La deslocalización es un proceso de traslado de la actividad empresarial de un país hacia otro tercero, con la intención de reducir sus costes productivos y aprovechar mejor las economías de escala, logrando de esta forma una gran ventaja competitiva en el mercado mundial.
Es una práctica muy habitual entre las grandes empresas, pero recientemente nos ha sorprendido una noticia:
Inditex anunció que estaba barajando la posibilidad de traer de vuelta sus fábricas textiles a España, después de décadas abriéndolas en terceros países como Marruecos, Turquía, India y países del sudeste asiático.
El anuncio va en contra de las políticas de deslocalización que han practicado las grandes corporaciones desde el siglo XX, ¿pero porque está ocurriendo esto? ¿No se supone que la deslocalización ofrece una gran ventaja competitiva a las empresas?
A continuación, vamos a analizar las ventajas de este proceso y que está ocurriendo actualmente en el mercado mundial.
Ventajas y desventajas de la deslocalización
Atraer la deslocalización de las empresas ofrecía grandes ventajas a países en vías de desarrollo que buscaban solucionar el desempleo gracias a los salarios que ofrecían las fábricas extranjeras.
Ventajas de la deslocalización industrial
Hay que mencionar que, aunque los salarios eran muy inferiores a lo que se pagaba en los países de origen, seguían siendo superiores a la media salarial del país de destino, de esta forma atraían mano de obra a las fábricas.
La población sabe que las condiciones laborales no son las mejores (En la mayoría de este tipo de fábricas se trabajaban 12 horas diarias con un solo día de descanso a la semana), pero el salario compensaba el esfuerzo.
Además, el incremento del empleo y del poder adquisitivo de la población, acaba creando una clase media que promueve el consumo en el mercado interno, generando más negocios para abastecer esta demanda, y por tanto, generando más empleo y riqueza al país.
La economía mundial también ganaba con la deslocalización, ya que las empresas ofertaban productos a un precio mucho más bajo, mejorando la renta disponible de los consumidores, destinándolo a consumir otros productos o al ahorro e inversión.
Desventajas de la deslocalización industrial
Pero por desgracia, la deslocalización no es perfecta y tiene serias desventajas.
Trasladar la cadena productiva a un tercer país, genera desempleo y descontento en el país de origen.
Mientras que, en los países de destino, generan empleos de mala calidad, fomentando que la mano de obra cualificada emigre a otro país más desarrollado.
Además, muchas empresas se aprovechan de la inexistencia de leyes que protegen el medio ambiente, causando serias catástrofes medioambientales que afectan a la salud de la fauna y de la población local.
Como la deslocalización convirtió a China en la fábrica del mundo
La globalización busca la integración de las diferentes economías del mundo a través del comercio, facilitando el movimiento de capitales para que los inversores de un país puedan invertir en el desarrollo económico de un tercer país.
Muchos países llamaron la atención de estas empresas, pero solo uno se convirtió gracias a esto, en una de las mayores potencias económicas del planeta.
Desde finales del siglo XX, China se convirtió en la fabrica del mundo gracias a la deslocalización de la cadena productiva de miles de corporaciones, en parte por los bajos costes asociados a la producción (mano de obra barata, laxas leyes laborales, y bajo valor del suelo y que China tiene una gran red de proveedores de todo tipo de materias primas.
Si a eso le sumamos que para vender tus productos en el mercado chino era casi una condición obligatoria fabricar tus productos allí, entendemos porque las empresas más importantes del mundo tenían al menos una fábrica en China.
Sin embargo, China ya no es un país en vías de desarrollo y ya no busca ser la fábrica del mundo, conocida por sus productos baratos, pero de baja calidad.
China busca especializarse y desarrollar productos tecnológicos de alto valor añadido. China ya es la segunda potencia mundial y quiere quitarle el liderazgo mundial a EEUU.
Slowbalization, la economía mundial reduce el ritmo
Desde el año 2020, la economía mundial no para de sumar crisis:
- Guerras que interrumpen la logística de las grandes empresas.
- Creciente coste del combustible.
- Inflación generalizada con riesgo de estanflación en las economías modernas.
- Saturación del transporte marítimo.
- Tensiones entre China y EEUU por obtener recursos estratégicos.
Son muchos los factores que explican porque la economía mundial ha reducido su crecimiento y algunos economistas comentan que nos encontramos ante una nueva fase de la globalización mundial, denominada Slowbatization.
Entonces, ¿qué ocurrirá?
Los consumidores de hoy en día están acostumbrados a la inmediatez en la entrega de productos, y muchos ya no entienden que a día de hoy tarden semanas en recibir ciertos pedidos.
Por ello, muchas empresas, como Inditex, se están planteando tener fábricas en los países de origen, para ofrecer una respuesta mucho más rápida ante las exigencias de su demanda. El tiempo y los costes logísticos ya no favorecen desplazar toda la cadena productiva a países lejanos, pero eso no significa que la deslocalización tenga los días contados, ni mucho menos, significa que estamos en una época de transición.
Aunque países como China, ya no quieren fábricas, siguen existiendo países que buscan beneficiarse de las ventajas de la deslocalización (a pesar de sus desventajas), como es el caso de Vietnam, Bangladesh o Pakistán.
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