Hace menos de dos décadas, hubiese sido imposible pensar en un modelo de negocio que no fuera el tradicional en que las empresas tienen que realizar fuertes inversiones en infraestructura para poder más adelante generar beneficios.
Gracias a internet y a una intensificación de las relaciones económicas globales en los últimos años, los modelos empresariales se han visto realmente puestos a prueba, dando origen a formas híbridas y mecanismos distintos de hacer negocios. Los dos ejemplos por excelencia de esta nueva forma de empresa son Uber y Airbnb.
Airbnb. Ejemplo de Empresa plataforma
¿Cuál es el punto fuerte de una empresa como Airbnb de cara al turismo? En primer lugar recordemos porqué se le llama a esta empresa una de plataforma. Lo que hace una web como la de Airbnb es poner en contacto a dos potenciales clientes y obtener ganancia gracias a la comisión por haberles permitido encontrarse el uno al otro.
Es por ello que a este tipo de empresas se las conoce como empresas de plataforma, pues su principal elemento de negocio es la plataforma online gracias a la cual pueden gestionar los intercambios entre propietarios y futuros huéspedes.
El gran elemento de crecimiento que puede tener una plataforma como Airbnb, es como decíamos la no necesidad de inversión. Imaginemos un gran hotel que quiere responder a una nueva necesidad turística en una ciudad que va a recibir un flujo importante de turistas. Tiene que hacer grandes trabajos para tener nueva infraestructura disponible. Y antes de tener ganancias, tendrá que recuperar todo lo invertido. Podrían pasar años antes de que amortice su inversión y pueda tener verdaderas ganancias.
Una empresa de plataforma como Airbnb no tiene este tipo de necesidades de inversión. Económicamente se han hecho hipótesis de que el crecimiento de este tipo de emprendimientos comerciales se benefician del hecho de que la así denominada economía horizontal o economía compartida se ha hecho más y más presente en nuestra sociedad. La cuestión es que ha revolucionado la forma en que entendemos el turismo, el transporte y poco a poco, otras acciones de la vida cotidiana.
El modelo no es perfecto y en cuanto a legislación laboral hay muchas aristas que deben arreglarse antes de que así como es funcional en términos empresariales lo sea en cuestión social, pero es innegable que es un modelo que ha llegado para quedarse.
Más allá del alquiler de un apartamento o una pieza
La gran pregunta para la industria turística en su conjunto es si esta revolución empresarial es dañina o si puede salir beneficiada de la existencia de este tipo de empresas como Airbnb. ¿La competición matará a los hoteles? ¿Los grandes sitios turísticos pueden beneficiarse del influjo que representan los turistas que eligen estas plataformas? Sin duda alguna es muy temprano para establecer un diagnóstico definitivo pero sí que hay un aprendizaje claro.
Las personas que se decantan por este tipo de opciones, es porque no siempre quieren vivir una nueva ciudad como turistas, sino que prefieren conocerla con mayor naturalidad. Ser aconsejados por locales para probar la auténtica comida local y descubrir los sabores que definen a ese sitio en concreto. Recorrer sitios con otros ojos y quizá, más adelante, comprar ellos mismos un apartamento en una paradisíaca ciudad. Restaurantes, inmobiliarias, tiendas de artesanía, centros deportivos: son muchos los negocios turísticos que ya se empiezan a nutrir de esta sinergia empresarial.
¿El futuro? Ese siempre será imprevisible, pero por ahora, parece mucho más dinámico de lo que hace tan solo veinte o treinta años hubiéramos imaginado.