En una serie de post anteriores, describimos de forma general qué es el estrés, cuáles son sus principales características y por qué aparece. En el de hoy, empezaremos a describir las particularidades representativas del estrés laboral.
En las sociedades denominadas «desarrolladas», la gran mayoría de sus habitantes consideramos que el trabajo es una de las principales fuentes de realización personal y de satisfacción vital. Más allá de la retribución económica que conlleva, el trabajo añade significado a la existencia y contribuye positivamente a la construcción de nuestra identidad, permite desarrollar nuestras actitudes y aptitudes y de paso, nos hace sentirnos útiles al contribuir al funcionamiento y mejora de la sociedad.
Por regla general y desde la perspectiva del estrés generado, se considera un buen trabajo, el que plantea desafíos superables y pone a prueba de forma razonable nuestras aptitudes intelectuales, sociales o físicas. La mayoría de los trabajadores, se encuentran mejor en ambientes laborales donde se permite practicar la capacidad de decisión y la iniciativa. Es decir, cuando las decisiones del trabajador cuentan, los inconvenientes se transforman en desafíos y aumenta su confianza para superarlos.
Luego está la parte económica del asunto. El ser humano es una especie (si no la única) con un sentido del futuro muy interiorizado. Todo el mundo o al menos la inmensa mayoría, quiere tener un trabajo remunerado que le permita planificar una vida razonablemente segura, completa y autónoma. Cuanto más incierto parece el porvenir más fácil es que la inseguridad altere esa confianza necesaria para una vida sana. Ésta es sólo una de las formas en las que el lugar de trabajo, puede llegar a convertirse en un sitio lleno de tensiones físicas y emocionales, un lugar perfecto para que se desarrolle un estrés negativo y crónico.
Como ya dijimos el estrés es inevitable, pero puede llegar a ser saludable si podemos llegar a controlarlo o reconducirlo. El problema reside en que, un grado elevado, descontrolado y persistente de estrés puede llegar a afectar a nuestro equilibrio vital o mejor dicho a nuestro eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (Eje HHA) una unidad endocrina interdependiente (hormonal), involucrada primariamente en la función fisiológica normal y la mediación de la respuesta del estrés (según el Diccionario Conciso McGraw-Hill de Medicina Moderna).
Este eje está compuesto por el Hipotálamo (que gradúa nuestras emociones y las funciones fisiológicas básicas como el hambre, el dolor, la temperatura corporal, etc.) que se conecta e interacciona con la Hipófisis (una glándula que se sitúa en la base del cráneo), que a través de la segregación de una serie de hormonas estimula las Glándulas Adrenales (encima de los riñones, también conocidas por Suprarrenales), que a su vez influencian a otras glándulas endocrinas y por tanto gran parte de los procesos corporales. En resumen, el estrés no sólo afecta psicológicamente, sino que es una realidad con repercusiones físicas en todo nuestro organismo.
El mundo laboral ha sufrido importantes transformaciones en los últimos decenios y sufrirá muchas más en los siguientes. De estar centrado en una labor eminentemente física, ha pasado a una actividad mental y social, que exige desarrollar una gran capacidad para manejar la incertidumbre y la complejidad de los cambios del entorno. Estos nuevos ambientes, fruto de la flexibilidad laboral y horaria, la diversificación de las tareas, la imprecisión de los límites de la tradicional definición de puestos de trabajo, entre otras, obligan al trabajador a ser cada vez más versátil en relación a sus cualificaciones y competencias.
Antes de que tratemos los factores específicos del estrés laboral, debemos hacer una serie de precisiones al respecto:
- El estrés laboral es situacional, es decir distintas condiciones laborales producen distintos niveles de estrés.
- Las diferencias individuales condicionan la respuesta ante el estrés. Cada persona dispone de unos recursos psicológicos propios, según disponga de ellos y sepa utilizarlos afrontará el estrés de una forma u otra.
- El estrés es inestable en el tiempo. Es resultado de una interacción continua entre el individuo y la situación y según cambie esa situación cambiará el nivel de estrés experimentado. Esto es muy importante puesto que supone que estrés laboral puede ser modificado, por una parte mediante el cambio en las condiciones de trabajo y por la otra por la adaptación del trabajador adquiriendo nuevos recursos y habilidades para hacerle frente.
En el próximo post, comenzaremos a analizar los factores específicos del estrés laboral.
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