Piensa en una marca de la que no puedas prescindir, que hayas adquirido sus productos o servicios durante años, que desde siempre te ha dado buenas sensaciones hasta tal punto que ya no puedes pasar sin ella. Si has cogido cariño a una marca, la empresa ha conseguido su objetivo: crear una marca que despierta pasión y vínculo emocional con sus clientes o, en otras palabras, crear lovemarks.
El término lovemark lo acuñó Kevin Roberts, director general de la empresa de publicidad Saatchi & Saatchi, y combina dos conceptos que aparentemente parecen contradictorios: amor y marca.
Ya estamos más que acostumbrados a escuchar hablar sobre marketing emocional o sensorial, pero en 2004, la publicación de su libro “Lovemarks, el futuro más allá de las marcas” supuso la visión de una tendencia completamente novedosa y arriesgada.
En el libro, este publicista concluye que las emociones son las que mueven a los clientes a llegar a la acción, siendo éstas uno de los factores más importantes en el proceso de toma de decisiones ante una empresa u otra.
En otras palabras, una vez que una marca ya ha logrado captar la atención del cliente, hay que fomentar su lealtad creando un vínculo emocional con él y construyendo una historia conjunta, una historia de larga duración.
Cómo fidelizar los clientes y ser una de las lovemarks
No obstante, no se trata de una tarea sencilla, ya que lograr un posicionamiento óptimo de una marca y fomentar la lealtad del cliente en una época que destaca por el alto nivel de competitividad es prácticamente imposible.
Para conseguir que un cliente sea leal más allá de la razón, la empresa debe ofrecer una serie de productos y servicios que tengan una profunda carga emocional y sentimental. Para ello, es necesaria la creación de una estrategia meticulosamente estudiada que combine objetivos de negocio, marketing, branding y comunicación.
5 pasos para crear una lovemark
Concretamente, para crear una lovemark, hay varios pasos fundamentales que toda empresa debe seguir para lograr enamorar a sus clientes:
- Tener claros la misión, visión y valores de los clientes, además de transmitirlos como cultura de negocio entre todo aquél que esté implicado directa o indirectamente con la empresa.
- Enfocarse en un nicho de mercado determinado: el mercado es demasiado amplio como para tratar de abarcarlo todo. Siempre es más recomendable empezar con un segmento muy concreto para optimizar recursos, canalizar esfuerzos y posicionarse correctamente en la mente del consumidor.
- Trabajar con las emociones: No debemos olvidar que lo que realmente genera una lovemark son las emociones que impulsan al consumidor, por lo que deberemos encontrar aquella emoción que mueva a nuestros clientes potenciales.
- Crear experiencias: Las lovemarks generan emociones, se viven. Por ello, deberemos tratar que nuestro target objetivo sea capaz de experimentar el sentido de la marca, cuidando cada detalle que esté relacionado con ella (olores, eventos, acciones, etc,).
- Reinventarse: No todas las lovemarks son iguales ni generan las mismas emociones a lo largo de los años, por lo que toda empresa que genere una lovemark de calidad, debe tener la habilidad de adaptarse al paso del tiempo e, incluso, ir un paso por delante.
En definitiva, conseguir que nuestra marca llegue al corazón de los clientes y se convierta en una lovemark no es tarea fácil, pero sí posible. Así que si queremos que nuestro negocio se convierta en una empresa de éxito, uno de nuestros objetivos debería ser, como mínimo, intentar ser una lovemark y lograr la fidelidad irracional del consumidor.