Como ya sabemos, el big data se ha convertido en una herramienta fundamental para toda empresa que quiere progresar en sus objetivos de negocio. El manejo de un gran volumen de información ha ocasionado una mayor eficiencia de las empresas y una generación mayor de valor en los segmentos en los que operan. Sin embargo, ¿qué ocurre si no sabemos interpretar debidamente esta información? Para ello existe el small data.
Probablemente hayamos escuchado poco o nada sobre la existencia de small data pero, sin duda, se trata de la pieza fundamental para conocer con más profundidad a los clientes objetivo y, en consecuencia, generar una ventaja competitiva importante.
¿Qué es un small data?
El small data se puede definir como el proceso a través del cual utilizamos y analizamos datos de menor tamaño y mayor simplicidad que pueden afectar a las peculiaridades de una organización. Se trata de datos “simples” que forman parte de la rutina diaria de una empresa y que permiten un conocimiento más profundo y preciso sobre su entorno.
Este análisis pormenorizado de la información ofrece una vertiente cualitativa al análisis de datos que permite una mayor detección de oportunidades para incrementar la eficiencia de los procesos de negocio y estrechar la relación con los clientes, a través del conocimiento preciso de lo que buscan, necesitan y prefieren.
De hecho, se ha llegado a definir 2016 como el año del cliente y del small data, ya que las herramientas y estrategias de marketing implementadas por la gran mayoría de organizaciones se enfocan a un mejor conocimiento de los gustos y preferencias de los clientes, tanto actuales como potenciales, con la finalidad de personalizar los productos y servicios ofrecidos y fomentar una relación a largo plazo con éstos.
Diferencia entre big data y small data
En otras palabras, mientras que el big data analiza grandes volúmenes de información para prever comportamientos y patrones a gran escala, el small data trata de descifrar datos más pequeños en los que encontrar puntos clave sobre los clientes que permitan una toma de decisiones más eficiente, ya sea en la creación de nuevas experiencias de clientes, el desarrollo de nuevos productos y servicios o bien, para la mejora de procesos de negocio internos.
No debemos olvidar que estamos en una etapa en la que el cliente es el principal protagonista y que, por ello, no hay empresa que no pretenda personalizar sus productos y servicios para satisfacer las necesidades y preferencias de cada uno de sus consumidores, optimizar su experiencia de compra y establecer relaciones más fuertes que terminen traduciéndose en un mayor ratio de fidelización.
Un ejemplo de small data lo podemos encontrar en la gran multinacional de fabricación y venta de muebles IKEA. El dueño de la franquicia se posiciona en las cajas registradoras de sus tiendas de Estocolmo para conocer de primera mano la opinión de sus clientes, tanto sobre su experiencia de compra en la tienda como sobre sus expectativas y grado de satisfacción con los productos adquiridos.
Con la recopilación de este tipo de información se pueden detectar oportunidades de mejora impredecibles con otras herramientas y, en consecuencia, optimizar los procesos y productos con la garantía de que éstos serán más adecuados e idóneos para sus clientes, al provenir directamente de sus necesidades.
Entonces... ¿Small data o big data?
Llegados a este punto podríamos plantearnos qué alternativa tomar para enfocar nuestra estrategia de negocio. El small data conlleva un coste menor que las herramientas de big data, ya que sólo hay que enfocarse en aquellos puntos que sean considerados relevantes a corto y medio plazo, sintetizando la información y obteniendo resultados que permitan un retorno de la inversión factible en dicho plazo.
No obstante, aunque el análisis de pequeños datos de valor es fundamental para obtener una satisfacción óptima de las expectativas de los clientes y una generación de valor, el big data nos ofrece información de gran valor sobre el por qué los clientes se comportan de un modo u otro; información imprescindible para predecir el futuro del negocio y una toma de decisiones con u margen de error y un riesgo más reducido.
En definitiva, ¿cuál es la mejor opción? La respuesta es clara: tanto big data como small data. La clave está en encontrar la combinación perfecta de ambas alternativas ya que, con la convergencia de éstas las empresas pueden alcanzar mayores niveles de productividad y eficiencia y los clientes pueden quedar más satisfechos con los productos y servicios ofrecidos.
Es imprescindible manejar y analizar grandes volúmenes de información para determinar patrones de comportamiento pero no debemos olvidar que en los pequeños detalles radica la diferencia entre un cliente momentáneamente satisfecho y un cliente fidelizado.
Comentarios
Exactamente, la big data podría verse muy conveniente para las empresas de gran tamaño, sin embargo es necesario contar con nodos pequeños de los cuales servirse de datos mas específicos. Se genera información en la cual los jefes se pueden apoyar a la hora de tomar decisiones y es útil para la creación de métricas adecuadas, así se controla si se sigue adecuadamente la planificación estratégica de la empresa.