¿Sabías que hubo un rey inglés que tuvo seis esposas, de las cuales dos fueron decapitadas? ¿Y que este rey fundó la iglesia anglicana? A lo largo de los artículos de la sección idiomas hemos ido viendo trucos de pronunciación con películas o libros con los que aprender inglés. Pero, ¿conocemos realmente la historia del país anglófono? En este artículo trataremos una parte importante de la historia de Inglaterra: la dinastía Tudor, o más concretamente, el reinado de Enrique VIII.
Enrique VIII, Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda
Enrique VIII fue rey de Inglaterra y señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte, el 28 de enero de 1547. Fue el segundo monarca de la casa Tudor (casa que gobernó en Inglaterra desde 1485 hasta 1603). Ha pasado a ser recordado históricamente por sus seis matrimonios y la decapitación de dos de sus mujeres, aunque hubo reformas y hechos muy importantes que pasaremos a explicar más adelante.
Seis matrimonios y dos decapitaciones
Su primera esposa fue la española Catalina de Aragón, hija menor de los Reyes Católicos y viuda del hermano de Enrique, el príncipe Arturo de Gales. Enrique VII, padre de Enrique VIII, quería sellar una alianza con España, por lo que ofreció a Enrique VIII en matrimonio tras la muerte de su primogénito.
De este matrimonio celebrado en 1509, se engendraron varios niños que murieron al poco tiempo de nacer o terminaron en aborto (se han documentado hasta 6 embarazos). Solo uno de estos niños sobrevivió: María, que posteriormente se convertiría en María I de Inglaterra.
Al ver que Catalina se hacía mayor y no le daba un hijo varón y, por lo tanto, heredero al trono, Enrique decidió declarar el matrimonio nulo. Creyó que, al haber estado casada con su difunto hermano, el matrimonio estaba maldito y era por eso que no engendraban varón. Pero la realidad era que, entre los muros de palacio, Enrique había encontrado una posible futura reina que le diera ese hijo que tanto deseaba: Ana Bolena.
Enrique apeló a la Santa Sede para que el matrimonio con Catalina fuese declarado nulo. El papa Clemente VII (prisionero de Carlos V, sobrino de Catalina) le otorgó la dispensa, pero no estuvo de acuerdo en la declaración de nulidad del matrimonio. El tiempo jugaba en contra de Enrique, quien quería acostarse con Ana; pero esta se negaba a ello sin antes estar casados ante el miedo de que su hijo pudiera ser considerado bastardo o ilegítimo.
La Reforma Anglicana
Al ver que la iglesia católica no era favorable a sus deseos, Enrique VIII, aunque católico, se convirtió en el Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra para anular así su matrimonio. A este momento histórico se le conoce como la Reforma Inglesa o anglicana, y se produjo en el 1534. Cuando el Parlamento, sin tener en cuenta las decisiones del Papa, aprobó el matrimonio entre Enrique y Ana, María fue declarada ilegítima.
Del matrimonio de Enrique con Ana Bolena, celebrado en 1533, también se derivaron varios embarazos, pero todos terminaban en aborto. De nuevo, solo sobrevivió una niña: Isabel, que posteriormente se convertiría en Isabel I de Inglaterra.
Una vez más, una mujer era incapaz de darle un hijo varón a Enrique VIII (o eso pensaba él, aunque de eso ya hablaremos más adelante). Ante este hecho, Enrique comenzó a prestar atención a otra doncella, Juana Seymour. Entre todo esto, Enrique mandó arrestar a Ana bajo cargos de brujería, adulterio, incesto con su hermano Jorge Bolena, injurias y traición (cargos que, posteriormente, se demostraron falsos). Se condenó a Ana y a su hermano a decapitación. Se cuenta que Ana estuvo muy tranquila el día que fue decapitada, y que lo hicieron con una espada de plata (en lugar de un hacha, como al resto de presos) en la Torre de Londres. Tras este hecho, también Isabel fue considerada ilegítima.
La legítima mujer de Enrique VIII
A los pocos días de la ejecución de Ana, Enrique se casó con Juana Seymour, la que él siempre consideró su legítima mujer. El matrimonio dio a luz por fin a un hijo varón en 1537, Eduardo, que se convertiría en el futuro en Eduardo VI. Doce días después, Juana murió por las complicaciones del posparto. A su funeral acudió su hijastra María.
Después de la muerte de Juana, Enrique, queriendo una alianza con Alemania, decidió desposar a Ana de Cléveris en enero de 1540. No obstante, Enrique no se sentía atraído por Ana, aunque no quería romper el matrimonio de forma violenta o injusta. Se pidió a Ana que firmase la nulidad. Ella estuvo de acuerdo, y se anuló su matrimonio en julio de 1540, alegando que no se había llegado a consumar. Ambos se convirtieron en buenos amigos.
Una de las damas de compañía de Ana, Catalina Howard (prima de Ana Bolena) captó la atención de Enrique. Días después de la anulación, se casaron. No obstante, en 1541 las evidencias de la infidelidad de Catalina fueron tan evidentes que Enrique no pudo seguir negándolas. Fue acusada de adulterio y en 1542 fue decapitada.
Antígeno sanguíneo Kell positivo
Finalmente, en 1543 se casó con la última de sus esposas, Catalina Parr. Ella fue la responsable de la reconciliación de Enrique con sus dos hijas, tuvo buena relación con el príncipe Eduardo. Enrique murió en 1547 y, tras eso, Catalina fue tratada, tal y como él mismo pidió, como una auténtica reina. Ella se casó con su antiguo amante, Thomas Seymour, del que quedó embarazada con 35 años; aunque la niña que tuvieron no sobrevivió demasiados años y Catalina murió días después del parto.
Esta fue la única mujer que le sobrevivió. Enrique murió en 1547 obeso y sifilítico. Le sucedió su hijo Eduardo, que solo tenía 9 años. Fue sepultado al lado de su tercera esposa, Juana Seymour.
En 2011 se descubrió que Enrique tenía el antígeno sanguíneo Kell positivo, que ocasionaba abortos en mujeres con antígeno Kell negativo. Este es el motivo por el cual, de todos los embarazos de las diferentes mujeres de Enrique, solo sobrevivieron 3 hijos.
Curiosidades
El reinado de Enrique VIII ha dejado una larga lista de esposas, decapitaciones y ejecuciones, pero también podemos extraer algunas curiosidades de él:
-Enrique VIII era hipocondríaco y se auto medicaba.
-Sus últimas palabras pueden haber sido “¡monjes, monjes, monjes!”.
-Fue un empedernido apostador y jugador de dados.
-Tuvo 6 mujeres, pero muchas más amantes.
-Antes de casarse con Ana Bolena, había sido amante de su hermana, María Bolena.
-Se dice que el fantasma de Ana Bolena sigue rondando la Torre de Londres.
Comentarios
excelente tu informe siempre me gusto la historia de Enrique…pero tengo entendido que al morir lo hizo como…catolico! parece temia la condenacion eterna…por las dudas dijeron saludos desde Buenos Aires