Los consumidores cada vez son más exigentes y disponen de una gran variedad de productos y servicios entre los que elegir, siendo necesaria una remodelación de las estrategias de marketing necesarias para alcanzarlos. Ya no sólo debemos vender un producto. Ahora pasamos a vender experiencias y una buena forma de ello es a través de las pop up store.
Se trata de espacios que surgen de la nada, en ubicaciones curiosas e insospechadas, donde una marca ofrece una experiencia única a sus clientes de forma efímera, dando a la acción un aire de creatividad y exclusividad que aporta un valor añadido importante.
Un garaje, una playa, una terraza, un autobús, una simple acera. Cualquier espacio es bueno para instalar una pop up store. Siempre que se consiga crear un entorno acorde al mensaje que se desee transmitir y a la experiencia que se quiera ofrecer.
Aunque pueda parecernos una estrategia muy novedosa, las pop up se originaron en los años 50, cuando los artistas interactuaban con el público que pasaba cerca de ellos. En cualquier espacio desocupado, tratando de generar un mayor impacto a los espectadores a través de la improvisación y de la generación de componentes emocionales.
Podemos encontrar numerosos ejemplos de pop up store. De hecho, en Barcelona, Custo montó un outlet en la Casa Batlló de Gaudí, ofreciendo así a sus clientes un espacio único para admirar y adquirir las prendas del diseñador. La experiencia tuvo tanto éxito que se repitió varias veces e, incluso, creando el “Pop up store tour”, una gira por varias ciudades españolas.
Otro ejemplo lo encontramos en Coca cola. Una marca con un amplio bagaje en la creación de experiencias únicas a través de marketing emocional
¿Qué beneficios puede aportar la creación de una pop up store para las marcas?
Aunque inicialmente podamos pensar que una tienda de duración ilimitada no puede generar un gran número de ventas o un impacto importante, está demostrado que las experiencias venden por sí solas.
Podríamos destacar una serie de beneficios que aportan las pop up store a las marcas:
- Branding. Las pop up store, por el mero hecho de ser temporales, se convierten en el centro de atención del público. Reportando gran notoriedad a la marca que las crea.
- Relación impacto/cost. La inversión necesaria para crear una pop up store no es excesivamente elevada ya que no es necesario invertir en grandes infraestructuras ni en alquileres costosos. De hecho, el factor clave para este tipo de tiendas es encontrar el modo de ser creativo y llegar al público con una inversión relativamente reducida.
- Engagement. La generación de experiencias es una de las formas más adecuadas para crear un clima de cercanía y confianza con el cliente, mejorando la conexión con éste y transmitiéndole con más efectividad y fluidez los valores que hacen especial a la marca.
- Viralidad. La notoriedad del evento genera que el público que ha vivido la experiencia se haya sentido protagonista de la idea y tenga la necesidad de compartirla en sus círculos.
- Ventas. Aunque no se trate del objetivo principal, el montaje de una pop up store se suele traducir también en un mayor número de ventas. Bien por la venta de productos exclusivos, la utilización de promociones especiales o, incluso, la creación de un outlet basado en una pop up store.
Claramente, la esencia de este tipo de tiendas es encontrar la combinación perfecta entre exclusividad y temporalidad. Ocasionando que ese toque efímero sea lo que llame la atención del público, genere una experiencia especial y, en definitiva, deje una huella que lo convierta en único y viral.