A la hora de crear planes de desarrollo turístico, las administraciones públicas tienen que atender a una gran cantidad de factores de gran relevancia, esenciales para que los planes sean efectivos. Se suma el hecho de que el sector turístico es altamente sensible a los cambios. Así que ser capaz de reaccionar ante ellos es prioritario para que los planes de desarrollo turístico alcancen los objetivos previstos y sean beneficiosos para el conjunto de la población. Por otro lado, la actividad turística exige la cooperación entre diferentes administraciones y actores que intervienen en la misma. Por lo que los sistemas de gestión tradicionales no tienen la capacidad para hacer frente a dichas necesidades. A raíz de estas cuestiones surge un concepto clave a tener en cuenta a la hora de desarrollar planes o proyectos turísticos de cualquier índole: la gobernanza turística.
¿En qué consiste la gobernanza turística?
Sin entrar en los orígenes del concepto, es esencial entender en qué consiste la gobernanza turística y cuáles son sus diferencias con los procedimientos de gestión que tradicionalmente se han empleado en el sector.
Según la profesora Velasco. Entendemos por gobernanza turística todos los procesos de decisión público-privados que van a mejorar la gestión de los conflictos de intereses que se producen de forma inevitable en el turismo. Esto hace que sea necesario establecer espacios de relación entre los diferentes actores, mejorar la toma de decisiones colectivas, establecer sistemas de trabajo conjunto entre todos los actores afectados y diseñar nuevos procesos de gestión y desarrollo.
En definitiva, la gobernanza consiste en intentar satisfacer los intereses de todos los actores implicados en el turismo, mejorando la comunicación entre ellos. De esta forma, tendremos que tener en cuenta a todas las administraciones públicas que intervengan en los planes de desarrollo turístico y a las empresas turísticas, como hoteles, agencias de viajes, empresas de actividades o restaurantes, que muestren interés en participar en dicho plan y que se vean afectados por lo que en él se trate.
La centralidad de la población local
Pero en la gobernanza turística, además, se ha de tener en cuenta a un factor adicional, olvidado en numerosas ocasiones a la hora de desarrollar planes turísticos: la población local. En demasiadas ocasiones escuchamos que diferentes administraciones han puesto en marcha el plan de desarrollo turístico de tal localidad, o han comenzado a promocionar la restauración de tal monumento, y que la población local se organiza para oponerse abiertamente a dicho plan.
Esto es, sin duda, fruto de un fallo a la hora de aplicar el concepto de gobernanza turística. En un destino, la población local ha de ser la primera representada cuando se proceda a desarrollar planes turísticos o proyectos de diversa índole. Puesto que se verán afectados de varias formas.
1º Será la población local la que acoja al turista
Los habitantes de un destino serán los que hagan que la experiencia en el mismo sea satisfactoria. Si la población se opone a un plan determinado, estará abocado al fracaso. Puesto que serán los primeros en ser críticos con él.
2º Sin la participación local, los proyectos no funcionan
Será difícil que un proyecto turístico o plan cale entre la sociedad y se conozca si los habitantes no participan en actividades, eventos… Es esencial que la población local conozca el proyecto y lo promocionen sean los propios habitantes. Así que si está en desacuerdo con el mismo, será muy difícil que tenga éxito.
3º La población local forma el tejido empresarial del destino
Su implicación será esencial puesto que la colaboración de las empresas es básica para que los proyectos lleguen a buen puerto. Alojamiento, restaurantes, actividades complementarias, etc. Deben ser tenidas en cuenta para que los planes de desarrollo turístico sean eficaces y eficientes.
Como conclusión, para que cualquier tipo de plan o proyecto turístico funcione, es necesario superar los mecanismos tradicionales y apostar por desarrollar modelos de gobernanza en los que tanto las administraciones públicas implicadas, las empresas y la población local tengan cabida. De esta forma, podremos contar con el apoyo y participación de todos los actores implicados. Consiguiendo que desde el principio se desarrollen los proyectos atendiendo a todas las necesidades e inquietudes de los mismos, evitando problemas futuros.