Actualmente , son comunes encontrar casos entre la población infantil con presencia de síntomas de autismo en edades entre 2 y 3 años ; los datos apuntan a que existe 1 caso de TEA por cada 100 nacimientos, lo que hace que cada vez salten las alarmas para esos padres que observan conductas disfuncionales en sus hijos y desconocen el motivo ni su diagnóstico.
En los últimos años, el conocimiento general de la sociedad sobre los TEA ha mejorado bastante (campañas de concienciación, mayor presencia en los medios de comunicación…) y la población ha sido capaz de reflexionar sobre este trastorno.
¿Qué es el TEA?
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas comunicativos, sociales y conductuales significativos. Se llama “Trastorno del espectro” porque puede tener una gran variedad de síntomas distintos.
Es un trastorno que comienza en la niñez desde temprana edad. No se conocen todavía cuales son las causas concretas del autismo, pero se continúan realizando múltiples investigaciones en este ámbito. Existen herramientas para explorar sus criterios diagnósticos, y así poder detectarlo cuanto antes, para que el menor pueda adaptarse a su ambiente.
El análisis elaborado en España por el Grupo de Estudio de los Trastornos del Espectro Autista (GETEA) concluye que en un 82,4% de los casos es la familia quien establece la primera sospecha de una alteración en el desarrollo de su hijo, lo cual se produce al año y medio de edad, solicitando la consulta inicial hasta cuatro meses más tarde.
Por ello, cada vez son más los estudios que aportan evidencias sobre los beneficios de una adecuada intervención temprana para la presencia de síntomas entre 2 y 3 años en los niños/as que presentan TEA. Esto ha hecho que se busquen herramientas y se elaboren protocolos para la detección precoz de aquellos individuos que manifiestan ciertos signos que podrían encajar en este cuadro clínico del espectro autista.
Diagnóstico e Intervención
El diagnóstico y la intervención temprana pueden suponer una mejora en la calidad de vida tanto de los menores, como de los familiares y cuidadores, ya que permite abarcar varios factores influyentes por parte del equipo profesional que interviene en todas las preocupaciones y dudas en el manejo conductual de su hijo/a.
La metodología del proceso de tratamiento para la presencia de síntomas entre 2 y 3 años debe estar adaptada a cada etapa de su desarrollo cerebral aplicando un aprendizaje adecuado para su contexto e interacción social, por ello debe ser personalizado según su etapa evolutiva.
Estas mejoras e investigaciones recientes sobre Trastorno del Espectro Autista educan y dotan de conocimientos necesarios para conocer la evolución y las complicaciones derivadas de alteraciones conductuales y síntomas manifiestos en el niño/a.
Existen diversas pruebas de evaluación sobre TEA, pero la mayoría se centran en examinar aspectos tanto del desarrollo evolutivo como de la interacción con el medio y sus patrones de conducta.
¿Cómo identificamos los síntomas más comunes presentes en el Trastorno del Espectro Autista?
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A continuación, vamos a mencionar signos tempranos del autismo en el desarrollo de los aspectos más comunes, si deseas a pueden ser:
Presencia de síntomas entre 2 y 3 años en cuanto a la comunicación y juego:
- No responde cuando lo llaman por su nombre, pero sí responde a otros sonidos (como la bocina de un automóvil o el maullido de un gato).
- No comienza ni puede continuar una conversación.
- Repite exactamente lo que otros dicen sin comprender el significado (ecolalia).
- Falta de interés por juguetes o formas repetitivas de juego con objetos.
- Ausencia de juego funcional o simbólico.
- Escaso interés de jugar y relacionarse con otros niños.
- No usa juguetes ni otros objetos para representar a la gente o la vida real en los juegos simulados.
- Juega con partes de los juguetes en lugar del juguete entero (por ejemplo, voltea sólo las ruedas)
- Puede tener buena memoria, especialmente para los números, las letras, las canciones, las canciones publicitarias de la televisión o un tema específico.
- Ausencia de gestos comunicativos.
- Le cuesta pronunciar palabras básicas que le conectan a nivel social y que garantizan su seguridad y supervivencia como “mamá”, “papá”, “agua”. Si lo logra, la dificultad será poder construir frases de dos palabras con el repertorio de vocabulario del que dispone
Presencia de síntomas entre 2 y 3 años en cuanto a comportamientos y conductas:
- Dificultad para establecer contacto visual en la misma dirección que otra persona.
- El aprendizaje que se desarrolla a través de la imitación y de la observación de cómo los demás actúan en determinadas situaciones es prácticamente nulo.
- Se mece, da vueltas, se balancea, se tuerce los dedos, camina en la punta de los dedos de los pies durante largo tiempo, aletea las manos (comportamiento llamado "estereotípico")
- Prefiere las rutinas, el orden y los ritos; tiene dificultadas con los cambios o la transición de una actividad a otra.
- Fijación por algunas actividades inusuales, que hace de forma repetitiva durante el día.
- Ausencia de imitación espontánea y escasa exploración visual del entorno.
- Tono muscular, postura o patrones de movimiento anormales.
- Mira o contempla de forma inusual, mira a los objetos desde ángulos poco comunes
Presencia de síntomas entre 2 y 3 años en cuanto a desarrollo emocional y sensorial:
- No responde a la sonrisa ni a otras expresiones faciales de los padres.
- Problemas propioceptivos como hipersensiblidad y la hiposensibilidad, donde necesitan ser estimulados o por el contrario, evitan cualquier tipo de actividad cambiante.
- Es incapaz de percibir lo que otros podrían estar pensando o sintiendo al observar sus expresiones faciales.
- No demuestra preocupación (empatía) por los demás.
- Es incapaz de hacer amigos o no le interesa hacerlo, debido a que no necesitan socializar con sus iguales
Conclusión
Cabe destacar que al tratarse de un diagnóstico multidisciplinar (pediatras, neurólogos, psicólogos, psiquiatras, foniatras, pedagogos), se debe articular un protocolo de actuación general que favorezca el acceso de las familias a cada especialista, sin necesidad de someterlos a atenciones innecesarias.
Esto es, a pesar de que actualmente se cuenta con una gran fuente de información y cualquier persona tiene acceso para documentarse y detectar alguna carencia en el desarrollo del niño/a, el único personal autorizado y responsable para hacer un diagnóstico son los médicos/as y especialistas.
Por ello, ante la duda, el temor o la inseguridad, es recomendable contar con una evaluación completa y en base a la que se planteará un futuro tratamiento para favorecer la adaptación del menor a su entorno de la manera más adaptativa posible.