Para la Pedagogía Montessori lo relevante en la evolución del ser humano es el desarrollo mental. Es por ello que su método distingue entre cuatro planos del desarrollo en el niño/a; los cuales influyen, de un modo u otro, en el aprendizaje de este/esta.
No podemos percibir al niño/a como un adulto en miniatura, tanto física como mentalmente. Más si cabe, tampoco podríamos señalar al niño/a como una dilatación específica del adulto, puesto que el primero va avanzando de manera constante y manifiesta grandes diferencias de una edad a otra. En otras palabras, el niño/a se encuentra en un proceso ininterrumpido de crecimiento y transformación. Es precisamente en esta característica tan esencial en el que el niño/a se diferencia del adulto, quien ya logró la madurez en su desarrollo. Llegados a este punto, es oportuno señalar que el niño/a trascurre por una serie de planos del desarrollo (etapas), divididos cada uno de ellos por unos intervalos de transición. Dentro de estos planos del desarrollo Montessori, encontramos la mente absorbente, el periodo de la niñez, la adolescencia y la madurez.
Las etapas del planos del desarrollo Montessori
Mente absorbente del niño (de 0 a 6 años)
En esta etapa o plano de la infancia prima la creatividad y el cambio. A su vez este plano del desarrollo infantil se divide en:
- Mente Inconsciente (de 0 a 3 años): Durante este espacio temporal la mente está en constante adquisición inconsciente de aquellos aprendizajes que proporciona el entorno más cercano al niño/a. Un ejemplo claro es la adquisición del lenguaje. También a lo largo de esta etapa se comprende la diferencia entre lo real e irreal; las coordinaciones visomotoras; los hábitos de higiene personal e independencia. Como herramienta exploradora de esta absorción los niños/as hacen uso de todos sus sentidos.
- Mente consciente (de 3 a 6 años): En este periodo de tiempo la mente del infante toma conciencia; y lo hace a través del movimiento. Esto es que la mente se sensibiliza ante cada acción y de las repercusiones que ésta tiene en el entorno donde se da; ahora la mente es consciente de sus actos. Durante esta fase se trabajan habilidades como la concentración, la voluntad o la memoria. Ahora el niño/a tiene el control del ambiente, y no el ambiente sobre él o ella como ocurría en la fase anterior. Los sentidos vuelven a ser los protagonistas del aprendizaje; en esta ocasión las manos se definen como una herramienta consciente, y no como meras receptoras de estímulos.
Periodo de la niñez (de 6 a 12 años)
Este segundo plano se caracteriza por la estabilidad; pues en la niñez los sujetos emplean la información aprendida anteriormente, así como la recién adquirida para dar respuesta a cuestiones del tipo “por qué”, “cómo” y “cuándo”. A su vez se despierta el interés por aspectos más complejos y las relaciones sociales se incrementan, al igual que los planteamientos de tipo moral.
Adolescencia (de 12 a 18 años)
El tercer plano de desarrollo, Montessori lo entiende por dos fases contiguas:
- Pubertad (de 12 a 15 años): Fase de configuración o creación que Montessori asocia con un “nuevo nacimiento”. A lo largo de ésta se producen cambios tanto físicos como psicológicos. Dentro de estos últimos se encuentran sentimientos de duda, inseguridad, explosiones emocionales, etc. Según Montessori, el aspecto académico deberá respetar el desarrollo social y cooperar en este desarrollo.
- Adolescencia (de 15 a 18 años): Esta es una etapa de consolidación y crecimiento de intereses, donde se manifiesta una cierta inquietud por la posición que uno tiene dentro del mundo adulto. Tal inquietud quedará ligada al asunto de la responsabilidad social.
Madurez (de 18 a 24 años)
Todos los planos del desarrollo o etapas anteriores concluyen en la madurez. Llega el momento de que el niño/a se adentre en la sociedad adulta, mantenga una estabilidad tanto social como emocional y comience un desarrollo evolutivo estable.
Así es como la Pedagogía Montessori entiende el desarrollo infantil, en paralelo a ello me gustaría añadir que María Montessori propuso otra forma, además de la expuesta anteriormente, acerca de los planos de desarrollo. Esta otra forma la bautizo como el bulbo por la similitud del desarrollo humano a “una fuente que está escondida en la oscuridad y emerge a la luz” (María Montessori, 1951).
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Comentarios
Muy interesante!
Excelente video, se observa la independencia de los niños y niñas, su autonomia y el placer por aprender por si mismos.
Excelente video, claro y sencillo, con grandes posibilidades de aplicarlo tanto educadoras como para mamás.