Por trastornos DIS, comprendemos los diferentes problemas específicos de lenguaje y del aprendizaje, entre los que podemos encontrar la dislexia (dificultad para leer), la disgrafía (dificultad para escribir), la disortografía (dificultades ortográficas), la disfasia (dificultades para hablar), la discalculia (dificultades para contar) y la dispraxia (trastorno en la coordinación del movimiento). La dislexia en el aula de ELE puede ser, no obstante, el más frecuente, ya que puede llegar a afectar a uno de cada diez niños y niñas. Generalmente, se diagnóstica en edad infantil, cuando el niño/a está todavía en proceso de aprendizaje de la lectura y escritura, aunque sigue evolucionando y manifestándose también en la edad adulta.
¿Cómo se manifiesta la dislexia en el aula de ELE?
Debemos tener en cuenta que existen varios tipos de dislexia, aunque; por norma general, algunos de los problemas específicos que podemos detectar en el aula son los siguientes:
- Dificultad de reconocimiento visual, especial para reconocer letras en espejo (p/q, d/b...).
- Problemas para transformar los grupos de letras en sonidos.
- Dificultades para identificar las palabras que no se escriben como se pronuncian.
- Visión de las palabras pegadas.
- Inversión de las letras de las palabras.
- Gran fatiga visual.
Sin embargo, estos problemas pueden ir más allá. Encontramos alumnos/as que son incapaces de organizar un texto, de tomar notas, de escribir de manera comprensible, de reconocer ruidos de fondo, de coordinarse, de orientarse en el espacio y el tiempo, de diferenciar sonidos parecidos, de recordar una fecha o de memorizar un número de teléfono. Por consiguiente, estos niños y niñas van a necesitar algunas adaptaciones en el aula de idiomas para facilitar su aprendizaje.
Organización del entorno
Si tenemos en cuenta que estos alumnos y alumnas tienen dificultades específicas para leer y acaban padeciendo gran fatiga visual, podemos tratar de minimizar las distracciones visuales y auditivas en clase. De este modo, les será posible navegar por el espacio con mayor facilidad. Por ejemplo, vamos a evitar colocar carteles para no perturbarlos. Otra adaptación posible consiste en ofrecerles tiempo adicional para terminar los ejercicios o fomentar el uso del ordenador en el aula. El ordenador es una herramienta muy práctica para el reconocimiento vocal y, además, utilizar el teclado para escribir es mucho más cómodo y sencillo.
Es más, estas recomendaciones no solamente benefician a los estudiantes con dislexia en el aula de ELE, sino que también pueden mejorar el ambiente de aprendizaje para todos los alumnos/as que estudian el español como lengua extranjera, haciéndolo más inclusivo y accesible. Por ejemplo, un entorno con menos distracciones visuales y auditivas puede ayudar a todos los estudiantes a concentrarse mejor y la disponibilidad de recursos, como el ordenador, pueden servir de apoyo adicional para quienes lo necesiten.
Adaptaciones para estudiantes con dislexia en el aula de ELE
Asimismo, existen otras adaptaciones que los profesores pueden utilizar para alumnos/as con dislexia en el aula de ELE, tales como:
- Formular una sola instrucción y en voz alta.
- Valorar la expresión oral.
- Separar bien los diferentes ejercicios (un solo ejercicio por página).
- No penalizar la ortografía.
- Limitar la doble tarea y la cantidad para permitir la calidad.
- Permitir el acceso a los apuntes del curso.
Al presentar las consignas, también es recomendable utilizar soportes claros y espaciosos. Es aconsejable resaltar las palabras clave, separar bien los párrafos y usar fuentes adecuadas, como Arial en tamaño 12 o 14 o un interlineado de 1.25 o 1.5, además de líneas o sílabas de diferentes colores.
En el aula de ELE, es inevitable que trabajemos la expresión escrita, ya que al final forma parte de las destrezas que todo alumno/a en lengua extranjera debe practicar para aprender a comunicar. Ahora bien, si tenemos la posibilidad de favorecer las evaluaciones y ejercicios orales, pueden ser útiles para reducir la carga de lectura y escritura que puede resultar agotadora.
Además, es importante recordar que estas adaptaciones no solo benefician a los estudiantes con dificultades específicas, sino que también pueden mejorar el ambiente de aprendizaje para todos los alumnos, haciéndolo más inclusivo y accesible. Por ejemplo, un entorno con menos distracciones visuales y auditivas puede ayudar a todos los estudiantes a concentrarse mejor. Por otro lado, la disponibilidad de recursos, como los apuntes del curso, puede servir de apoyo adicional para quienes necesitan revisar el material a su propio ritmo.
Conciencia y sensibilización: claves para un aula inclusiva
Es crucial que tanto los/las docentes, como el alumnado, sean conscientes de la existencia de diferentes problemas específicos del lenguaje y del aprendizaje. Fomentar una cultura de comprensión y empatía en el aula puede ayudar a reducir el estigma asociado con estas dificultades, promoviendo un ambiente de apoyo mutuo. La formación específica para los docentes en cuanto a la identificación y manejo de estos trastornos también es esencial para aplicar las adaptaciones adecuadas.
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