Según varios sectores relacionados con el sector, la robótica será la industria que liderará la próxima revolución tecnológica. De cumplirse la predicción, los robots inundarán el mercado dentro de unos años. Será el preludio de una nueva sociedad de robótica y automatización de consumo en la que se podrán adquirir, a precios asequibles, robots para tareas domésticas, asistenciales, de limpieza, vigilancia y seguridad o para simple entretenimiento, y la confirmación de que en unas pocas décadas estos artilugios automatizados dejarán de formar parte únicamente de las cadenas de montaje industrial para salir también a la calle y tomar el asfalto.
Pero para que ocurra esto, la robótica industrial tiene que entrar en otros sectores aparte de la automoción.
Acostumbrados a ver estrambóticos robots realizando repetitivas tareas mecánicas en las cadenas de montaje de la industria automovilística, parece que ha llegado el momento de que estos autómatas abandonen su puesto de trabajo y se lancen a la conquista de otros espacios. La industria farmacéutica, la agroalimentaria y la de las energías renovables son algunas de las que podrían ver mejorar su competitividad gracias a la ayuda de estos aliados tecnológicos.
¿Y en el caso del uso doméstico y del entretenimiento?
Fuera del ambiente industrial, la robótica de servicio para uso profesional, doméstico y de entretenimiento ofrece infinitas posibilidades. Generalizar su implantación y con ello facilitar la vida de miles de personas es la gran apuesta a la que se enfrenta el sector de la robótica industrial en los próximos años.
España es el octavo país del mundo en número de autómatas instalados. Sobresale en investigación, pero suspende en transferencia de tecnología, producción y comercialización propia.
Es un escenario optimista del que no es ajeno España, que ocupa un relevante octavo puesto en la industria robótica mundial y el cuarto en Europa en cuanto a número de robots instalados, tras Alemania, Italia y Francia y muy por encima de Reino Unido, con 30.454 unidades a finales de 2010, según datos de la Asociación Española de Robótica y de Automatización de Tecnologías de la Producción (AER-ATP).
Este destacado papel se explica por el peso de la industria automovilística, que ocupa a casi tres de cada cuatro de los robots que trabajan en nuestro país (un indicador, por otro lado, muy volátil ante la posibilidad de que los fabricantes de automóviles puedan trasladar sus producciones a terceros países con menores costes laborales), mientras que el resto se reparten entre los sectores de plásticos y productos químicos, alimentación y bebidas, metal y electricidad.
El parque mundial de robots personales podrá alcanzar los 100 millones de unidades
España ocupa un lugar destacado en cuanto al número de robots industriales instalados. Esta situación choca con la dependencia tecnológica de nuestro país en el desarrollo de robots industriales.
Así, la mayoría de los investigadores españoles lamentan que mientras que la pasión por la robótica y la automatización se desborda en universidades y centros tecnológicos, con más de 60 grupos de I+D, prácticamente no llega a la media docena las empresas españolas que se atreven a llevar estas ideas hasta el final y adentrarse en su producción industrial. Por eso, aseguran, es bastante habitual que el talento lo pongan ingenieros españoles y el dinero compañías foráneas que no tienen miedo a invertir en estos desarrollos made in Spain.
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Comentarios
A mi entender, los robots ya están bastante implantados en nuestras vidas, lo que ocurre es que están integrados en el control de los propios equipos.