Cada vez más autores especializados en la materia, apuntan a que en un futuro próximo, solo las empresas responsables y sostenibles serán capaces de sobrevivir en el entorno económico que se vislumbra.
En este sentido, hace unas pocas semanas, los C.E.O. de las 200 mayores empresas de E.E.U.U., agrupados en la llamada Business Roundtable, suscribieron un manifiesto. Algunos analistas han adelantado que se trata de la piedra fundacional del nuevo modelo capitalista.
En esencia este manifiesto, asume los postulados básicos sobre los que se fundamenta la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). El principal de ellos es que el propósito de una empresa, no solo debe ser maximizar el valor que genera para sus accionistas. El objetivo sería maximizar el valor para el conjunto de sus “grupos de interés”. En RSC, se considera como grupos de interés (stakeholders), no solo a los accionistas, sino también a trabajadores, clientes, proveedores y en definitiva al conjunto de la sociedad, en la que se enmarca la empresa.
El Interés Renovado por la RSC
En la última década y tras unos años de cierto estancamiento, es innegable que se ha producido en el mundo empresarial una renovación generalizada en el interés por la RSC. La sociedad en su conjunto ha cambiado en estos últimos años y el mundo empresarial en consecuencia, también. La idea de que las empresas, no solo deben buscar su propio beneficio a toda costa, sino que además deben hacerlo pensando también en los beneficios que aportan a la sociedad, tal vez no sea aún mayoritaria, pero si es una tendencia consolidada y cada vez más extendida.
Independientemente de las particularidades de cada organización y del modelo específico que adopte, desde la RSC se considera que hay una serie de fundamentos sobre los que se asienta el nuevo modelo de empresa responsable y sostenible.
Estos fundamentos son los siguientes:
Apertura y Sensibilidad Hacia el Entorno
La Humanidad en su conjunto, se va a enfrentar en un plazo de tiempo muy breve, a retos y desafíos colosales. Si hasta ahora las empresas podían alegar cierta ignorancia sobre esas cuestiones, esa postura ya no es sostenible. Cada vez más la sociedad de forma generalizada, está demandando al mundo empresarial que colaboren en el proceso de cambio que estos retos requieren.
Las empresas por tanto, si quieren perdurar en el tiempo, deben abrirse al entorno que las rodea y sensibilizarse ante sus problemas y demandas. Esa apertura hacia el entorno, debe articularse a través de una escucha activa de las demandas y necesidades que tienen sus diferentes grupos de interés.
Sentido de Comunidad
Hoy día los postulados mecanicistas del taylorismo están superados en gran medida. Casi todo el mundo entiende, al menos en teoría, que toda empresa es una organización integrada por seres humanos y no por autómatas.
Todas las personas que forman parte de una empresa, deben estar concienciados de que forman parte de un todo con el que se identifican plenamente. Este sentido de comunidad, dentro de la empresa, se basa en dos conceptos fundamentales: la visión compartida y los valores compartidos.
La visión compartida es lo que aglutina a sus integrantes alrededor de un proyecto común. Esto hace que estén en condiciones de aportar todo el potencial de sus capacidades, su conocimiento y su experiencia acumulada para el progreso de la misma.
En cuanto a los valores compartidos, estos son los principios que se consideran como valiosos y deseables. Casi todo el mundo tiene unos determinados valores morales. Cuando se está en un entorno que facilita y permite que se actúe conforme a esos valores, la persona se encuentra satisfecha y en armonía con el entorno. Un ejemplo serían los valores que precisamente estamos tratando: apertura y sensibilidad hacia el entorno, sentido de comunidad, capacidad innovadora, consideración del largo plazo y creación de valor, entre otros.
Capacidad Innovadora
En la actualidad es muy difícil imaginar una empresa, que compita con éxito en el mercado, con los mismos productos y servicios y con el mismo modelo de gestión organizativa de hace diez años.
La innovación es una capacidad imprescindible y uno de los apoyos fundamentales para que una empresa pueda perdurar en el tiempo, eso desde un punto de vista meramente económico. Desde el punto de vista ético, y teniendo en cuenta que algunas empresas, tienen una capacidad de innovación mayor que la de algunos gobiernos y organismos supranacionales, innovar constituye una responsabilidad social.
Las empresas por tanto son agentes fundamentales para la búsqueda de soluciones ante los problemas económicos, medioambientales y sociales globales. Además como hemos dicho, la innovación suele ser muy rentable.
Consideración del Largo Plazo
Como ocurre con cualquier ser vivo y el ecosistema donde se desarrolla, para que la relación sea sostenible el beneficio debe ser mutuo. La responsabilidad social y la sostenibilidad, son dos procesos basados en la ganancia mutua, es decir, debe ganar la empresa y debe ganar su entorno. Si uno gana a costa de que el otro pierda la relación sencillamente no es sostenible a largo plazo.
Para las relaciones basadas en la colaboración y el beneficio mutuo, el tiempo es fundamental. Cuando se trata de relaciones continuadas, es poco probable que una parte sea siempre la beneficiada y otra la perjudicada. Como dijo Abraham Lincoln “se puede engañar a pocos todo el tiempo, se puede engañar a todos durante poco tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo, todo el tiempo”.
Para la empresa responsable y sostenible, el concepto de “a largo plazo”, es vital, ya que todos los aspectos que hasta ahora hemos ido viendo, necesitan tiempo. El camino de la empresa responsable y sostenible, pasa por sustituir viejos hábitos y modelos por otros nuevos. Esto requiere un gran esfuerzo para el que hay que tener una visión temporal a largo plazo.
Creación de Valor
El propósito último de la empresa responsable y sostenible es perdurar en el tiempo, por tanto ha de ser capaz de crear valor para sí misma y para su entorno.
Todas las empresas que busquen la excelencia, experimentan una tensión entre la necesidad de competir con éxito en el presente y a la vez prepararse para seguir compitiendo con éxito en el futuro. Para equilibrar esa tensión, hay que tomar decisiones para crear valor con los elementos que se tienen en la actualidad, y a la vez invertir en capacidades que les permitan seguir generando valor a medio y largo plazo.
Encontrar el equilibro entre esas dicotomías, presente/futuro e interno/externo, permite a las empresas desplegar las estrategias necesarias para compaginar necesidades tan diversas y contrapuestas, como las que se derivan de mantener una estructura de costes adecuada, minimizar posibles riesgos, mantener su reputación, innovar y reposicionarse, y seguir a la vez con una trayectoria de crecimiento. Por lo tanto, se puede afirmar que la creación de valor es un hecho multidimensional.
Estos serían a grandes rasgos los fundamentos del nuevo modelo de Empresa Responsable y Sostenible y posiblemente también los de aquellas organizaciones que sobrevivirán en el futuro.
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