Como vimos anteriormente, en artículos relacionados con los Accidentes de Trabajo, según el artículo 115 del Texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social de 20/VI/1994, la definición legal de los accidentes laborales es:
«Toda lesión corporal que sufre el trabajador con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena».
Causas Fundamentales de los Accidentes Laborales
Algunas de las causas fundamentales por las que se producen accidentes de trabajo son las siguientes:
- Desconocimiento de los riesgos y su prevención. Ocurre en numerosas ocasiones. Los trabajadores no son formados e informados convenientemente de los riesgos a los que están expuestos durante su jornada laboral. Por esta razón, la Ley 31/1995 de PRL establece que las acciones de formación e información sobre los trabajadores son obligatorias.
- Exceso de confianza o distracción en la tarea realizada. De manera natural, las personas tendemos a automatizar mentalmente las tareas cotidianas y repetitivas. El problema estriba, en que en determinados puestos de trabajo, estas tareas cotidianas son extremadamente peligrosas. En estos casos las distracciones o los excesos de confianza pueden tener consecuencias mortales.
- El desconocimiento de la magnitud real de las consecuencias de un accidente o la valoración errónea del riesgo. Son consecuencia de los ítems anteriores. Muchas personas, por desconocimiento o por exceso de confianza, no son capaces de valorar de manera realista las consecuencias de sus actos en los lugares de trabajo. La falta de conocimiento acerca de las consecuencias que puede conllevar un accidente o no saber apreciar la verdadera naturaleza de un riesgo, suelen desembocar tarde o temprano en comportamientos peligrosos, para ellos mismos o para terceros.
- Falta de cultura preventiva. Aunque la Ley marco es de 1995, nuestro país adolece de una falta generalizada de concienciación en materia de seguridad laboral. Afortunadamente es una tendencia que está en proceso de reversión.
- Por ausencia o deficiencias del Sistema de Gestión de la Prevención (SGP) en la empresa. Relacionada con el punto anterior. Es sorprendente la gran cantidad de organizaciones que a día de hoy carecen de un SGP. Muchas otras por su parte, tienen un SGP ineficaz o diseñado para cubrir las apariencias de cumplimiento normativo.
Repercusiones de los Accidentes de Trabajo
Las repercusiones de los accidentes laborales muestran dos aspectos muy diferentes entre sí. Por una parte encontramos las repercusiones sociales y humanas y por otra las económicas. Desde un punto de vista ético y moral, el coste humano de los accidentes es razón más que suficiente para combatirlos. Todos estamos obligados a poner todos los medios precisos y necesarios para evitar que estos ocurran. El sufrimiento de accidentados y familiares es la razón más poderosa para luchar contra la siniestrabilidad laboral. Las estadísticas anuales de accidentabilidad del Ministerio de Trabajo muestran solo las cifras. Detrás de cada cifra hay historias personales, en muchas ocasiones marcadas por una tragedia irreparable.
Pero por si fuera poco además, los accidentes laborales tienen un coste económico enorme. Solo los costes directos en la Unión Europea se estiman en una media de 22.000 millones de euros anuales. Es muy importante conocer dichos costes, para tener una percepción precisa de ellos y de los accidentes que los originan. Además, en muchas ocasiones constituyen un argumento definitivo para convencer a todos aquellos empresarios y trabajadores, que consideran la PRL, no solo una molestia, sino un gasto inútil. Nada más lejos de la realidad.
Los costes económicos de los accidentes de trabajo se suelen clasificar en dos grupos. Estos dos grupos son los Costes Directos y los Costes Indirectos.
Costes Directos de los Accidentes Laborales
Se consideran como costes directos, todos aquellos que pueden ser fácilmente recogidos en la contabilidad general de la empresa. Es decir aquellos que son fácilmente identificables y que generalmente no necesitan un método o una formulación específicas para hacerlo. En este caso tendríamos por ejemplo:
- Gastos de pólizas de seguros de accidentes y enfermedades profesionales. Tras cada accidente laboral habrá un incremento proporcional en las pólizas de seguro contratadas.
- Indemnizaciones por concepto de accidente o enfermedad profesional. En la mayoría de los casos, tras un accidente laboral, la empresa deberá hacer frente a una indemnización. En caso de que no se llegue a un acuerdo entre las partes, esta será impuesta por el Tribunal competente.
- Gastos asistenciales Es muy frecuente que la empresa acabe asumiendo los gastos asistenciales del accidentado.
- Sanciones o recargos por falta de medidas de seguridad y salud. Tras la investigación del accidente, la Autoridad Laboral competente podrá establecer sanciones o recargos económicos a la empresa, si ello fuera pertinente.
- Minutas de abogados, gastos legales, asesorías jurídicas, etc. Un accidente de trabajo y más si es grave, conlleva un considerable gasto en el terreno legal y administrativo.
- Pérdidas económicas durante el aprendizaje de las personas que sustituyen a los accidentados. La contratación de un nuevo trabajador, supone en principio asumir que durante su periodo de aprendizaje su productividad será menor a la del trabajador accidentado.
- Dificultades de contratación y sustitución de accidentados. Para determinados perfiles profesionales, la selección de sustitutos puede suponer por su dificultad un coste considerable.
- Deterioro de equipamiento y materiales. Muchos accidentes de trabajo, conllevan además, la destrucción o deterioro de equipos de trabajo y de materiales. Estos en determinadas situaciones son absolutamente necesarios para el proceso productivo. La reparación, reposición o sustitución de estos equipos y materiales es otro tipo de gasto que se manifiesta de manera clara e inequívoca.
Costes Indirectos de los Accidentes Laborales
En cuanto a los Costes Indirectos, son difíciles de evaluar y no suelen quedar expresamente anotados en la contabilidad general de la empresa. Aun así inciden negativamente en ella. Que sean difíciles de evaluar, no significa que no se puedan evaluar. Significa que para su cálculo hay que utilizar métodos y fórmulas específicas o estimaciones aproximadas. Tendríamos por ejemplo:
- Pérdidas de tiempo. Un trabajador accidentado, en general, no suele finalizar su jornada de trabajo. Además, en accidentes graves y con consecuencias mortales, el impacto psicológico sobre el resto de personas del entorno es enorme. Lo normal es que como mínimo en el resto de la jornada laboral, el aprovechamiento del tiempo de trabajo no sea igual que antes del accidente.
- Incidencia negativa en la productividad. Son consecuencia de las pérdidas de materiales y equipos y de las pérdidas de tiempo. Todo accidente de trabajo incide de manera negativa en la productividad de la empresa. Esto es así desde el mismo momento en que se produce. Además esa pérdida de productividad se mantendrá en las horas o días siguientes a su ocurrencia.
- Malas relaciones entre trabajadores, mandos intermedios y dirección de la empresa. Los accidentes de trabajo son combustible para las malas relaciones laborales. El clima laboral se resiente inevitablemente tras un accidente. Más aún si los accidentes son relativamente frecuentes o se percibe que la empresa o los trabajadores, no hacen todo lo que deben y pueden, para evitarlos.
- Mala imagen de la empresa. Los accidentes de trabajo no son una buena publicidad para ninguna empresa. La buena imagen que una organización construye durante años, puede desaparecer en minutos.
- Pérdidas de nicho de mercado. Cada vez más y sobre todo en determinados sectores, la accidentabilidad de una empresa es tenida en cuenta por posibles socios, inversores o clientes a la hora de establecer relaciones comerciales con ella. Por otra parte, la Administración Pública incluye de manera generalizada cláusulas relacionadas con la siniestrabilidad laboral, a la hora de adjudicar licitaciones y concesiones públicas.
En definitiva, remarcamos como al principio, que las razones éticas, morales y legales, son causa más que suficiente para luchar desde el seno de la empresa contra los accidentes de trabajo. Pero para aquellos que aun así se muestren tibios en la lucha contra la siniestrabilidad laboral, les recordamos además, que hay que tener en cuenta las razones económicas. Los accidentes laborales, entre otras muchas cosas, no son rentables para ninguna organización.
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Gestión Integrada
Comentarios
Excelente artículo.
Claro y preciso.
Excelente Artículo.
Me gustó y sirvió mucho.
Saludos.
Gerardo Ronceros