Uno de los gastos constantes que tenemos en nuestra casa es el recibo de la luz. Es extraño la vez que se repite la cuantía. Unas veces más, otras veces menos. A su vez, tampoco se suele saber cuáles son los aparatos eléctricos que más consumen. En definitiva, que no sabemos bien cuánto consume una vivienda en electricidad.
Son multitud los factores que influyen en dicho recibo, por lo que deberemos tener en cuenta las distintas variables a la hora de identificar si la factura nos va a costar más, o menos, en nuestra futura casa.
¿Cómo se mide el consumo energético?
El consumo eléctrico es un bien de primera necesidad, presente en cualquier vivienda. Es el resultado de la sumatoria de todo el gasto de luz de los aparatos eléctricos que hay en un domicilio.
Por otra parte, y para poder medirlo, todo hogar debe de disponer de un contador que cuantifica el consumo de energía eléctrica. Las distintas empresas lo utilizan para elaborar la factura que va a llegar a tu casa.
Dependiendo del número de electrodomésticos, el uso que se le de y la presencia de otros aparatos eléctricos, este consumo puede variar. También la época del año, que en muchas ocasiones va asociada al empleo de distintos aparatos (aire acondicionado o calefacción), influye en el consumo de la vivienda.
Red Eléctrica de España (RRE) sitúa el consumo medio mensual de un hogar español en 270 kWh, produciéndose el mayor gasto en la cocina (superior al 50% del desembolso). A iluminación, climatización y el uso de la lavadora/secadora también se le atribuyen, a cada uno, más del 10% de la factura.
¿Cómo se calcula el precio de la luz?
Para saber cuánto consume una vivienda en electricidad, cuando nos llegue el recibo de la luz, habrá que hacer un cálculo sencillo que depende de:
- Número de kWh que hayamos consumido
- Precio kWh de nuestra compañía eléctrica
A partir de estos dos datos podremos obtener el coste que vamos a tener que pagar en relación a la energía consumida. Este va a depender de si es nuestra vivienda de residencia o una vacacional, ya que el uso y el consumo será diferente.
Fórmula para obtener el consumo eléctrico
Precio consumo = kWh consumidos × Precio kWh
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El precio del recibo de la luz también varía en función de cuándo se consume. Desde el 1 de junio de 2021, el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) agrupa las tarifas en una que tiene 3 periodos de consumo:
Periodo Punta |
Lunes a viernes |
10 – 14h y 18 – 22h |
Periodo Llano |
Lunes a viernes |
8 – 10h, 14 – 18h y 22 – 24h |
Periodo Valle |
Todos los días de 24 – 8h y todo el Fin de semana y Festivos |
El PVPC se obtiene a partir del precio resultante del mercado diario de energía, donde se compra y se vende la energía que se prevé que vamos a necesitar para el día siguiente. Red Eléctrica de España publica cada día, a las 20:15 horas, los precios horarios del día siguiente, y se pueden ver en la web de eSios (Sistema de Información del Operador del Sistema).
El recibo consta de:
- Término fijo, relativo a la potencia contratada: cantidad máxima de consumo instantáneo sin que “salten los plomos”. Este concepto es siempre el mismo y se aplica igual, haya o no haya consumo.
- Término variable: refleja la facturación del consumo horario medido. Su valor dependerá de cuándo y cuánto se consuma.
- Impuestos correspondientes.
¿Cómo calculo la potencia eléctrica de mi casa?
- Identificar el aparato eléctrico. Parece obvio, pero tener identificados todos los aparatos que consumen electricidad es necesario para el correcto cálculo.
- Conocer la potencia de cada aparato eléctrico. Esto puede verse en el propio aparato (algunos llevan una placa) o en el manual. Se miden en vatios (W).
- El tiempo que está funcionando cada aparato. Si está conectado todo el día o un periodo de tiempo, si se pone una vez a la semana o todos los días, si el uso es estacional, …
Estos tres factores a tener en cuenta son la base para poder calcular la potencia eléctrica que voy a consumir.
Es importante contemplar, como el consumo es en kWh (kilovatios/hora), que hay que multiplicar la potencia del aparato por el tiempo de uso diario que se le dé. Posteriormente se obtendrá el cálculo semanal, mensual o anual.
Por ejemplo, un secador de pelo con una potencia de 1600 vatios, con un uso diario de 5 minutos, consume:
1600 W x 5 minutos/día = 0.133 kWh cada día
0.9 kWh cada semana
4 kWh cada mes
48.6 kWh cada año
Es conveniente tener en cuenta que el consumo de energía del aparato va a depender, exclusivamente, de su potencia y del tiempo que esté conectado.
Si hago el cálculo, ¿va a coincidir con mi recibo de la luz?
Puede ser que sí, puede ser que no. La respuesta a esta pregunta va a depender de lo preciso que se haya sido en el cálculo. Pero, casi con un 100% de probabilidad, no vas a acertar. Aunque puedes hacer una estimación muy cercana a la realidad.
El problema, generalmente, va a venir derivado de aquellos aparatos eléctricos que no tienen un uso fijo. Es decir, podemos obtener, de forma muy aproximada, el consumo del frigorífico, de un secador de pelo que utilizo todos los días, del tostador, del cargador del teléfono o, incluso, la calefacción; pero es complicado saber el consumo de un televisor o la vitrocerámica, puesto que suele variar cada día.
Por otra parte, es importante tener presente que los aparatos en “Stand-by” también suponen un gasto, aunque no estén a pleno rendimiento. El Stand-by consume un alto porcentaje del gasto diario de electricidad en los hogares (más del 6% de media del consumo anual).
Diferente es el cálculo de cuánto dinero voy a pagar en mi recibo de la luz. Ahí va a depender de los impuestos correspondientes y del tipo de tarifa que tengamos contratada. Red Eléctrica de España (REE) dispone de un simulador de la Factura de Electricidad, con el que poder obtener un cálculo bastante aproximado.
Consejos para reducir el recibo de la luz
Existen numerosas opciones para recortar en el recibo de la luz, con simples cambios de hábitos y optando a alternativas más eficientes.
Algunos como el uso de luz natural, apagar interruptores al salir de la habitación, bombillas de bajo consumo, encender el aire acondicionado cuando sea necesario o secar la ropa al aire, son mecanismos sencillos. Sin embargo, otras medidas son algo más difíciles de gestionar:
- Disponer de electrodomésticos con etiquetas de eficiencia energética de clase A puede suponer un gran ahorro.
- Placa de inducción mejor que vitrocerámica, ya que consume menos.
- Ajustar la temperatura del frigorífico e intentar abrirla lo menos posible. También es recomendable tener la parte trasera ventilada.
- Cargar el lavavajillas y la lavadora antes de activar el lavado. Usar programas cortos y evitar altas temperaturas.
- Intentar precalentar el horno más de la cuenta, del mismo modo que procurar utilizarlo una vez para preparar varias comidas. Y así aprovechar el calor.
- Arquitectura eficiente energéticamente como, por ejemplo, ventanas que eviten entrada y salida de aire.
- Calefacciones de bajo consumo.
- Desconectar aparatos eléctricos que no estén usándose, para evitar el consumo en Stand-by.
- Revisiones periódicas de los electrodomésticos. Aparatos al final de su vida útil suelen consumir más de la cuenta.
En resumen: ¿Cómo podemos predecir cuál será la factura de la luz de un hogar?
Como puede verse, el cálculo del consumo no es una operación sencilla. Depende de multitud de factores a tener en cuenta, así como lo detallista que se sea. No obstante, siempre habrá usos difíciles de prever que influirán en el resultado.
Todo esto no quiere decir que no seamos capaces de hacer un cálculo que se ajuste, de manera bastante cercana, al consumo real que vamos a tener. Esto, probablemente, va a ayudar a un ahorro económico.
El primer paso es identificar cómo es el uso que hacemos de la energía y qué aparatos influyen más. Una vez hecho esto, evitaremos el gasto innecesario.
Por otra parte, una reducción del consumo de energía también tiene un efecto positivo sobre el medio ambiente ya que, en un alto porcentaje, la procedencia es de fuentes de energía fósiles.
Por tanto, un correcto cálculo de la energía puede tener consecuencias positivas, entre las que se destaca el ahorro económico del hogar, el gasto innecesario de energía y la reducción de la contaminación ambiental.
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