El ACS o Agua Caliente Sanitaria es otro de los sistemas cuyo consumo energético es representativo a lo largo de todo el año, por ello vamos a abordar qué podemos hacer para reducirlo en la medida de lo posible.
Los sistemas instantáneos calientan el agua en el mismo momento en la que ésta es demandada. Es el caso de los habituales calentadores de gas o eléctricos, o las calderas murales de calefacción y agua caliente (calderas mixtas).
Su inconveniente es que, hasta que el agua alcanza la temperatura deseada en el punto de destino, se desperdicia una cantidad considerable de agua y energía, conforme más alejada se encuentre la caldera de los puntos de consumo. Otra desventaja importante es que cada vez que demandamos agua caliente se pone en marcha la caldera. Estos continuos encendidos y apagados incrementan considerablemente el consumo, así como el deterioro del equipo. También presentan, por lo general, prestaciones muy limitadas para abastecer con agua caliente a dos puntos simultáneos. En el caso de los equipos eléctricos instantáneos presentan otra desventaja y es que tienen una potencia instantánea bastante elevada ya que tienen que desarrollar mucha potencia en poco tiempo, y esto conlleva que la potencia que se contrata en el suministro eléctrico tenga que ser también más elevada con el consiguiente gasto por este término fijo en la factura eléctrica.
A pesar de ello, los sistemas instantáneos siguen siendo los más habituales en los suministros individuales de agua caliente.
La potencia necesaria para suministrar el agua caliente a un conjunto de usuarios es muy inferior a la suma de las potencias que corresponderían si los suministros se hiciesen de forma individual. En este sentido el agua caliente acumulada permite simultanear su utilización en condiciones de confort. Además, al centralizar el consumo se puede acceder a tarifas más económicas de los combustibles.
El ahorro de agua, aunque no se trate de agua caliente, conlleva un ahorro energético, ya que el agua es impulsada hacia nuestras viviendas mediante bombas eléctricas que consumen energía, aunque esta energía es sufragada por las distintas corporaciones o suministradores de agua.
Es muy importante que los depósitos acumuladores y las tuberías de distribución de agua caliente estén bien aislados. Racionalice el consumo de agua. No deje los grifos abiertos inútilmente (en el lavado, en el afeitado, en el cepillado de dientes, etc). Evite goteos y fugas de los grifos. El simple goteo del grifo del lavabo significa una pérdida de 100 litros de agua al mes.
Existen en el mercado cabezales de ducha de bajo consumo que permiten un aseo cómodo, gastando la mitad de agua y, por tanto, de energía. En los grifos se pueden colocar reductores de caudal (perlizadores). Los reguladores de temperatura con termostato, principalmente para la ducha, pueden ahorrar entre un 4 y un 6% de energía.
Si un cuarto de baño o cocina, todavía tiene grifos independientes para el agua caliente y el agua fría, cámbielos por un único grifo de mezcla monomando.
En general, los sistemas eléctricos (efecto joule) de calefacción y producción de agua caliente sanitaria no son recomendables desde el punto de vista energético.
En caso de tener el ACS acumulada (bien mediante un generador eléctrico o por combustión) no olvide desconectarlo si se va a ausentar de la vivienda por periodos superiores a dos días, piense que estos equipos tienen pérdidas (prácticamente el equivalente al volumen de un depósito de acumulación al día), estas pérdidas son combatidas por el equipo generador (caldera o resistencia eléctrica) por lo que si desconecta el equipo se ahorrará el mantenimiento de este ACS a una temperatura dada durante un periodo que en el que no va a existir consumo alguno.
Otro tema interesante en el caso de acumulación es almacenar el agua a la temperatura lo más próxima a la de consumo. Una temperatura entre 30°Cy 35°C es más que suficiente para tener una sensación de comodidad para el aseo personal, por tanto si acumulas a 45º en vez de a 60ºC el consumo energético y pérdidas es menor. En verano esta temperatura puede reducirse por lo que es recomendable disminuir la temperatura de consigna. En los principales meses de frío en invierno puede seleccionar la temperatura de 60ºC, de esta manera estos meses realizará un choque térmico anual contra la legionela.
Pero la joya de la medida de ahorro económico en ACS sigue teniéndola la instalación de energía solar térmica para este fin, la cual tiene unos periodos de amortización entre los 3 o 4 años.
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