En la actualidad, las inversiones financieras han ido evolucionando hacia unos productos especializados y adaptados a necesidades especificas del inversor. Estos a través de asesores, pueden obtener la rentabilidad deseada. En el siguiente artículo profundizaremos sobre los productos financieros complejos y los aspectos más importantes a la hora de invertir en ellos.
¿Qué son productos financieros complejos?
Antes de profundizar sobre productos complejos, es importante recordar ¿Qué es un producto financiero?.
Podemos entender estos productos, como instrumentos que facilitan a los inversores, la capacidad de ahorrar o invertir de distintas formas.
Este tipo de productos, son emitidos por diferentes entidades financieras y bancarias, aseguradoras y entidades crediticias, entre otras.
Tipos de productos
Con carácter general, podemos encontrar los siguientes tipos de productos:
- Inversión. Esta clasificación estaría formada por fondos de inversión, acciones o por ejemplo planes de pensiones.
- Ahorro: Estaría integrado por productos de pasivo, como los depósitos a plazo fijo, cuentas de ahorro, etc.
- Financiación: En este caso, englobaríamos los préstamos hipotecarios o los créditos.
Vista esta clasificación, los productos financieros de inversión, se pueden clasificar en dos. Productos financieros complejos y no complejos.
Los productos no complejos, según establece la Comisión Nacional del Mercado de Valores, deben de reunir las siguientes propiedades:
- Son reembolsables frecuentemente a precios conocidos por el público. Existe facilidad de poder conocer su valor en cualquier momento y hacerlos efectivos.
- La persona que decide invertir en ellos, no puede perder un importe mayor al coste de adquisición. Dicho de otra manera, la pérdida máxima es el importe invertido inicialmente.
- Hay existencia de información pública, completa y comprensible sobre estos productos para el pequeño inversor.
- No son productos derivados.
Ejemplos claros de este tipo de productos, serían las letras del tesoro, bonos y obligaciones. También estarían integrados por fondos de inversión tradicionales o acciones cotizadas en mercados regulados.
Por otro lado, tendríamos los productos complejos. Estos estarían formados por todos aquellos que no cumplen algunas de las características observadas en los puntos anteriores. A parte, su utilización supone un riesgo más elevado para el inversor y una menor liquidez, donde puede ocurrir que no se tenga conocimiento de su valor hasta cierto momento.
En este sentido, ejemplos derivados de este tipo de productos, lo podemos encontrar en derivados financieros, opciones, futuros, swaps, warrants, CFD y fondos de inversión libre. En general, englobará aquellos productos estructurados por derivados o con apalancamiento.
Para una mayor profundización, facilito el siguiente enlace proporcionado por la CNMV, sobre la Catalogación de los Instrumentos Financieros como complejos o no complejos
El Esma y los productos financieros complejos
A nivel de riesgos, el Esma (European Securities and Markets Authority) plantea un documento, donde establece los peligros que supone la inversión en productos financieros complejos. Puesto que por sus características pueden presentar tanto beneficios, como riesgos que son difícilmente comprensibles.
Específicamente, en un documento conocido como "Riesgos de las inversiones en productos complejos" donde se crea una redacción de los productos clasificados en esta categoría.
Como hemos mencionado anteriormente, los productos financieros complejos pueden observarse en obligaciones convertibles, certificados, opciones, etc. Con carácter general, el Esma también identifica este tipo de productos en los derivados financieros.
Recordemos que los derivados, son instrumentos financieros, cuyo valor está basado en el valor de otro activo financiero, un activo general o un índice de tipos de interés o divisas.
De esta manera, pueden estar formados por activos de valoración compleja, cuyos precios no están a disposición del público general.
A su vez, en su desarrollo, dichos productos pueden estar formados por variables o fórmulas matemáticas para especificar una determinada rentabilidad o para establecer una protección condicional, que desaparecerá en caso de que ocurran algunas situaciones.
Riesgos específicos de la inversión en productos financieros complejos
Es por ello, que el Esma detalla cuatro tipos de riesgos derivados de la inversión en este tipo de productos:
- Liquidez: Este riesgo deriva de la imposibilidad o dificultad de vender el producto antes de su fecha de vencimiento. O por ejemplo, venderlo aplicando un descuento derivado del precio de compra.
- Apalancamiento: Este tipo de riesgo surge cuando se llevan a cabo inversiones con un elevado nivel de endeudamiento, como ocurre en préstamos monetarios para derivados. En este caso, el apalancamiento produce un efecto multiplicador, tanto para beneficios como para pérdidas.
- Mercado: Se relaciona con la posibilidad de pérdidas que derivan de la variación de precios de los mercados. Recordemos que los productos derivados se centran en la inversión en mercados de diferentes tipos, como son las acciones o materias primas.
- Crédito: Este riesgo se produce cuando surge la posibilidad de que la entidad emisora no haga frente a su obligación´ de reembolsar la inversión.
A parte de estos riesgos, es necesario comentar a nivel estructural, como la la naturaleza y la vinculación que poseen estos productos con sus activos subyacentes y la dificultad de detectar comisiones más reducidas para su inversión, provoca un grado más de complejidad para su inversión.
Es por eso que es de vital importancia obtener un adecuado asesoramiento o formación avanzada sobre diferentes aspectos que engloba las finanzas actuales. Para ello, aconsejamos la siguiente formación: Master de Asesor Financiero (Certificación Mifid II)