En los últimos años, una serie de informes y sobre todo el emitido por la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea, el Noise Environment and Health (EEA Report No 10/2014) han puesto su foco de atención, en las repercusiones negativas que tiene para la salud el ruido, (algo que por otra parte, es conocido y está regulado en materia de Seguridad y Salud Laboral desde hace décadas).
El ruido es un contaminante físico (es decir, es una forma de energía), causante del mayor número de dolencias y enfermedades de origen medioambiental en Europa Occidental, sólo por detrás de la polución atmosférica. Un agente invisible, pero constante en nuestras ciudades y según la Agencia Europea de Medioambiente, responsable de la muerte prematura de 10.000 personas cada año en la UE.
El sonido es toda sensación percibida por el órgano auditivo, debida a las diferencias de presión producidas por la vibración de un cuerpo. Por otra parte, el ruido es definido por la OMS como: sonido no deseado cuyas consecuencias son molestas para el público, con riesgo para su salud física y mental. Es por tanto, un sonido no deseado e intempestivo y por consiguiente molesto, desagradable, perturbador y que además mata.
La exposición al ruido, produce en las personas una serie de alteraciones de diferente naturaleza, que tradicionalmente se han clasificado en dos grandes grupos:
- Efectos Auditivos: son aquellos que tienen una relación directa con la exposición al ruido y por tanto con una pérdida de audición o hipoacusia.
- Efectos No Auditivos: son los daños comprobados que puede causar el ruido, más allá de las lesiones auditivas, como los efectos psicológicos (aumento de la irritabilidad, agresividad y alteraciones del sueño) y también efectos fisiológicos, aún peores si cabe: aumento de la presión sanguínea, aceleramiento de la actividad cardíaca, modificación de la circulación periférica, elevación del metabolismo basal, además de producir trastornos digestivos y respiratorios.
Varios estudios y experimentos, apuntan a que detrás de esta relación entre el ruido y los problemas fisiológicos está el cortisol. El cortisol es una hormona que libera nuestro organismo como respuesta al estrés, siendo el ruido el responsable del aumento de ese estrés. Esto provoca un incremento en la producción de cortisol, que a su vez activa el metabolismo del tejido graso para aumentar el suministro de energía y que el cuerpo responda mejor al estrés. El problema está, en que este efecto mantenido de forma continuada, acaba por agravar problemas de tipo coronario, respiratorio y digestivo, que en el caso de sectores de población más sensibles, como los mayores de 65 años, puede suponer pérdida de salud y muerte prematura.
Casi 125 millones de europeos soportan niveles de ruido, por encima de los 65 dB durante el día y de los 55 dB durante la noche, que son los límites que se recomienda no superar. El principal agente causante de ese ruido es el tráfico de vehículos.
Las soluciones o medidas que se empiezan a aportar al respecto son básicamente las siguientes: la primera es el uso de transportes públicos colectivos, en detrimento de los individuales; la segunda es el aumento proporcional de los vehículos eléctricos en el total del parque móvil, (algo que por ahora está siendo muy lento). La tercera es generalizar el uso de asfaltos especiales, muy porosos, hechos con caucho de neumáticos reciclados, que permiten que el ruido se disipe hacia abajo y por tanto que su impacto sea menor en la población. España es líder en este aspecto, casi el 10 % de las carreteras del país están asfaltadas de esta forma. La cuarta, sería la fabricación de neumáticos de bajo ruido, que algunas compañías del sector ya comercializan.
En cualquier caso, queda más que demostrado, que el ruido es un agente agresor de primer orden para la salud de la colectividad y por tanto, todos debemos poner de nuestra parte para reducir su impacto. ¡Un poco de silencio, por favor!
Categorizado en:
Gestión Integrada
Comentarios
Muy buen artículo. Debo reconocer que me sorprendió muchísimo el hecho de saber que, en una constante, el ruido puede producir la muerte, pero al leerlo y entenderlo, me quedó mas que claro. Muchas gracias por compartirlo.
Excelente artículo y muy interesante, ya que a diario nos enfrentamos a este contaminante físico y en muchas ocasiones sin darnos cuenta del daño que nos genera.
Muchas gracias por el aporte.