“Somos esclavos de nuestro hijo, antes pedía permiso, ahora, solo exige”. Frases como esta se han convertido en una realidad diaria para muchos padres que viven sometidos a la voluntad de sus hijos. Exigencias que llegan a límites insospechados por unos padres que pierden el control sobre las actuaciones de sus progenitores debido al Síndrome del niño Emperador.
¿Qué genera el síndrome del niño emperador?
Acciones de sobreprotección o falta de autoridad pueden ser el origen de este tipo de situaciones que suelen tener una mayor prevalencia en edades comprendidas entre los 11 y los 17 años, aunque también podrá manifestarse en edades más tempranas.
El niño tirano será incapaz de desarrollar emociones como la empatía, sin la que el menor será incapaz de ver el daño que causa a los demás y en consecuencia, no podrá llegar a sentir culpa o arrepentirse de las acciones cometidas o el comportamiento adoptado.
Síntomas del Síndrome del niño emperador
Menores que adoptan una actitud agresiva y presentan poca tolerancia a la frustración suele ser el perfil más habitual de estos niños tiranos, pero, si aún no sabes cómo detectar este síndrome, presta atención, entre los síntomas más comunes bajo los que se esconderá podemos citar los siguientes:
- Estados de tristeza, ansiedad o enfado sin una causa justificada.
- Exigencias, esfuerzos por conseguir aquello que desean a toda costa.
- Egocentrismo, deben ser el centro de atención, no habrá nada que tenga más importancia que ellos mismos.
- Carencia de empatía, no saben situarse en el lugar del otro, por tanto, no se hacen una idea de cómo su actitud afecta a los demás.
- Negativa al castigo, no aceptan las normas o los castigos impuestos por los padres, los responsabilizan de su dolor y los someten hasta que consiguen que cedan ante sus exigencias.
- Ataques de ira o violencia cuando no consiguen sus propósitos.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Baja autoestima.
- Culpan a los demás de sus errores.
- Inadaptación social. Su negativa ante las normas y al temor que causan terminan en una situación de exclusión social.
- No sienten culpa, ni remordimientos por las acciones cometidas.
Un maltrato cada vez más común en la sociedad, ejercido de hijos a padres. Un trastorno en el comportamiento que está generando temor e impotencia en unos padres que no entienden como han podido llegar a dicha situación.
Una educación basada en la ausencia de límites o un estilo educativo permisivo que satisfaga todas sus peticiones e intereses pueden ser los factores desencadenantes de este Síndrome del Emperador.
Vivimos en una sociedad más individualista que nunca, en la que las funciones familiares se han visto afectadas por la escasez de tiempo de los padres quienes encuentran gran dificultad para poder compaginar, de la forma más adecuada posible, vida laboral y familiar.
El rol de la tecnología en el desarrollo del síndrome del niño emperador
Las nuevas tecnologías están cambiando la sociedad a un ritmo vertiginoso y si no hacemos un uso adecuado de ellas y no enseñamos a nuestros hijos o alumnos a interpretar de forma correcta la información disponible y hacer un buen uso de los recursos, provocaremos que valores hedonistas, superficiales o consumistas sean la base de los nuevos valores adquiridos por unos menores que carecerán de autocontrol y perderán el respeto y el valor de algo realmente fundamental en su desarrollo, la familia.
Normalmente, los padres suelen adoptar un papel de culpabilidad ante las actuaciones tiranas de sus hijos pero es un pensamiento con el que debemos romper si queremos poner fin a esta situación. En ocasiones este tipo de comportamiento solo se manifestará en el entorno familiar, y el menor cambiará su actitud y comportamiento cuando se encuentre en ambientes diferentes, desvinculados del núcleo familiar, pero es una situación que requiere de toda atención e intervención por parte de profesionales especializados, ya que una detección e intervención temprana hará posible la eliminación de este tipo de conductas y permitirá reconducir y reestructurar la situación familiar.
“Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía” John Ruskin