Numerosos medios de comunicación se han hecho eco, en los últimos meses, de los diagnósticos bloqueados y las largas listas de espera existentes en los servicios de Atención Temprana (AT).
La detección precoz de signos de alerta o problemas en el desarrollo infantil es un objetivo prioritario para los profesionales que integran los servicios de Atención Temprana. Una valoración eficaz y una intervención temprana, pueden marcar la diferencia en la evolución de un niño con alteraciones en su desarrollo. ¿Cuál es el principal problema en estos casos? ¿Por qué en algunos casos no se inicia una intervención inmediata? ¿Cuál es el proceso a seguir ante la sospecha de posibles signos de alerta?
Hoy quiero profundizar en un tema que puede generar estados emocionales de ansiedad y crisis en el entorno familiar. Uno de los principales motivos, la desinformación con la que muchas familias se enfrentan a este tipo de diagnósticos.
Atención Temprana: Definición
El Libro Blanco de la Atención Temprana (2000), define la AT como “el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.
Si nos detenemos y analizamos esta definición, podemos ver que la intervención no solo debe estar centrada en el menor, también es fundamental la participación y colaboración del entorno familiar. En aquellos casos en los que el menor se encuentre escolarizado, también será fundamental la coordinación con el centro educativo. La comunicación bidireccional fluida en estos casos (profesional-familia), jugará un papel fundamental en el proceso.
Intervenir en aquellos casos de riesgo, que presenten alteraciones en su proceso madurativo, es imprescindible para reducir los efectos en cualquier trastorno infantil.
La familia juega un papel decisivo en este proceso. Serán quienes faciliten una respuesta a las conductas y señales que emita el niño. La relación familiar tendrá una influencia directa en la dirección que siga el desarrollo del niño en esta etapa.
La respuesta ante la detección de necesidades debe producirse lo antes posible, con el objetivo, de aprovechar la plasticidad del sistema nervioso en estas primeras etapas del desarrollo infantil.
Objetivos de la Atención Temprana
Según el Libro Blanco de la Atención Temprana, el principal objetivo de la AT es “que los niños que presentan trastornos en su desarrollo o tienen riesgo de padecerlos, reciban, siguiendo un modelo que considere los aspectos bio-psico-sociales, todo aquello que desde la vertiente preventiva y asistencial pueda potenciar su capacidad de desarrollo y de bienestar, posibilitando de la forma más completa su integración en el medio familiar, escolar y social, así como su autonomía personal”
La Atención Temprana debe:
- Disminuir los posibles efectos de los déficits que presente el desarrollo del niño.
- Intentar mejorar el curso del desarrollo infantil.
- Eliminar las barreras y facilitar la adaptación a las necesidades específicas que presente el niño.
- Reducir los efectos asociados a un determinado trastorno o una situación de riesgo para el menor.
- Dar respuesta a las necesidades y demandas del entorno familiar del niño.
- Considerar al niño con un sujeto activo de todo el proceso de intervención.
La intervención en edades tempranas puede detectar y prevenir aquellas alteraciones que se puedan presentar en el niño y conseguir potenciar el máximo desarrollo de sus capacidades y habilidades.
Intervención en Atención Temprana ¿Qué hacer en caso de alerta?
Uno de los principales problemas ante este tipo de alteraciones o trastornos en el desarrollo infantil es la desinformación que puede tener la familia acerca del tema.
Algunas veces, debido a los factores de riesgo durante el embarazo o en el parto, serán los servicios sanitarios los que se ocupen de seguir y detectar aquellos casos que puedan ser considerados de riesgo. En otras ocasiones, el centro educativo, hará saltar las alarmas cuando se detecten las necesidades educativas especiales de un menor en la etapa infantil. Desde el centro educativo se solicitará una evaluación psicopedagógica. Otras veces, y este es el caso que más me preocupa, será el entorno familiar el que detecte estas alteraciones sobre el desarrollo.
Centrando nuestra atención en este último caso, es importante tener en cuenta que cada niño va a tener un ritmo distinto de desarrollo y maduración. No compares los avances o habilidades de tu hijo con el de otros niños de su edad. En esta etapa cada niño seguirá una progresión natural en la adquisición de habilidades tales como el habla, el lenguaje, etc., hasta alcanzar su desarrollo normal. Si en este proceso se detecta algún signo de alarma, deberemos prestar una atención especial, realizar un seguimiento y trasladar nuestras observaciones al Pediatra.
¿Qué ocurre cuando alertamos al Pediatra de Atención Primaria?
El protocolo de actuación puede sufrir algunas variaciones dependiendo de la Comunidad. En Andalucía, por ejemplo, el Pediatra realizará una valoración y seguimiento del caso y, en caso necesario, realizará la derivación a los profesionales que integran la UAIT (Unidad de Atención Infantil Temprana).
Las UAIT se establecen como el primer nivel de atención específica en el Servicio Andaluz de Salud para la población infantil. Desde estas unidades se realizará una valoración y definición de las necesidades de intervención del menor y se valorará la idoneidad de derivación al CAIT (Centro de Atención Infantil Temprana).
Desde el CAIT se realizará una evaluación inicial y se iniciará el tratamiento e intervención con el menor, la familia y el entorno. El objetivo principal de esta intervención será dar respuesta a las necesidades de los niños que presenten alteraciones en el desarrollo o tengan riesgo de padecerlas. Esta intervención dirigida se prolongará hasta que el menor alcance los 6 años de edad.
El CAIT pondrá en marcha todos los recursos necesarios para potenciar en estos menores sus capacidades de desarrollo, facilitando de esta forma su integración y su autonomía personal.
Los primeros años del desarrollo constituyen una etapa esencial para la adquisición de habilidades en el niño. La detección precoz de cualquier alteración en el desarrollo jugará un papel decisivo en la intervención y estimulación temprana. En el siguiente enlace podréis ver el protocolo a seguir para detectar posibles signos de alerta en estas primeras etapas del desarrollo.
“Enseñar no es transferir el conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción” Paulo Freire
Comentarios
Buenas tardes,muy interesante el articulo, gracias por compartirlo
Me gustaria saber cual es el protocolo de actuacion en Asturias y cual es la composicion de los disferentes equipos de atencion temprana del Pricipado.
Gracias
Hola, me gustaría saber cuál es el protocolo de actuación en Atención Temprana en Madrid.
Muchas gracias de antemano.
Hola, me gustaría saber el protocolo de intervención en Galicia, muchas gracias.