El conocimiento de calidad, actualizado y continuo sobre el cerebro —el órgano que todo lo maneja— junto a las buenas prácticas profesionales a lo largo y ancho de una empresa generan grandes diferenciales de valor institucional y desarrollo saludable de los colaboradores.
Esta combinación de saberes y experticia en tiempos de plena revolución del potencial humano posiciona a las organizaciones como espacios de crecimiento sustentable e ilimitado al generar —de partida— una genuina y sólida fidelización de colaboradores y clientes.
Por lo tanto, al hablar sobre neurociencia organizacional en empresas es importante primeramente resaltar qué sabemos sobre ellas, para luego comprender cuáles son sus nuevas contribuciones, cómo nos benefician y de qué manera las aplicamos en nuestra cultura organizativa.
¿De qué tratan las neurociencias y a qué nos referimos cuando hablamos de neurociencias organizacionales?
Las neurociencias son un conjunto de disciplinas científicas que estudian diversas estructuras y funciones del sistema nervioso para comprender los mecanismos que regulan el funcionamiento y comportamiento del cerebro. Estos avances científicos, originariamente de laboratorio y clínica, nos posibilitan comprender diversos aspectos de la conducta humana que resultan fundamentales para potencializar capacidades individuales y colectivas en nuestro entorno profesional.
De la misma manera que una persona necesita conocerse y comprenderse para tomar decisiones sabias y saludables destinadas al mayor crecimiento y desarrollo en consonancia con sus capacidades, potencialidades, objetivos y aspiraciones; una organización requiere contar con conocimiento avanzado para comprender cómo funcionan sus talentos y públicos objetivos a fin de estar en mejores condiciones de tomar decisiones sabias para diseñar estrategias congruentes con su capital humano, misión y visión.
El mayor reto de la neurociencia organizacional es comprender y potenciar el talento intrínseco de cada miembro del equipo
Gracias a las neurociencias organizacionales entonces, los profesionales estamos cada vez más preparados para comprender con mayor claridad el funcionamiento de múltiples facultades humanas en el entorno laboral. De esta manera somos capaces de alinear con más agudeza nuestras prácticas en empresa, realizar pronósticos robustos y diseñar estrategias productivas que potencian al máximo el desempeño colectivo reduciendo significativamente eventos adversos no deseados.
Hoy en día resulta indispensable abordar las neurociencias como nuestras aliadas de manera integral y transversal en toda la organización ya que nos permiten optimizar recursos y capitales humanos tan fundamentales como la memoria, atención, toma de decisiones, creatividad, resolución de conflictos, aprendizaje, desarrollo, formación, motivación, liderazgo, trabajo en equipo, comunicación y marketing, entre otras capacidades y potencialidades humanas.
¿Cuáles son algunas de las contribuciones que nos aporta la neurociencia?
Existen innumerables aportes de conocimiento que nos brindan las neurociencias. Entre ellas podemos mencionar el impacto de las neuronas espejo en la cultura organizacional. Las neuronas espejo son una clase de células en el cerebro que se activan cuando observamos a una persona ejecutar una acción.
En nuestro caso como observadores, por ejemplo, nuestras neuronas espejo se activan como si nosotros mismos estuviéramos realizando la acción que ejecuta nuestro colega. Estas células desempeñan una importante función dentro de las capacidades cognitivas relacionadas con el aprendizaje, la vida social y el sentido de pertenencia dentro de una organización ya que dan lugar a excelentes conductas de imitación y fuertes sentimientos de empatía que favorecen un sano crecimiento colectivo en la empresa. Cuanta mayor experiencia haya en la conducta observada, mayor es la activación de este tipo de neuronas que homogeneizan la cultura organizacional, factor muy importante en programas de inducción y capacitación de talentos.
La influencia de los estímulos en la conducta y aprendizaje
Otra contribución que nos acercan las neurociencias está relacionada con el valor de los estímulos ya que nos posibilitan indagar sobre qué tipo de móviles repercuten de manera más eficiente y rápida en la conducta humana, cuál es el umbral óptimo o la cantidad de estímulos máximos y mínimos que procesa nuestra mente de manera favorable y qué tipos de estrategias podemos diseñar para un crecimiento sustentable alineado con la cultura organizacional.
En el estudio de patologías del sistema nervioso, por ejemplo, las neurociencias han arrojado descubrimientos sorprendentes que pueden favorecer la performance organizacional a través de una correcta aplicación de resultados. Esta ciencia multidisciplinaria ha estudiado pacientes que sufren de heminegligencia espacial, un trastorno de la atención generado por lesiones en el lóbulo parietal. Estas personas pierden la capacidad visual de detectar y responder a estímulos que se les presentan en el lado contrario a su lesión. Sin embargo, a través de diversos experimentos en neurociencias se ha descubierto que los pacientes mejoran significativamente la tasa de detección de objetos si los estímulos, en lugar de ser neutros, son emocionales.
Este sorprendente descubrimiento también se replica en una situación similar con pacientes que padecen ceguera cortical, una lesión que destruye la corteza visual primaria. En este caso, los sujetos reportan no ver los objetos que se les presentan en las áreas ciegas del campo visual afectado. No obstante, aunque no vean ninguno de los objetos presentados, son capaces de detectarlos cuando se trata de estímulos emocionales. Sorprendente, ¿no es cierto? ¿Cómo es posible no ver estímulos neutros, pero sí responder a ellos “sin verlos” cuando llevan una carga emocional? A pesar de no ser conscientes de visualizarlos, los pacientes responden efectiva y afectivamente modificando expresiones faciales y generando respuestas fisiológicas adecuadas en consonancia con el entorno que reportan “no ver”.
Mecanismos específicos para la atención
La neuropsicología y las neuroimágenes sugieren, entonces, que los seres humanos contamos con mecanismos específicos para la “atención emocional” que serían parcialmente independientes de circuitos que controlan la atención espacial. Este aspecto es de suma importancia en el entorno organizacional ya que nos permite diseñar procesos estratégicos de comunicación y marketing de alto impacto emocional y veloz que logran el compromiso afectivo y efectivo de nuestros diferentes públicos.
También sabemos a través de las neurociencias que existe un umbral máximo de estímulos neutros o emocionales que debemos respetar para lograr resultados esperados y evitar efectos adversos. Por ejemplo, destinar recursos financieros para poner a disposición entornos y prácticas de sobreestimulación no solo correlacionan con falta de desarrollo y avances en los sujetos, sino que además evidencian resultados perjudiciales a causa de un completo bloqueo mental como puede ocurrir en espacios de aprendizaje y capacitación. Por lo tanto, conocer las cantidades óptimas de estímulos que procesa la mente humana a lo largo del tiempo es fundamental para diseñar buenos programas en la empresa.
¿Cómo nos benefician las neurociencias organizacionales?
Considerando que son extensas y enriquecedoras todas las contribuciones que nos brindan las neurociencias a través de sus análisis y resultados, es importante resaltar que los beneficios son variados e ilimitados. Como se mencionó en la introducción de este artículo, conocemos el punto de partida: la fidelización genuina y sólida de colaboradores y clientes a partir de la generación de espacios de crecimiento constante y sustentable. Sin embargo, cuando de beneficios se trata, no se conoce techo alguno. Esto se explica por el alto nivel de productividad y creatividad que se desarrollan en entornos atravesados por las neurociencias en organizaciones: nuestro poder creativo es infinito y de calidad.
No obstante, algunos de los beneficios organizacionales que se reportan con mayor frecuencia son mayores aciertos en proyectos relacionados con gestión del cambio, correcta optimización de la información en una era marcada por la inmediatez e hiperinformación, mayor orientación para el manejo de datos, sólida preparación del capital humano ante incertidumbres y riesgos para evitar caer en desconfianzas e inseguridades, mayor eficiencia de labor en equipo, entre otros.
¿De qué manera aplicamos las neurociencias en nuestra cultura organizativa?
Cabe resaltar, primeramente, que la propia organización debe tomar consciencia inicial de la importancia y necesidad de contar con útiles contribuciones de calidad provenientes de buenos especialistas en neurociencias y gestión de recursos humanos.
En segundo lugar, es fundamental señalar que las neurociencias nacen desde entornos científicos de variables controladas como los laboratorios. Por lo tanto, su aplicación en espacios sociales de complejas variables e interrelaciones humanas como lo son las organizaciones requiere de expertos en la materia que trabajen codo a codo desde diversos departamentos y sectores de la empresa respetando y alimentando la cultura, misión y visión de la organización.
Por último, el conocimiento experto debe trasladarse a todos los colaboradores de la organización a través de buenos programas de aprendizaje intercalado que permitan llevar a la práctica las nuevas destrezas buscadas. Como sabemos, el mayor activo de una organización es su capital humano… y su mayor riqueza, el conocimiento generado y aplicado.
Comentarios
Muy bueno, entendible y claro .
Muchas gracias por enviarme esa información .