Últimamente se ha puesto muy de moda en televisión los programas donde el jefe de una gran empresa, es infiltrado entre sus empleados para conocer el funcionamiento y la manera que tienen estos de gestionar temas como la atención al cliente, relación entre compañeros o el funcionamiento de sus puntos de venta. En casi todas las ocasiones, el jefe se lleva desagradables sorpresas al comprobar que las políticas de gestión y recursos humanos que se dictan desde las altas esferas, no son transmitidas y/o aplicadas tal y como se ha decidido por los directivos de la compañía. Sino que la información se “contamina” por el camino, con los consiguientes aspectos negativos que conlleva.
Muchos podrán cuestionarse la eficacia de este método, si realmente introducirte de incógnito entre tus propios compañeros es la mejor forma de conocer los problemas de funcionamiento en una organización. Vamos a intentar desgranar los puntos clave de esta práctica y analizarlos respecto a la política de recursos humanos.
Como principal fundamento de esta práctica, se encuentra el hecho de que el máximo responsable de una organización tenga que recurrir a esta práctica para conocer de primera tinta el comportamiento de los trabajadores en su día a día. Normalmente, el tipo de empresas que aparecen en esta clase de programas, tienen una alta cantidad de personas en los mandos de nivel intermedio. Por tanto, esta infiltración denota la escasa efectividad de estos mandos intermedios. Son ellos la representación de los altos ejecutivos en los diferentes puntos de venta y de ellos debería emanar la información que el alto ejecutivo está buscando, por lo que a primera vista, se percibe un grave problema de comunicación en estas empresas entre los ejecutivos de nivel alto y los ejecutivos de nivel medio (aquellos que están justo debajo en la jerarquía de la organización).
Por otro lado, estos shows transmiten la desconfianza latente que los altos cargos pueden tener en sus compañeros. Personalmente, no me inspiraría mucha confianza que mi jefe tuviera que disfrazarse para poder sentarse a mi lado y preguntarme que opino de la empresa para la que trabajo. A su vez, esta práctica denota las oxidadas formas de organización de una gran cantidad de empresas hoy en día. El simple hecho de ensalzar la figura de un jefe como ente superior que debe de fiscalizar hasta el más mínimo detalle de la organización, muestra que la confianza en los demás compañeros es mínima, lo que contribuirá a minar la predisposición de éstos a aportar sus capacidades y aptitudes para posibles mejoras en la compañía en la que trabajan.
Por último, el único aspecto positivo que podría nombrar acerca de este espectáculo, es la personificación de la organización. Creo que es muy bueno para una empresa que se conozca a las personas, entramados e historias que la forman. Esa vida interna de la organización es la que hace a una compañía más humana. Demostrar que detrás de cualquier marca hay aciertos y errores, como en cualquier aspecto de la vida, es una acción muy positiva.
La cuestión es, ¿con qué fin se realiza esta práctica? ¿beneficio real o simple promoción?
Comentarios
Esta claro que estos shows no han nacido con la finalidad de ser una herramienta para el conocimiento de la empresa, es mas, si hubieran nacido con ese fundamento, en lugar de introducir al CEO se introduciría a un director o directora de RRHH, simplemente porque se les presupone mayor capacidad o conocimiento en esta materia.
El hecho de que la técnica tenga sus inconvenientes como se plantea en TV no quiere decir que no tenga utilidad real. El introducir observadores experimentados en una organizacion para que estos encuentren los errores desde una perspectiva interna no es nada nuevo. A menudo los consultores externos son vistos como los agentes de «asuntos internos» en las películas americanas: personas desagradables en las que no confiar , momento en el cual todos los trabajadores sacan a relucir un gran sentimiento de protección endogrupal.
Yo introducciria consultores infiltrados.