El 78% de las PYMES consideran “muy relevante” su transformación digital, pero sólo el 22% destina un mínimo del 5% de inversión.
Según la encuesta European Private Business Survey 2019, elaborada por PwC consultando a más de 2.443 compañías de tamaño medio (empresas familiares, startups y emprendedores) de la UE, el 78% de las empresas medianas españolas entrevistadas y el 65% de las europeas, consideran como “muy relevante” la digitalización para su supervivencia en el largo plazo y solo un 6% piensa que este aspecto no tendrá peso.
El informe, no obstante, revela una contradicción entre la importancia que dan los directivos de estas compañías a la digitalización y los recursos financieros que realmente le dedican.
En España, por ejemplo, solo el 22% de las compañías entrevistadas tienen previsto destinar, en los próximos cinco años, más del 5% de sus inversiones totales a la digitalización. Unas cifras que se sitúan en la media de la UE, pero muy lejos de las compañías medianas de países como Dinamarca, Noruega o Suecia, que piensan emplear entre el 42% y el 50% de sus capitales de inversión al ámbito digital. Este gap, importancia frente a inversión, es especialmente relevante entre las empresas de este tamaño de países como Reino Unido (85% vs. 18%), Italia (74% vs. 9%), España (78% vs. 22%) y la media de la UE31 (65% vs. 22%).
Basándonos en nuestra experiencia, de centenares de proyectos hechos para la digitalización de las operaciones en el ámbito industrial (Industria 4.0), hemos confirmado que el retorno de inversión se consigue en menos de 1 año. Y, sin embargo, a pesar de todo lo anterior, la inversión en transformación digital de la mayoría de las PYMES españolas sigue siendo mínima. ¿Por qué?
Causas principales de la baja inversión en digitalización en España
- Creen que no disponen de suficiente capital para invertir. “Creen” porque el problema previo es que piensan que son necesarias grandes inversiones, cuando no es así porque, si se selecciona al proveedor adecuado, existen multitud de opciones: desde modelos totalmente en alquiler, hasta formación para hágalo-usted-mismo.
- Malas experiencias previas han llevado a desistir. La selección de proveedores incorrectos ha llevado a algunas compañías a meses y meses de inversión de tiempo y dinero, con problemas y sin obtener el retorno de inversión esperado. Finalmente, han desistido y optado, en algunos casos, por pequeños desarrollos hechos en casa, o en otros, por no hacer nada. Para evitar esta situación, se debe realizar una correcta selección de proveedores y un proyecto piloto que proporcione un retorno de inversión medible y positivo en menos de 3 meses.
- No conocen el potencial de la transformación digital. A pesar de la cantidad de publicidad que hay al respecto, directivos de muchas empresas todavía no han visto el potencial transformado en resultados y, por tanto, no dan pasos decididos en esta dirección.
- Falta de formación. Hoy la tecnología no es una varita mágica que transforme la empresa de manera automática y por eso requiere del esfuerzo de las personas. Al no disponer de suficiente formación, los equipos humanos no usan, desarrollan y mantienen correctamente la tecnología por lo que no se obtienen los resultados necesarios.
Cada uno de los puntos anteriores puede abordarse poco a poco e ir profundizando, invirtiendo y transformando digitalmente cualquier organización.
Pero ¿existe alguna manera de abordar todos los inconvenientes anteriores de una sola vez?
Sí. Existen casos reales consultables de empresas que contratan servicios de ingeniería para transformar digitalmente una línea de producción y a la vez recibir formación para ser autónomas y replicar este cambio al resto de líneas, consiguiendo así que la inversión sea mínima, evitando malas experiencias, conociendo el potencial de primera mano y recibiendo formación. Es el conocido como “hágalo-usted-mismo” (“do-it-yourself” o DIY), pero con el soporte continuo de personal experto para cuando se atasquen o su carga de trabajo les impida continuar. Los beneficios de esta modalidad de transformación digital son enormes, entre ellos, menores costes de implementación, mayor autonomía del equipo de la empresa y mayor adopción de estas tecnologías y metodologías, que, a la postre, es el mayor reto de la Industria 4.0.
Asimismo, la obtención de resultados en pequeñas fases, con retornos de inversión positivos en plazos cortos, permite financiar la ampliación a otras líneas y el impacto financiero realmente se elimina, más allá del piloto inicial.
En cualquier caso, incorporarse a la Industria 4.0 de manera clara y utilizando las mejores herramientas del mercado, ya no es una opción, sino una obligación para asegurar nuestro futuro.