La necesidad de una gestión sostenible del agua surge debido al crecimiento exponencial de la población mundial en los últimos dos siglos. Junto a la revolución industrial y posterior llegada del liberalismo económico. Provocando el aumento de la demanda de agua y por ello, un uso y reparto injusto del recurso hídrico en la actualidad, generando conflictos bélicos y desigualdades sociales de toda índole por la adquisición del agua. Ya sea para consumo, o bien, para satisfacer las demandas productivas de las actividades humanas.
Gestión Sostenible del Agua Dulce
La distribución y uso del agua en la agricultura supone la principal actividad demandante del recurso, seguido de la industria y uso doméstico (Figura 1). Aunque esto varía dependiendo de la región o zona del mundo del que se hable. Para estos pilares se destina casi en su totalidad el recurso hídrico. Olvidando de manera egoísta las necesidades de abastecimiento y acceso a nivel mundial.
Figura 1.
Fuente: Water Assessment y Advisory Global Network (WASA-GN).
Paliar estas demandas, supone una sobreexplotación del agua. Ocasionando una alteración ambiental y/o disminución de la calidad del agua.
Además, el uso masivo de productos químicos para la agricultura intensiva, industria, etc. han provocado una contaminación de los sistemas acuáticos y terrestres. Produciendo efectos perjudiciales para el medio ambiente y la salud de la personas.
Este tipo de contaminación puede ocasionar efectos negativos. Como es el caso de un aumento en la probabilidad de desarrollar algún tipo de cáncer, provocar alteraciones en el genoma humano, afectar la capacidad reproductiva, provocar un aumento de toxicidad en el entorno al entrar en contacto con otras sustancias causando un efecto sinérgico, etc. (Agencia Europea de Medio Ambiente).
Ante estos efectos sobre la salud humana, el almacenamiento para uso doméstico es el más exigente respecto a la seguridad y calidad del agua.
Medidas para la Gestión Sostenible del Agua
La Asamblea General de las Naciones Unidas (2010), promulgó el derecho al agua potable y saneamiento como un derecho humano esencial para el disfrute de la vida y los derechos humanos.
Aunque en otras regiones del planeta está muy lejos de conseguir una calidad adecuada o incluso alcanzar una cantidad necesaria para mitigar la demanda de la población. 2100 millones de personas carecen de agua potable en el hogar y más del doble no disponen de saneamiento seguro (Organización Mundial de la Salud).
Esta preocupación sobre la cantidad y calidad de agua con la que cuenta el ser humano y la naturaleza, ha alcanzado un alto grado de preocupación entre los gobiernos de los países y la ciudadanía. Surgiendo así nuevas políticas para una gestión sostenible del agua (Directiva Marco Europea del Agua).
Estancamiento Tecnológico o Fluidez Ciudadana
Al hablar de agua —bien esencial para la vida y el desarrollo de las sociedades— y su gestión. Hacemos alusión a un mínimo porcentaje de agua dulce (tan solo el 2,5 % es agua dulce encontrándose en los cascos polares en forma de hielo, agua subterránea y superficial) (Fernández Cirelli, 2012).
Este recurso natural y precioso del planeta se muestra a la vista perpetuo y renovable en el tiempo. Aunque sea vulnerable y finito si no se hace una gestión sostenible del agua (Figura 2).
Figura 2.
Fuente: Water Assessment y Advisory Global Network (WASA-GN).
En camino hacia la concienciación
Sin embargo, la gestión sostenible del agua se enfoca desde una objetividad o divinidad tecnológica. Creyendo que las limitaciones al abuso que hacemos del agua no tiene por qué llegar mientras siga avanzando la ciencia y la construcción de nuevas infraestructuras. Permitiendo así extraer, depurar o almacenar agua como si fuera la única forma de acceso. Y obviando la importancia de los recursos ecosistémicos.
De este modo, se expande un telón opaco ocultando un problema de fondo y es confundir necesidad con codicia. El agua no es un derecho inmanente al ser humano, es decir, no es de nuestra propiedad. Sino una necesidad vital y esencial de todos los seres vivos. Como expone La Calle (2015);
Si se quiere que los cuerpos o masas de agua nos sigan suministrando servicios, se ha de tomar conciencia de que el agua disponible no es toda la que somos capaces de captar o extraer. El agua disponible es únicamente la que podemos extraer sin deteriorar el estado de los ecosistemas y acuíferos, y nos permite mejorar aquellos que se encuentran deteriorados.
Esta toma de conciencia comienza divulgando información del problema, colaboración y toma de decisiones conjuntas, entre la ciudadanía y las instituciones. A fin de obtener una mayor participación pública por parte de los ciudadanos y ciudadanas a los que de forma directa les afecta en su vida cotidiana.
Tomar Parte del Cambio
En los últimos años la concienciación por parte de la ciudadanía sobre temas ambientales ha crecido. En especial en temas relacionados con el agua.
Aunque la participación pública sobre la planificación hidrológica sigue estando lejos de la ciudadanía, manteniéndose la toma de decisiones en las esferas administrativas y de gobierno. Influenciadas por intereses de particulares.
Ballester Ciuró y Subirats Humet (2015) de la Universidad Autónoma de Barcelona. Identifican varios problemas en el desarrollo de los procesos de participación en el marco de planificación hidrológica:
- Déficit de credibilidad: Desconfianza social frente a los políticos.
- Carencia de compromiso político: falta de responsabilidad por parte de la administración.
- Falta de claridad: escasa información sobre los objetivos y el proceso participativo.
- Falta de representatividad: representatividad de actores insuficientes.
- Insuficiencia de recursos: una escala territorial pequeña de actuación facilita una mayor participación ciudadana.
- Déficit de capacitación técnica: elevada cantidad de información y complejidad.
- Carencia de sinergias con otros procesos de participación.
- Escasa experiencia en la organización.
Tras lo mostrado es evidente la necesidad de una gestión sostenible del agua. Con el objetivo de reducir el abuso y consumo excesivo de este recurso. Y paliar la contaminación generada por las actividades antropológicas que degradan los ecosistemas naturales y perjudican la salud de las personas. Sin dejar de lado la participación ciudadana en la toma de decisiones. Ya que la gestión sostenible del agua es un asunto común de toda la población.
En
INESEM Revista Digital, estamos muy concienciado sobre la importancia de la gestión sostenible del agua, aunque aun nos queda mucho por hacer. Por lo que queremos hacer un
llamamiento a la reflexión. ¿Y tú?, ¿qué opinas?, ¿crees que vamos en buen camino? o ¿es necesario activar políticas que incentiven la concienciación ciudadana?
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Gestión Integrada