Sin ir muy lejos en el tiempo, hace aproximadamente unos 20 años, era impensable el hecho de que el sector energético fuera un área de desempeño laboral o académico. Se reflexionaba muy poco sobre el concepto de energía y aún menos sobre el uso racional de las fuentes de energía, sobre la posibilidad de funcionar socialmente sin quemar derivados del petróleo o sobre la forma en que producimos la electricidad necesaria para el funcionamiento de la sociedad contemporánea.
Sin embargo, la propia naturaleza se encargó de recordarle a la sociedad que su tiempo y sus recursos no eran infinitos y que era el momento de tomar medidas al respecto. De esa forma y paulatinamente se empezó a hablar más y más sobre el ahorro energético, sobre apagar la luz cuando salimos de una habitación o sobre la dependencia diaria de nuestro automóvil.
Sin embargo, ahorrar energía no es suficiente cuando se hace en pequeña escala y cuando gran parte de la sociedad occidental y podríamos decir, mundial, ya está acostumbrada al uso de muchos elementos tecnológicos que dependen del consumo de energía.
Es en ese momento fue en el que concepto de eficiencia energética cobró mayor importancia. Y es que utilizar la energía de forma eficiente es una forma mucho más holística y compleja de abordar el problema de la escasez de recursos del sector energético o del desgaste que el utilizarlos crea en el medio ambiente. Se trata de una cultura diferente, que abarca no sólo el hecho de usar menos energía, sino que el objetivo es tener el mismo nivel de desarrollo y confort, utilizando un ínfimo porcentaje de la energía que antes se consumía, optimizando al máximo cada gota de petróleo quemada, cada pequeña cantidad de electricidad producida, valiéndonos de otras fuentes energéticas, utilizando con ingenio y buena técnica lo que la naturaleza nos da gratis para mantener la comodidad y el avance tecnológico. Tan sólo hay que ver las maravillas que se hacen actualmente con la energía solar y la energía eólica. En la vorágine del desarrollo industrial de la década de los setentas del siglo pasado, todo ello habría sido impensable.
La toma de consciencia sobre la relevancia de la eficiencia energética en distintos niveles (empresarial, particular, institucional y gubernamental, nacional, europeo y global) ha ido abriendo también espacios de discusión e investigación académica y también puestos de trabajo en diversos sectores. Esta apertura ha generado una gran cantidad de nuevos puestos laborales que demandan formación profesional muy específica. Desde los propios instaladores y supervisores de paneles solares hasta las formaciones en arquitectura sustentable y durable. Todo es parte de un gran movimiento que ha cambiado la forma en que construimos casas, en que utilizamos y fabricamos electrodomésticos e incluso en cómo enseñamos a nuestros hijos a usar la electricidad.
Para aquellos que se interesan en trabajar en el ámbito de la eficiencia energética se abren opciones como certificadores energéticos, trabajando en el área de aislamiento en domicilios, supervisando construcciones eficientes, incluso en el área de la investigación arquitectónica y en ingeniería (para muestra, la llegada de la iniciativa Passivhaus a España). Territorio que apenas se está explorando y que abre numerosas posibilidades de futuros para el sector energético.
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Gestión Integrada
Comentarios
excelente tomar conciencia sobre el tema por la situacion de escases de oportunidades laborales y ahora se abre otra oportunidad academica y laboral.