Por definición, los transgénicos son aquellos a los que se le ha introducido de manera voluntaria y artificial un gen de otro organismo, lo que le va a suponer una mejora. Práctica, que se lleva realizándose desde hace muchos años. En otras áreas se usa muy comúnmente sin suscitar la controversia que crea en alimentación y agricultura. Sea como sea, lo cierto es que hace muchos años que se están manipulando genéticamente especies.
Desde que se autorizó la comercialización de alimentos transgénicos, más de 60 países han seguido esta tendencia.
Los cultivos transgénicos se suelen caracterizar por obtener dos mejoras muy marcadas:
- un aumento de la resistencia a insectos
- tolerancia a herbicidas.
El aumento mencionado se consiguió con la expresión de la proteína Bt, la cual se usa desde 1920 sin haber presentado ningún tipo de riesgo desde que se comenzó a usar. Para entender un poco mejor el tratamiento que mediante la ingeniería genética se realiza, vamos a detallarlo para el ejemplo del maíz MON 810 al que se le inserta un gen proveniente de la bacteria Bacillus thuringiensis con la intención de obtener un maíz resistente al ataque un tipo de gusano concreto:
1.- Aislamos el gen beneficioso de la bacteria.
2.- Introducimos el gen beneficioso en el ADN de otra bacteria.
3.- Con la multiplicación de las bacterias, conseguimos la multiplicación del gen.
4.- Se fija el gen en partículas de metal.
5.- Estas partículas se proyectan sobre células vegetales con el fin de que el gen se integre a dicha célula.
6.-La planta resultante de esas células vegetales posee las características del gen (resistencia a un insecto en este caso).
Parece magia, pero no, es ciencia.
En cada cultivo, es obligatoria la evaluación pormenorizada de cada caso para poder regular el proceso y no tarda menos de una década la evaluación, la cual debe de ser realizada en agencias regulatorias normalmente estatales. En este mismo año IPAFEED ha publicado más de 900 estudios (todos libres para poder ser visualizados por quien quiera) sobre cultivos GM en los últimos 30 años llegando a la conclusión de que son seguros para la salud y el medio ambiente.
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Es obligatoria la evaluación caso a caso para el proceso de regulación de un OMG.[/caption]
Entonces, si la evidencia científica parece estar de nuestro lado, ¿por qué no se quiere a los transgénicos?
Uno de los motivos principales es achacar a los OMG (organismos modificados genéticamente) la destrucción de la biodiversidad en nuestros campos. Como dice JM Mulet, investigador que recientemente he tenido el placer de entrevistar, no hay nada más anti-biodiversidad que la agricultura propiamente dicha, ya que consiste en destruir la existente en el suelo, para plantar encima. Si para un cultivo, obtenemos una mayor resistencia a plagas, no será necesario el uso masivo de pesticidas, por lo que supone un beneficio ecológico y más aún, sabiendo que sobre estos cultivos no pueden desarrollarse insectos perjudiciales, por lo que más aún se evita el uso de químicos. Para esto, puedes echar un vistazo a este artículo que explica el Efecto Halo.
Otro efecto nocivo que se le atribuye a los transgénicos es que sólo unas pocas empresas pueden trabajar con esta tecnología. Es una tecnología realmente cara y requiere de una alta inversión inicial, problema que ya de partida, no es de un OMG sino de presupuesto y de política tanto nacionales como mundiales. Aunque pocas, existen algunas organizaciones públicas como la Escuela Politécnica Federal de Zúrich que fue la creadora del arroz dorado, con la intención de prevenir una avitaminosis muy común en Asia.
Otro controvertido punto que sitúa los OMG en el punto de mira es la posibilidad de provocar daño en la salud a largo plazo. Aunque lo cierto es que, sólo en la Comunidad Europea, se ha llegado a conclusiones como que “no hay pruebas científicas que asocien a los organismos genéticamente modificados con riesgos más altos para la seguridad alimentaria que las plantas y organismos convencionales” tras haber financiado a más de 500 grupos independientes a lo largo de 25 años. En EEUU una revisión de más de 900 estudios de más de 30 años llegaron a la misma conclusión.
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Resistencia a insectos y la tolerancia a herbicidas son las principales características buscadas.[/caption]
También se le atribuye a los OMS destrucción ambiental, competencia con plantas tradicionales y demás teorías catastrofistas, difíciles de demostrar, aunque lo cierto es que si una planta es más resistente a la sequía y se ve reducida la necesidad de agroquímicos, muy contaminante, no parece.
Como vemos, el debate está servido, ya que son muchas y multitudinarias, las ONG´s y organizaciones ambientales completamente contrarias al uso de estas técnicas. El miedo y rechazo puede ser comprensible en cierta medida, aunque la ciencia, en la mayoría de los casos advierte que no se entraña peligro alguno.
Por último, comentar que hay beneficios de los transgénicos que no deben ser olvidados por su potencial importancia. Pueden ser un método eficaz de recuperación de suelos contaminados, se le pueden atribuir características nutricionales a alimentos, se puede aumentar el rendimiento y producción en agronomía, así como la producción de nuevos alimentos y medicamentos.
Para acabar, usaré una frase que el Profesor JM Mulet me formuló: ¿Cuándo en toda la historia de la Humanidad ha sido una ayuda prescindir de la tecnología?
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