Los incendios forestales se han convertido en las últimas décadas en uno de los mayores problemas ecológicos, debido al aumento de su frecuencia e intensidad.
En particular el bosque mediterráneo con sus particularidades climatológicas como los largos veranos sin lluvias, temperaturas superiores a los 30 °C durante el día y los vientos terrales de esta época, de gran velocidad y poder desecante (como el levante o la tramontana) es especialmente vulnerable a la acción devastadora del fuego.
Es cierto que los incendios son parte del ciclo ecológico de cualquier tipo de bosque, desde este punto de vista, la mayoría de las especies vegetales del bosque mediterráneo se han adaptado a este tipo de fenómeno de modelación del paisaje. Pero el aumento como hemos apuntado, tanto de la escala como de la intensidad, ha transformado a los incendios forestales en la principal amenaza de los espacios naturales en España.
Según los expertos las principales razones de este incremento son:
- El abandono de las actividades económicas tradicionalmente ligadas al monte español, debido al desplazamiento de la población rural a las grandes ciudades.
- Políticas excesivamente restrictivas por parte de las distintas administraciones que rompen el equilibrio existente entre habitantes de las zonas y el aprovechamiento económico y sostenible de los recursos naturales.
- Permanencia de antiguas prácticas rurales, como la quema de pastos y rastrojos.
- Imprudencias y negligencias de visitantes ocasionales ligados a un creciente uso recreativo del monte (excursionismo, caza, barbacoas, hogueras, colillas, vidrios, etc.)
- El grueso de la inversión en materia forestal de las distintas administraciones se centra en la extinción y reforestación de terrenos incendiados más que en la prevención de los mismos.
- Los recortes presupuestarios que las distintas administraciones han ido aplicando paulatinamente en los últimos años en materia de lucha contra los incendios.
Independientemente de que estas causas puedan ser más o menos discutidas hay una serie de datos objetivos que deben hacernos reflexionar como sociedad. Más del 95% de los incendios forestales están relacionados con actividades relacionadas con el ser humano, sólo el 5% responde a causas naturales, como la caída de un rayo.
Por otra parte entre el 50 y el 60% del total de los incendios son provocados de manera intencionada, lo que hace aún más difícil el poder combatir sus causas. Este tipo de incendios tienen en la mayoría de los casos un fin económico y fácilmente identificable.
Y por último la sensación de impunidad con la que generalmente actúan los autores de los incendios. Aunque se trata de un delito definido en el Artículo 351 en adelante, del Código Penal, son pocos los incendiarios que son sometidos a juicios y aún menos los que son condenados por este delito.
Las políticas de prevención y concienciación son las mejores armas para reducir los incendios forestales, pero estas políticas deben estar sustentadas por una dotación presupuestaria, por parte de las administraciones públicas, acorde a la importancia del problema y la amenaza, que el fuego supone para la riqueza natural de nuestro territorio.
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Comentarios
Lo peor de todo es que las políticas de recorte están afectando a la prevención de incendios.