero la mejor herramienta contra este tipo de contenido falso es la información y nuestro criterio propio. Ante la duda siempre deberemos acudir a la fuente, estudiarla y compararla con otras noticias para asegurarnos de su veracidad. La (buena) información es nuestra mejor arma en este mar de desinformación.