Jardines bioclimáticos

Que suponen un gasto excesivo de agua  o bien,  mucho tiempo de mantenimiento son las típicas “excusas” que usamos para dejar nuestro jardín de lado. Pero la realidad es otra, hay jardines que consumen muy poca agua y que además, aportan  beneficios ambientales, de paisajismo, de eficiencia energética y de uso de material “verde”.

En La actualidad la arquitectura bioclimática está escalando puestos dentro de la arquitectura tradicional debido al aprovechamiento de las características de la zona, como pueden ser: temperatura, vegetación, pluviosidad…

No es raro ver en regiones muy secas o con largos periodos sin lluvia, frondosos jardines donde las necesidades de agua para mantenerlos son altísimas, y muchas veces, acaban por desistir por la inviabilidad de éstos.

Que el agua es un recurso limitado, es algo de lo que ya hemos hablado y que sabemos perfectamente, por lo que son necesarias alternativas de jardines que se adapten a climas secos, y no por ello, serán jardines sin el encanto típico. Sólo es cuestión de elegir.
De estas necesidades nace el concepto de jardines bioclimáticos, que parten de un estudio previo de las características del entorno para el diseño y aprovechamiento de los recursos que rodean. Hay que tener en cuenta aspectos como la temperatura, flora autóctona, pluviosidad y demás características climáticas. Con estas apreciaciones, se pretende que jardinería y arquitectura vayan cogidos de la mano.

Por ello, a la hora de elegir especies vegetales, las plantas xerófilas, son la opción más acertada si tu zona es una zona con largos periodos sin lluvias.

La idea de estos jardines va más allá de un jardín con poca necesidad hídrica, sino que se pretende un funcionamiento bioclimático de todo el hogar, en el que se pretende implantar un sistema de calentamiento y ventilación con técnicas que varían en función del tipo de vivienda. Éstas pueden ser la ubicación, distribución de las estancias y  sistemas de ventilación natural entre otras. En España se estima que hay entre 500 y 1000 edificios de éste tipo y que les permite economizar entre el 60 y el 100% del consumo energético de una vivienda convencional, que se puede traducir en un ahorro de unos mil euros anuales (datos CIEMAT).

De nada servirán estas nuevas líneas de trabajo e investigación si no hay un cambio cultural, basado en la sostenibilidad y respeto al medio ambiente. El urbanismo, tal y como hoy se traduce en la sociedad, tiende a instalar unos jardines “tipo” con unas dimensiones, especies y características fijadas de antemano, sin tener en cuenta los parámetros comentados anteriormente. Por lo que sólo unificar criterios desde la arquitectura hasta la administración, serán la base del cambio.