Es bien sabido que el grupo social influye de manera decisiva en la construcción identitaria de los individuos. Aunque la familia es considerada el primer agente socializador, en la adolescencia la relación con los pares gana significancia. El grupo social en la escuela desempeña un papel crucial en el desarrollo de la personalidad y esto influye en gran medida en su proceso de aprendizaje.
De la mano de la psicóloga Judith Rich Harris descubriremos en qué consiste el fenómeno de la grupalidad y su influencia en la formación de los individuos. Además, exploraremos cómo este fenómeno se manifiesta constantemente en nuestras aulas y cómo podemos abordarlo desde nuestra perspectiva docente.
El grupo social y su impacto en la creación de la identidad
La escuela es un espacio común donde el grupo es amplio y se ramifica en muchas categorizaciones diferentes. Estos grupos tan amplios tienden a dividirse en grupos más pequeños de iguales que comparten una serie de criterios que los diferencian de los otros. Nuestros alumnos pueden adquirir cierto estatus y reconocimiento dentro de un grupo o, por el contrario, sentirse excluidos.
Los subgrupos siguen las directrices de unas normas, que de manera inconsciente se establecen y discriminan, para bien o para mal, conforman unos límites en la conducta y generan estereotipos. Por tanto, la pertenencia a un grupo o a otro condicionará la visión que nuestros alumnos tienen de ellos mismos.
Una de las características fundamentales de la grupalidad es la rivalidad. Tendemos a ser leales a nuestro grupo y, por tanto, despreciar a los que no forman parte de él. La alteridad se desvela peligrosa. En los procesos de identificación, denominados por contraste, subyacen dos premisas que se retroalimentan: una parte atañe a la creación de la subjetividad y otra a la definición por contraste, es decir, ser X no solo implica ser X sino, además, no ser Y.
El grupo social en la escuela
Acabamos de ver cómo se produce la identificación por contraste. Pero ¿qué efectos tiene este fenómeno en el aprendizaje de nuestros alumnos? Las consecuencias escolares derivadas de la identificación por contraste tienden a discriminar y mantener un concepto de nosotros mismos sesgado.
Pongamos un ejemplo, los alumnos que sientan una pertenencia al grupo de buenos estudiantes mantendrán a lo largo del curso académico una actitud positiva frente al estudio. Además, la presión grupal hará que de manera inconsciente sean más proactivos y se preocupen por mejorar sus resultados académicos. Por el contrario, aquellos alumnos tachados de malos estudiantes empeorarán progresivamente. La escuela pasará a un plano secundario, primando en ellos otro tipo de actitudes más cercanas a la rebeldía y el desinterés.
La psicóloga Rich Harris destaca la separación de grupos en base a la inteligencia como uno de los círculos viciosos más peligrosos. Los niños que plantean algún pequeño retraso en su aprendizaje adoptan esta etiqueta que les marcará el ritmo escolar que seguirán. Por otro lado, los niños que empezaron un poco por delante seguirán desarrollando cada vez más y mejor sus capacidades.
Si dividimos la clase en dos grupos y, casualmente, en el grupo número uno hay dos alumnos brillantes y el grupo número dos encontramos dos alumnos con alguna dificultad de aprendizaje, ambos grupos presentarán resultados de aprendizaje muy diferentes. La media de coeficiente intelectual en los dos grupos es la misma, sin embargo, la percepción de ellos mismos cambiará e influirá en su actitud respecto al trabajo escolar.
Este es el gran problema del efecto contraste, adoptamos las características del grupo como propias o individuales, además, se afianzan y agrandan cuando se contrastan y los grupos comienzan a definirse por antonomasia. Sin embargo, el proceso identitario no es algo inamovible. Está demostrado que los niños que cambian de grupo durante el curso escolar cambian sus actitudes para adaptarse a su nuevo grupo.
Un aprendizaje colectivo
Hemos visto que la grupalidad es el agente socializador de mayor importancia en la construcción de la personalidad de nuestros alumnos. Para que los proyectos educativos sean exitosos, es esencial cambiar y reconstruir la dinámica de los grupos, minimizando la segregación. Los profesores pueden desempeñar un papel crucial. Si el docente evita la segregación y promueve una consciencia colectiva dentro de la clase, se construirá el aprendizaje en torno a un nosotros. Reduciendo, de esta manera, las categorizaciones y el individualismo.
La influencia de los grupos sociales en la identidad y el aprendizaje escolar es innegable. La grupalidad moldea la personalidad de nuestros alumnos, afecta a las actitudes hacia el aprendizaje y contribuye a la formación de estereotipos. Reconocer la importancia de esta dinámica y trabajar para fomentar un ambiente inclusivo y colaborativo en el aula es esencial para el desarrollo positivo de los estudiantes y su éxito futuro. La educación no solo se trata de adquirir conocimientos, sino también de formar individuos seguros de sí mismos y conscientes de su capacidad para trabajar de manera colectiva.