Estamos más que acostumbrados a no poder utilizar el flash de nuestras cámaras o móviles cuando accedemos a un museo. Pero, actualmente, las prohibiciones han ido más allá: museos como el Hermitage de Ámsterdam, el MOMA de Nueva York o el museo Stedelijk de arte contemporáneo, entre otros, han prohibido la entrada a sus instalaciones del famoso palo selfie y otros muchos museos ya nos obligan a apagar o guardar el móvil antes de entrar. Parece que la tecnología en los museos no es la bienvenida.
No al palo selfie en los museos
El palo selfie es un artilugio muy simple que añade comodidad a los turistas que quieren echarse fotos a sí mismos. Aunque pueda parecer inofensivo, los responsables argumentan la prohibición de este artilugio por motivos de seguridad, ya que consideran que puede causar daños en las obras de arte expuestas.
Aunque aún hay museos de gran calibre, como el Louvre de París o el Prado de Madrid, que no han comunicado ningún tipo de prohibición a los dispositivos móviles, es muy probable que terminen aplicando también esta medida por los mismos motivos expuestos.
¿Y las demás tecnología en los museos?
Pero… En una época en la que la proliferación de las nuevas tecnologías es evidente, ¿tiene sentido limitar la utilización de dispositivos móviles a los visitantes? Queda claro que el nivel de integración tecnológica de los museos difiere considerablemente entre unos y otros y, la gran mayoría de ellos, tratan de poner trabas a la utilización de smartphones y otras tecnologías en los museos.
En una era digital como la que vivimos, la presencia de smartphones en los museos debería servir para añadir una mayor interacción del turista con las obras expuestas y generar una mejor experiencia de usuario. Pero sí, con motivos justificados o no, un gran número de museos siguen prohibiendo la utilización de móviles o, por lo menos, restringen su utilización mientras que, aunque sean pocos, hay otros museos que lo fomentan.
En este sentido, podemos encontrar a varios responsables de museos que, viendo el avance y la evolución de nuestra sociedad, han decidido aprovechar el auge de las nuevas tecnologías para generar ventajas competitivas frente a los museos que siguen prohibiendo los dispositivos móviles.
Tenemos, por ejemplo, el Museo Thyssen-Bornemisza, que dispone de varias aplicaciones que permiten al visitante preparar su visita al museo de forma previa y potenciar su experiencia una vez está dentro. Es más, las aplicaciones contienen descripciones de las diferentes obras y salas del museo para que el visitante pueda saber en todo momento los detalles de todo aquello que está viendo y consultar información relacionada para que pueda valorar cada obra en su conjunto.
Tecnología en los museos o museos tecnológicos
Otros museos, como el Metropolitan de Nueva York, ya no sólo disponen de aplicaciones específicas, sino que tienen exposiciones temporales más vanguardistas en las que la utilización del Smartphone es prácticamente obligatoria para comprender las obras expuestas.
Ante lo expuesto, podríamos plantearnos la duda sobre si es más recomendable la potenciación de la utilización de dispositivos móviles o la prohibición de éstos para preservar el estado de las obras de arte.
Seguramente, la clave esté en encontrar el punto medio: potenciar la utilización de estos dispositivos mediante aplicaciones interactivas que permitan mejorar la experiencia de usuario haciendo ver al usuario que está ante obras de valor incalculable y así extreme sus precauciones y utilice sus smartphones con el cuidado que el museo merece.