Entre los trastornos del neurodesarrollo, el Trastornos del Espectro Autista (TEA) es uno de los más conocidos. El perfil sensorial en el TEA es uno de los factores que se deben tener en cuenta para su mejor comprensión. Son pocas las personas que saben o entienden lo que supone un procesamiento deficiente de la información. Pero esta es una de las variables que nos hace observar determinadas pautas de conducta atípicas en personas diagnosticadas del mismo.
Este procesamiento alterado de la información del entorno proviene de las teorías de Jean Ayres. Esta terapeuta ocupacional estadounidense ha estudiado cómo afectan los fallos perceptivos en niños. Sus investigaciones han resultado especialmente útiles en el planteamiento de la intervención del autismo. ¿En qué consiste su teoría y cuáles son los rasgos típicos en el TEA?, lo describiremos a continuación.
Jean Ayres y el Trastorno de Procesamiento Sensorial
La terapeuta ocupacional Jean Ayres definió en 1972 la integración sensorial como “la organización de la información sensorial para su uso”. Así, se entiende que es necesario tener una buena integración de los estímulos que recibimos para actuar en el contexto. La integración sensorial se entiende desde entonces como elemento esencial para el ser humano. Disponer de una integración adecuada garantiza la adaptabilidad al medio.
Pero hay casos en los que esta integración no se da de forma adecuada, llevando a problemas de adaptación y conducta. Esto es lo que se ha venido estudiando en muchos trastornos infantiles, y especialmente en el TEA. A los fallos de integración sensorial se les conoce como Trastorno de Procesamiento Sensorial. Este trastorno aún no ha sido entendido como un déficit concreto en su totalidad por la comunidad científica. En muchas ocasiones, los fallos de procesamiento sensorial se han asociado a trastornos mucho más conocidos.
No obstante, es importante conocer que este tipo problemas existen. En diversos casos es necesario atender a cómo se está recibiendo la información. Esto permite explicar ciertos problemas conductuales y de regulación. El Trastorno de Procesamiento Sensorial puede afectar a todos los distintos canales sensoriales, tanto por exceso, así como por defecto. El perfil sensorial en el TEA es uno de los ejemplos más claros. En los siguientes párrafos identificaremos sus características principales.
Problemas en el procesamiento auditivo
El fallo perceptivo mediante el canal auditivo es, quizás, el más observado en el perfil sensorial del TEA. Principalmente se puede observar la hipersensibilidad a estímulos sonoros. Estas personas tienden a tapar sus oídos y a huir de aquellas frecuencias que les resultan desagradables. Un ejemplo de ello es el ruido de los fuegos artificiales, ante lo que existen campañas de concienciación para evitar su sufrimiento.
Sin embargo, también puede haber sonidos que les resulten extremadamente agradables. En estos casos se pueden estar exponiendo constantemente a ellos. Así, se puede ver a personas con TEA que gustan de escuchar melodías de forma repetitiva. Determinadas piezas musicales o sintonías de televisión pueden agradarles enormemente.
Problemas en el procesamiento táctil
Otro rasgo característico en el perfil sensorial del TEA es el fallo del procesamiento táctil. Lo que se observa en estos casos puede ser o una respuesta de huida o una estimulación excesiva.
Por ejemplo, pueden mostrar una enorme sensibilidad ante estímulos leves como un abrazo o ante texturas de prendas de vestir. Que los toquen es algo que puede generarles una gran ansiedad y rechazo, ya que lo perciben como desagradable. También pueden darse problemas para llevar el vestuario apropiado según la época del año. Hay personas que se niegan a descubrir sus brazos, lo que puede ser problemático ante temperaturas elevadas.
Sin embargo, también se observa en algunas ocasiones el hecho de que pueden golpearse sin mostrar rechazo alguno. Hay niños que buscan una estimulación excesiva en determinadas situaciones, pudiendo también golpear o hacer daño a los demás ante esa necesidad.
Problemas en el procesamiento gustativo y olfativo
Junto con los fallos en el procesamiento táctil, las percepciones distorsionadas del olor y el sabor generan problemas de alimentación. Esta es una de las principales preocupaciones en la intervención de personas con TEA. Lograr en muchas ocasiones que cambien su patrón de alimentación puede ser complicado debido a estos fallos. Pueden rechazar incluir alimentos nuevos en su dieta porque les resulten desagradables su sabor y olor, además de la textura.
También les pueden resultar desagradables determinados olores, como perfumes. Algunas veces pueden llegar a evitar espacios o personas por el olor que de ellos se desprende. Esto llega a delimitar su vida social de forma notable, ya que se encuentran muy condicionados al rechazo.
Problemas en el procesamiento visual
En algunas ocasiones, se observa que las personas con TEA son extremadamente hábiles en la identificación visual de determinados patrones de formas. Así, las pruebas en las que intervienen matrices o selección visual de estímulos concretos pueden dar buenos resultados. Sin embargo, también se da una hipersensibilidad a estímulos que se reciben a través de la visión, como determinadas luces. Hay casos en los que son incapaces de exponerse a determinadas fuentes de luz, incluso a la solar.
Los problemas visuales se pueden unir a los motores, dificultando la interacción con el medio. En el contexto académico, los niños con TEA suelen presentar alteraciones en la adquisición de la lectoescritura, lo que se ha asociado a este fallo perceptivo.
Problemas en el procesamiento vestibular y propioceptivo
El sistema vestibular se encuentra relacionado con el equilibrio y el propioceptivo con la información que recibimos del propio cuerpo. En el caso del fallo a nivel vestibular, observamos claramente la hipersensiblidad y la hiposensibilidad. En el primer caso, veremos a personas que son incapaces de desenvolverse en un entorno que sea muy cambiante. Por ejemplo, niños que evitan a toda costa los parques, o subir escaleras. En el segundo caso, se da todo lo contrario, encontrando así a personas que buscan una estimulación contante. Pueden gustar de subir en atracciones de feria, saltar, correr y saltar, subir a determinadas alturas, etc.
En el caso de la propiocepción, se ha observado más un déficit que un exceso en la misma. En estos casos se puede llegar a tener problemas de coordinación motora. De este modo, el no percibir correctamente el propio cuerpo impide que se interactúe de forma adecuada con el entorno que le rodea.
Los problemas de coordinación también se pueden apreciar a niveles más básicos. Desde escribir o vestirse, hasta la manipulación de utensilios de cocina, son algunas de las actividades que se pueden ver afectadas.
La intervención en el perfil sensorial del TEA
En muchas ocasiones el Trastorno de Procesamiento Sensorial se ha venido utilizando como explicación única para el TEA y la problemática que presenta. Esto no es avalado por la comunidad científica. La investigación sigue buscando las causas del autismo, que actualmente se entienden como un conjunto de diversos factores. Genética y ambiente han sido los más estudiados.
Teniendo en cuenta la importancia que supone una correcta percepción, es necesario atenderla en las intervenciones que se realizan a nivel clínico. No obstante, es importante encontrar a profesionales de la terapia ocupacional correctamente formados para ello. En estos casos no todo vale, y se debe exigir que quien atiende al paciente tenga una adecuada capacidad.
Comentarios
Son patologías muy complejas que hasta profesionales d ella salud tiene q especializarse en ellas, sin embargo a los nenes autistas los depositan cual guardería en escuelas comunes que no tienen ni personal, ni capacitación, ni infraestructura preparada al tal fin. El chico con TEA sufre, sus compañeros, sufren y los docentes sufren porque algunos casos son incontrolables y está la maestra sola con todo el grupo. Es una locura sinceramente este tema
Los avances en la investigación neurocientífica han permitido conocer mejor las características de la población que pertenece al espectro autista, siendo muy significativa esta información para psicopedagogos, expertos en atención temprana, docentes, padres y psicólocos. En especial porque muchos niños, niñas y adolescentes que presentan este perfil sensorial descrito por Uds, en esta publicación, que no habían y otros todavía no han, recibido un diagnóstico oportuno siendo incomprendidos por su entorno familiar, social, médico y educativo.
Especialmente aquella población cuyos signos y síntomas más característicos del TEA son menores, han estado mal atendidos por nuestro desconocimiento. En sus primeros años de vida y desarrollo hemos podido intervenir en el manejo terapéutico y temprano de los problemas relacionados con el procesamiento sensorial, gestionando mejor la exposición a los estímulos y orientando a sus familias al respecto. Ahora entendemos su hipersensibilidad auditiva y táctil, dificultades en la sensopercepción visual, en fin las características de su » perfil sensorial» que ha afectado tanto sus vidas diarias y sus aprendizajes. En muchos casos presentan en trastornos de alimentación, de integración escolar y de adaptación a sus diferentes entornos. En otros han podido integrarse con marcado compromiso en sus interrelaciones.
Será muy importante enfatizar en el diagnóstico oportuno ( diferente a etiquetar), la intervención a nivel familiar y escolar, en un trabajo de equipos que promueva la concientización, orientación, que ayude a comprender y a mejorar los casos que no atendimos adecuadamente (tanto padres como profesionales).
Es el momento de la intervención temprana ahora que existen estos avances científicos y divulgativos.