La disprosodia es la dificultad para pronunciar y entonar adecuadamente el habla. Este fenómeno se caracteriza por alteraciones en el ritmo, la cadencia, la entonación e intensidad de las palabras. En general, la persona que presenta este trastorno comprende el mensaje que recibe, pero a la hora de expresarse tiene problemas para controlar la manera en la que transmite su mensaje.
El término disprosodia está compuesto, por un lado, por el prefijo “dis” que significa separación, oposición, dificultad… y, por otro lado, se compone por la palabra “prosodia” la cual es el conjunto de fenómenos fónicos que abarcan fonemas o segmentos, siendo los aspectos más relevantes de esta la acentuación y entonación, así como el ritmo. La prosodia cumple una función clave en la organización e interpretación del discurso.
Esta alteración es bastante desconocida pero más frecuente de lo que creemos. Veamos cuáles son sus causas:
Causas de la disprosodia
Normalmente, se suelen relacionar con daños a nivel neurológico, pero como veremos a continuación, la disprosodia puede estar causada por diferentes alteraciones. Las más comunes son:
- Lesiones cerebrales provocadas por traumatismos craneoencefálicos.
- Enfermedades neurológicas y neurodegenerativas, tales como el ictus, la esclerosis múltiple, Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica, distrofias musculares… Es muy común que los pacientes que presentan estas enfermedades, durante el transcurso de esta, presenten disprosodia debido a las alteraciones o daños existentes en zonas cerebrales relacionadas con el lenguaje.
- En postoperatorios de cirugías de laringe, también se han reportado casos de disprosodia en los que el paciente presenta un discurso arrítmico y con una entonación deficitaria.
- Tumores cerebrales que afecten a las zonas motoras del lenguaje.
Si hacemos hincapié en la disprosodia en las enfermedades neurológicas, hay un trastorno asociado a esta que se repite con bastante frecuencia. Este es el síndrome del acento extranjero.
Disprosodia y síndrome del acento extranjero
Hay múltiples estudios sobre este curioso cuadro clínico llamado “síndrome del acento extranjero”. Es uno de los grandes enigmas de la neurociencia relacionado con el lenguaje. En este, la persona que lo padece adquiere de manera repentina un acento distinto al nativo.
Se caracteriza porque la persona afectada, al expresarse, tiene un acento aparentemente extranjero y que no reconoce como propio. Hay cambios significativos en la pronunciación de algunas consonantes, vocales y sílabas en comparación con la lengua materna, pero que no corresponden a un acento en concreto.
Este síndrome se ha relacionado con alteraciones neuromotrices, con lo cual también se define como una alteración adquirida del habla, en la que el sistema nervioso central juega un papel muy importante, sobre todo el hemisferio cerebral izquierdo. Puede acompañarse de manifestaciones relacionadas con trastornos del lenguaje y la comunicación como afasias y disartrias. Tal y como pasa con la disprosodia.
¿Qué tipos de disprosodia hay?
Finalmente, podemos aunar todo lo visto anteriormente en los dos principales tipos de disprosodia. Son dos tipos que presentan síntomas diferenciales y que hacen referencia a las alteraciones que sufre el discurso de la persona que la padece. Lejos de ser excluyentes, ambos tipos suelen estar muy relacionados. Estos dos tipos de disprosodia son:
Disprosodia de tipo lingüístico
Por un lado, tenemos la disprosodia de tipo lingüístico la cual supone la alteración en la intención del discurso provocada por variaciones verbales. Para la persona que la padece, hay una dificultad a la hora de enunciar, por ejemplo, una pregunta con una entonación diferente a una afirmación. Hay dificultad para enfatizar las palabras o manifestar la intención de una expresión.
Disprosodia de tipo emocional
Por otro lado, tenemos la disprosodia de tipo emocional en la que la persona que la presenta tiene dificultad para transmitir emociones a través del habla. Esto se debe a los importantes cambios en la entonación y la dificultad para controlarlos. Cabe destacar que las personas que tienen disprosodia emocional, no han perdido la capacidad de experimentar sentimientos ni emociones, sino que presentan una dificultad para expresarlas y/o comprenderlas. Esto, en estudios recientes, ha sido de gran ayuda en la comprensión de distintos diagnósticos neurológicos.
Tratamiento de la disprosodia y del síndrome del acento extranjero
Al ser la disprosodia un trastorno infrecuente, no hay una manera de proceder ni un tratamiento muy específico para tratarla. El hecho de que sus causas y su mecanismo de acción no se conozcan del todo impedimenta desarrollar un tratamiento exacto y estructurado para curar esta condición. Lo que se suele prescribir desde el diagnóstico es la terapia de lenguaje. En las sesiones de terapia de lenguaje se practicará asiduamente a identificar los patrones de entonación, acentuación y pronunciación propios de un nativo en conversaciones de la vida cotidiana.
En cualquier caso, las personas con disprosodia o síndrome del acento extranjero no suelen necesitar un tratamiento para poder comunicarse satisfactoriamente. Al fin y al cabo, si el acento no se distorsiona demasiado, solo hablan con una melodía distinta y atípica, pero no impedimenta la comunicación con otros nativos. Cuando estas personas quieren recuperar su acento y prosodia anterior deben acudir a un logopeda especializado.