Las prácticas restaurativas en educación representan una oportunidad para integrar nuevos modelos de mediación ante distintos conflictos o situaciones de acoso que pudiesen presentarse en el espacio escolar. ¿Quieres conocer más sobre qué son las prácticas restaurativas en educación? ¡Empezamos!
El plan de convivencia, un indispensable
La llegada del nuevo curso escolar siempre representa un reto en sus primeros días, tanto para familias como para el alumnado y el propio profesorado. En el caso de alumnado y familias que han vivido casos de conflictos durante años anteriores, a la incertidumbre de la vuelta, se suma el miedo a lo que pueda suceder en el nuevo curso.
La LOMLOE recoge en su artículo 124 la obligatoriedad de los distintos centros de elaborar un plan de convivencia que deberá ser recogido en la programación general anual. Así, en su apartado 124.5 indica que:
"5. Las Administraciones educativas regularán los protocolos de actuación frente a indicios de acoso escolar, ciberacoso, acoso sexual, violencia de género y cualquier otra manifestación de violencia, así como los requisitos y las funciones que debe desempeñar el coordinador o coordinadora de bienestar y protección, que debe designarse en todos los centros educativos independientemente de su titularidad. Las directoras, directores o titulares de centros educativos se responsabilizarán de que la comunidad educativa esté informada de los protocolos de actuación existentes, así como de la ejecución y el seguimiento de las actuaciones previstas en los mismos.”
En esta misma línea, existen algunas otras medidas que fomentan una óptima convivencia escolar. Por ejemplo, la creación, en 2021, de los grupos de Trabajo de ciberconvivencia y bienestar emocional. Desarrollados por parte de la Subdirección General de Cooperación Territorial e Innovación Educativa, culminó con la publicación de dos estudios centrados en analizar la convivencia escolar en las aulas de educación primaria y secundaria en España.
Integrar prácticas restaurativas en los planes de convivencia en los centros educativos puede contribuir directamente a la mejora del clima escolar, incidiendo positivamente en la prevención de situaciones de acoso entre el alumnado.
Gestión del conflicto en educación
Que en un aula educativa haya conflictos es más que común. Cualquier conflicto surge vinculado a una historia concreta, relacionada con las motivaciones que lo generan, los intereses que manejan las personas involucradas o la forma en que vivimos emocionalmente las relaciones. ¡Y esto no va a cambiar! Sin embargo, sí podemos conocer y trabajar sobre estos elementos influyen directamente en cómo enfrentamos el conflicto y en la respuesta que tratamos de darle.
En nuestra sociedad, hablar de “conflicto” se asocia, de forma general, a aspectos negativos. Así, integramos connotaciones peyorativas. ¡Pero no tiene por qué ser así! Esta visión implica que nuestro interés se centre en eliminar cualquier conflicto. Una actitud que, reproducimos en distintos ámbitos de nuestra vida, desde la familia, a las relaciones sociales, ámbito empresarial o el entorno escolar.
Los conflictos: ¿Siempre negativos?
Esta negación del conflicto no contribuye a buscar soluciones a distintos problemas que puedan presentarse en el establecimiento de nuestras relaciones. De hecho, representa realmente una forma de violencia, en la medida que niega aquello que se presenta distinto o desde una visión contrapuesta, imponiendo una solución forzada.
Se trata de una visión que, como indica Jares, permanece anclada en una visión tradicional, tecnocrática y conservadora del conflicto. Así, lo “califica como algo negativo, no deseable, sinónimo de violencia, disfunción o patología y, en consecuencia, como una situación que hay que corregir, y, sobre todo, evitar” (Pág. 55). Se utiliza así, un falso consenso impuesto que oculta las discrepancias para aparentar unanimidad y confluencia de intereses.
Esta visión del conflicto termina creando desesperanza en la medida que quienes integran las distintas organizaciones. ¡Algo que sucede de igual forma en el espacio escolar! Esta desesperanza ante un contexto que no admite disputa, termina generando dinámicas de desconfianza, tanto hacia las personas que integran la comunidad u organización, como ante la propia institución. Además, incomunicación, ante la imposibilidad de que otras visiones puedan ser tenidas en cuenta de forma real; y temores o prejuicios respecto a las situaciones de violencia que se puedan generar.
Integrar las prácticas restaurativas en educación
El objetivo principal de las prácticas restaurativas en educación se centra en construir comunidad, abordando el conflicto y las tensiones que se generan a través de este, buscando reconstruir las relaciones y reparar los daños que se hayan podido causar.
Para cumplir su propósito, las prácticas restaurativas parten de 2 enfoques distintos:
- Un enfoque proactivo: en el que el trabajo se centra en construir relaciones entre quienes forman la organización, en este caso, el espacio escolar, buscando crear comunidad.
- Un enfoque reactivo: centrado en la reparación del daño causado y la reconstrucción de las relaciones que se hayan podido ver afectas.
De igual forma, estas prácticas pueden concebirse de forma integral como un proceso continuo dentro de la organización. Por el contrario, deberán ser entendidas como herramientas que podemos usar en determinados casos o momentos. En cualquier caso, el desarrollo de este tipo de estrategias debe basarse siempre en los siguientes elementos:
- Deben sustentarse en un proceso justo y respetuoso: propiciando la participación de las personas afectadas, teniendo en cuenta todas las visiones respecto al conflicto; explicando claramente en qué están basadas las decisiones que se toman; y, garantizando la comprensión de las decisiones y las expectativas del grupo.
- Ventana de la disciplina social: En este caso las prácticas restaurativas deben centrarse en la colaboración, el compromiso y las posibilidades de dialogar con los demás para solventar problemas.
- Estar basadas en el diálogo restaurativo: Este se basa en una conversación
- Trabajar los afectos y la brújula de la vergüenza.
Todos estos elementos son esenciales para poder construir prácticas restaurativas que involucren a toda la comunidad para evitar o resolver conflictos. Os recomendamos leer los distintos recursos facilitados desde el Ministerio para profundizar en estas prácticas. Además, ahora puedes formarte en resolución de conflictos con INESEM. ¡Vamos!