“Se elimina la deducción por vivienda habitual para contribuyentes que adquieran su vivienda con fecha posterior a 1 de enero de 2013.”
Y yo me pregunto ¿Ahora?
El gobierno de Mariano Rajoy ha eliminado una de las ventajas fiscales de la cuál muchos contribuyentes se han estado beneficiando en los últimos años. Esta ventaja consistía en que el importe destinado a la adquisición por vivienda habitual era deducible en la cuota íntegra del impuesto sobre la renta de las personas físicas. La cantidad que se podían deducir era del 15% de un máximo de hasta 9.040 euros, es decir, un total de hasta 1.356 euros en su declaración.
El motivo de esta medida es un supuesto aumento del ahorro fiscal por parte de la Administración Pública, aunque lo que es evidente es que se ha desincentivado de esta manera la adquisición en propiedad por vivienda habitual, hecho con el que estoy de acuerdo, ¿pero ahora?
El panorama fiscal en este aspecto es el siguiente:
Desde 1978 hasta nuestros días, el estado se ha dedicado a incentivar y subvencionar fiscalmente la adquisición de una vivienda y no es hasta 2008 cuando se prevé algún beneficio para aquellos que quisieran alquilar.
De esta manera, un contribuyente que se acababa de casar y se va a vivir con su pareja, se preguntaba: ¿Alquiler o vivienda? Si se iba de alquiler lo que pagaba mensualmente se perdía, y sin embargo si se compraba una vivienda lo que hacía era una inversión, para años más tarde tener una propiedad. Pero además podría deducirse lo que pagaba en su declaración de la renta, por lo tanto, lo que tenemos es otro incentivo más a la adquisición de vivienda lo que crea un aumento de la demanda de compra. Este aumento de demanda encarecía el valor de las viviendas y por consiguiente los arrendamientos subían acorde con este encarecimiento. Así tenemos un tercer incentivo adicional para la adquisición de vivienda. ¿Para qué voy a pagar un alquiler de 600 euros, si puedo pagar una cuota de hipoteca similar?
Desgraciadamente esto no acaba aquí y aparece en escena El Banco. Cuando un contribuyente va a comprar una vivienda, acude a su banco para que le concedan un préstamo para financiar la compra y el banquero, que actúa, según nuestro derecho mercantil, «con la diligencia de un ordenado empresario» y, según nuestro derecho civil, «con la diligencia de un buen padre de familia», nos aconseja pedir un préstamo por encima del valor de la vivienda. Y ¿Por qué no? Usted va a pagar la misma cuota que pagaría alquilando una casa, y sin embargo puede tener una casa, un coche, una moto y lo que usted quiera, y hasta que pague el valor del préstamo invertido en la casa, podrá deducírselo en el IRPF.
¿Con que nos encontramos ahora?
Con millones de contribuyentes que tiene unas hipotecas que no pueden pagar, y que aunque pudieran pagarlas, terminarían de hacerlo con su pensión de jubilación, o en un ataúd, y es en estos momentos cuando eliminan esta deducción y fomentan el alquiler. Un momento donde el mercado inmobiliario está congelado, donde los bancos no perdonan un céntimo y no abren el grifo, y donde muchos contribuyentes solo viven para pagar. Ahora, cuando todo este espectáculo político de los últimos 35 años se cierra en un ocaso rojo que precede a una larga noche bañada por los ladrillos inestables que son los cimientos de nuestra sociedad.
Comentarios
Te doy mi más sincera enhorabuena por este
post.
En pocas palabras has descrito un proceso
complejo que ha contribuido a la situación actual de nuestro país. El repartir
y “jugar” con el crédito como billetes de monopoly puede que haya sido uno de
los muchos factores que han hecho posible una burbuja inmobiliaria de esta
índole y estas magnitudes.
Quizá sea tarde para muchas de las familias
que han sufrido la pérdida de un ser querido por un sistema corrupto que ha
sabido aprovechar la coyuntura, pero pensemos (o eso quiero creer) en todos
aquellos que quedan por venir y pueden beneficiarse de esta medida.
Una vez
más enhorabuena por lo que has expuesto aquí.