Alguien dijo alguna vez que las guerras del futuro serían por el agua. Quizá nos parezca exagerada esta afirmación, pero lo cierto es que resulta curioso que el 97.5% del total el agua del planeta sea agua salada, la cual no es apta para el uso humano, agrícola o industrial. Por ello, la ósmosis inversa, a día de hoy, se ha colocado como la técnica principal de una desaladora.
La concienciación debería ser la base de un consumo responsable, ya que hablamos de un recurso limitado y actividades como la agricultura, por ejemplo utilizan el 70% del total de agua extraída, datos que ya los reflejé en un artículo anterior.
Aunque la concienciación, por sí sola no sería capaz de proporcionar las grandes cantidades que se necesitan. Unas de las soluciones podría pasar por convertir el agua de mar en agua potable. Proceso nada barato por cierto, pero solución adoptada en países como el nuestro por ejemplo.
España es el quinto país en número de desaladoras.
Estas carencias, ya en 1950 se intentaban subsanar evaporando el agua, hasta llegar a la situación actual, donde se consigue mediante el método de Ósmosis Inversa, como proceso principal de una desaladora.
Este tratamiento es un proceso en el que se fuerza el paso del agua salada por unos filtros hasta llegar a un equilibrio. Se basa en el principio de igualdad de concentraciones donde se fuerza al líquido a cruzar una membrana semipermeable donde quedará la sal. Con ello, el agua (que no la sal), pasa espontáneamente de una solución menos concentrada a la otra que está más concentrada atravesando la membrana mencionada.
Hay otras técnicas para obtener agua dulce como puede ser la destilación, congelación o evaporación instantánea, aunque por razones culturales y económicas, no se utilizan para cantidades grandes de agua.
Una de las aplicaciones de este proceso es la desalinización. España es el quinto país en número de desaladoras con más de mil plantas con una capacidad de 4 millones de metros cúbicos al día y líder a nivel mundial como potencia de desalación.
Desalar agua de mar para un uso doméstico, industrial o agrícola, tiene una serie de procesos o etapas que paso a detallar:
- En la primera fase necesitamos recepcionar el agua, lo cual se realizará mediante tuberías que lleven la misma desde el mar a la zona donde será tratada. En esta primera fase, el agua será separada de los sólidos que tuviera en suspensión y además, pre-tratada con hipoclorito de sodio que actuará como antimicrobiano.
- Una segunda fase constará de un filtrado mediante arena y coagulantes (cloruro férrico por ejemplo).
- Después, habrá un filtrado más exhaustivo para las partículas microscópicas mediante un microfiltrado con carbón activo.
- Esta cuarta etapa es la más importante del proceso y consiste en la ósmosis inversa y dicho a groso modo, es la encargada de convertir agua salada en dulce. Dicha presión es la contraria a la osmótica y por ello, requiere de una presión que obliga al proceso. El fluido irá de la mezcla más concentrada (la salada) a la menos, “perdiendo las sales por el camino”, retenidas en algunos de los muchos filtros porosos que contiene el mecanismo.
- El proceso acaba con la etapa final de tratamiento y almacenaje, donde debe ser remineralizada ya que perdió absolutamente todas las sales. Dicha reabsorción se realiza con cal y dióxido de carbono, mediante la cual, se obtendrá un agua adaptada al consumo.
La salmuera resultante es devuelta al mar en unas condiciones de concentración diluida para evitar problemas en el ecosistema marino, proceso que es ayudado mediante sistemas de dispersión.
Este retorno de salmuera al mar, es uno de los mayores impactos negativos de esta técnica.
Hoy por hoy sigue siendo la desalinización un proceso muy costoso que sólo es rentable para distancias cortas entre costa y planta de tratamiento. Por supuesto, estos costes son inalcanzables para países pobres que siguen teniendo la problemática de la obtención del agua potable, derecho al que no tienen acceso más de 800 millones de personas en el planeta.
A parte del alto coste mencionado anteriormente, son inconvenientes no menos despreciables, la obtención de residuos de salmuera que son devueltos al mar, el impacto ambiental de la propia planta desalinizadora y el gran consumo eléctrico para la acción.
No hay que confundir la desalinización de agua de mar con la potabilización de aguas residuales, que el objetivo final es conseguir que ésta sea potable, pero no partiendo de agua de mar, sino de residuales, por ejemplo.
Gracias a estas majestuosas obras de desalinización a través de la ósmosis inversa, es posible hacer frente a las continuadas sequías o escasez hídrica que sufrimos cada vez más a menudo.
“Miles de personas han sobrevivido sin amor; ninguna sin agua”. W.H.Auden.
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Comentarios
Excelente aporte y post. Un saludo.