Una noche de verano, hace más de cien años, tuvo lugar un acontecimiento trascendental en la historia de Rusia. La dinastía Romanov sufrió un trágico final ante un pelotón de fusilamiento bolchevique en la casa de un comerciante. El zar Nicolás II fue asesinado junto a su esposa Alejandra y a sus cinco hijos, poniendo fin a una dinastía que se mantuvo en el poder durante más de 300 años.
La dinastía Romanov
La dinastía Romanov estuvo al frente del poder en Rusia durante 305 años. Se trata de una dinastía noble procedente de Lituania, y cuyo nombre deriva de uno de sus ancestros, Roman Yurev. En el siglo XIV se establecieron en Moscú y fueron progresivamente ganando influencia en la corte. Los líderes Romanov han sido catalogados de excéntricos, crueles y ambiciosos, derivando su poder de una alianza forjada entre la corona, la aristocracia y el ejército. Un total de veinte soberanos se hicieron con el trono durante los tres siglos de poder, de los que especialmente destacaron dos figuras: Pedro I y Catalina II.
Pedro I, apodado "el Grande", centró su reinado en la consecución de dos logros: la modernización del país hacia una política más Europea y la expansión de sus fronteras, lo que llevó a la creación de su gran capital, San Petersburgo, en 1725.
Por su parte, Catalina II logró ascender al poder como emperatriz y continuar con el legado de Pedro I. A su reinado se atribuye una enorme expansión territorial hacia el sur y el oeste del país. Su política occidentalizadora muy al estilo de Pedro I supuso que Rusia se convirtiera en una verdadera potencia en el siglo XIX.
Pese a los enormes avances proliferados por ambos monarcas, Rusia se veía sumida en una profunda crisis social. Se trataba de un país eminentemente rural, organizado con base en la más absoluta desigualdad. Se distinguían dos clases sociales bien marcadas: la nobleza y el pueblo llano. En Rusia, la clase media era prácticamente inexistente. La economía rusa, eminentemente agraria, presentaba grandes desajustes e inequidades que terminaron por debilitar su estructura.
Nicolás II, un zar poco beligerante
El zar es descrito como un hombre "limitado y falto de imaginación", actitud que le llevó a gozar de pocos éxitos en materia militar. En 1905 fue derrotado contra Japón en detrimento del prestigio del imperio ruso. Ese mismo año, el zar terminó accediendo a la creación de la Duma tras una revuelta interna. En un intento de aferrarse a su propio poder político, Nicolás II tomó la decisión de acortar los poderes de la cámara. Sin embargo, la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, fue el acontecimiento que más acrecentó su impopularidad ante el pueblo, quienes llegaron incluso a apodarlo "el Sanguinario".
Nicolás II contrajo matrimonio con la emperatriz Alejandra, de origen alemán, tremendamente impopular y enemiga de cualquier reforma favorable al pueblo. Aun así, la familia Romanov estaba muy unida, algo que no era habitual en una sociedad en la que la conveniencia dinástica estaba a la orden del día. Un año antes de la revolución habían asesinado a Rasputín, quien ejerció una poderosa influencia sobre la familia, especialmente sobre la emperatriz.
El estallido de la Revolución y el papel de los Romanov
Previamente, la Revolución Rusa estalló tras las graves pérdidas que sufrió ejército del zar en la llamada "Gran Guerra". La población se encontraba desabastecida y no había más que miseria en las calles, algo que contrastaba notoriamente con opulencia y el boato de la familia imperial en la corte de su Palacio de Invierno en San Petersburgo. La falta de oportunidades y los escasos recursos minaban a millones de personas, que sentían la explotación como única moneda de cambio. Para afrontar los costes de la contienda, el pueblo vio recaer más impuestos sin obtener nada a cambio. Esta situación tan precaria terminó siendo el caldo de cultivo para una revolución popular que estalla en San Petersburgo en febrero de 1917 (en febrero, según el calendario juliano; en marzo, según el calendario gregoriano) y que terminó extendiéndose por todo el país.
El zar, consciente del sufrimiento de la población rusa ante los conflictos
bélicos acontecidos, debía demostrar que estaba al lado de su pueblo, por lo que decidió ponerse al mando de las tropas como comandante jefe del ejército. Mientras tanto, las zarinas Tatiana y Olga prestaron servicios de enfermería en su ciudad. Sin embargo, la mecha de la revolución ya había prendido en un contexto en el que las continuas derrotas militares no paraban de acrecentar el proceso antiimperialista.
La Revolución de Octubre y fin de la dinastía Romanov
Lenin, a la cabeza de la revolución, sabía que aún quedaban facciones leales al zar, lo que suponía una traba al triunfo definitivo de los bolcheviques. Por temor a que los prozaristas (los denominados blancos) se impusiesen por las armas contra los llamados soviets de la revolución, las milicias soviéticas obligaron a Nicolás II a presentar su abdicación. El Rey Jorge de Inglaterra, primo del zar ruso, le denegó el asilo a este ante la presión de los laboristas en el Parlamento de Inglaterra. La familia real termina siendo enviada cerca de San Petersburgo primero, y a Siberia después, para ser trasladados finalmente al lugar donde perderían la vida meses más tarde; una mansión situada en los Montes Urales. Frente a doce voluntarios armados con fusiles y bayonetas, los Romanov perecieron en el sótano de la casa junto a cuatro de sus sirvientes.
Poco después de que los bolcheviques anunciasen la muerte del zar, indicaron que el resto de los miembros reales seguían vivos y se encontraban en un lugar seguro. No obstante, las muertes fueron confirmadas oficialmente en el año 1926, negándose las autoridades soviéticas a asumir su responsabilidad en la ejecución. Con desaparición de la dinastía Romanov, la monarquía rusa se extinguió para siempre.
Los Romanov en la actualidad: ¿queda algún descendiente?
Durante la época en la que se fusiló a los Romanov, algunos de sus familiares consiguieron escapar a la ofensiva bolchevique. Entre los sobrevivientes de la dinastía Romanov, podemos mencionar a Maria Vladimirovna, la madre del Zar Nicolas II, sus hijas Xenia y Olga y sendos maridos. De los 53 miembros Romanov que vivían en 1917, se estima que para 1920 solo quedaban vivos 35.
La descendiente más conocida de los Romanov en la actualidad es Maria Vladimirovna, que se considera la legítima sucesora del trono ruso y se autoproclama como Emperatriz de Toda Rusia. Su padre, Vladímir Kirillovich, nació exiliado en Finlandia en 1917. Su hija, María Vladimirovna, nació en la España franquista en 1953 y reside actualmente en Madrid. En 1981 esta tuvo un hijo, Jorge Mijailovich Romanov, por lo que la línea sucesoria de los Romanov sigue vigente.