Las emociones son una parte integral de la experiencia humana y desempeñan un papel esencial en nuestra vida cotidiana, nuestras relaciones, nuestra toma de decisiones y nuestra salud mental. Aprender a reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones es fundamental para llevar una vida plena y saludable.
Este artículo se va a centrar en el alumnado con Síndrome de Down, así como en la importancia de trabajar e implementar de manera efectiva la Educación Emocional en estos niños. El Síndrome de Down, también conocido como trisomía 21, es una condición genética que afecta a las personas desde su nacimiento. En particular, es causada por la presencia de un cromosoma extra en el par 21, lo que resulta en un total de 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales. Este cromosoma extra, causa una serie de diferencias en el desarrollo físico y cognitivo de estos individuos.
El mundo emocional de las personas con Síndrome de Down
Las personas somos seres sociales y tenemos la necesidad de relacionarnos con los que nos rodean. Por tanto, la vida emocional de las personas con Síndrome de Down es muy similar a la de personas que no poseen esta discapacidad. No obstante, en el caso de estas personas, pueden experimentar una serie de desafíos en relación con sus emociones debido a las diferencias tanto cognitivas como del desarrollo que caracterizan esta condición. Las principales dificultades en el proceso de desarrollo afectivo-emocional:
- Escaso o nulo control emocional
- Bloqueos emocionales
- Limitaciones de expresión verbal
- Sensibilidad a la crítica y la frustración
- Confusión a la hora de reconocer emociones
- Dificultades en la empatía
- Baja capacidad para adaptarse a los cambios
Dentro de estas dificultades, también podemos encontrar barreras propias del entorno en el que se encuentra el niño. De alguna manera, están relacionadas con conductas inadecuadas que limitan y perjudican el factor emocional de la persona con Síndrome de Down. Entre ellas, destaca la sobreprotección y en el caso contrario, la sobreexigencia.
La importancia de la educación emocional en el Síndrome de Down
La Educación Emocional nace ante la necesidad de dar una respuesta educativa al desarrollo de habilidades para reconocer, comprender, expresar y regular las emociones de manera efectiva. Su objetivo principal es ayudar a las personas a adquirir competencias emocionales que les permitan manejar sus emociones de forma positiva y constructiva en diversas situaciones de la vida. Con respecto a los niños con Síndrome de Down no solo tiene beneficios en el desarrollo emocional, sino que también puede mejorar su bienestar social y cognitivo.
Por tanto, debe ser un tema importante a trabajar, ya que se considera un proceso educativo, continuo y permanente que se puede llevar a cabo en diversas etapas de la vida de los niños con Síndrome de Down, desde los centros educativos, que pueden integrar programas de educación emocional en el plan de estudios para ayudar a los estudiantes a desarrollar estas habilidades desde una edad temprana, hasta el propio hogar, donde los padres o tutores legales desempeñan un papel fundamental en la educación emocional de los niños, proporcionándoles apoyo y orientación. Por tanto, la comunicación entre el centro escolar y los padres o tutores legales debe ir a la par, ese acto tan simple será beneficioso y positivo para el niño.
Educación emocional en el aula
Con respecto al ámbito educativo, se han implantado programas sobre Educación Emocional en el currículo escolar, ya que puede ser una forma efectiva de enseñar al alumnado con Síndrome de Down a manejar sus emociones. Estos programas garantizan que se refuercen lecciones sobre reconocimiento emocional, resolución de conflictos, empatía y habilidades de comunicación, ofreciéndoles estrategias específicas y recursos adaptados a las necesidades individuales. Asimismo, es importante empezar a trabajar las emociones primarias, que serán la base sobre la que se sujeta todo el desarrollo emocional, y en el que las emociones secundarias se podrán construir de manera adecuada.
Etapas emocionales de los padres de niños con Síndrome de Down
En la actualidad, hay una serie de estados actitudinales por los que pasan los padres o tutores legales, aunque pueden variar ampliamente de un padre a otro, y no todos pasarán por todas estas etapas en el mismo orden. Cada familia es única, y el apoyo emocional y la comprensión son fundamentales para ayudar a los padres a enfrentar los desafíos y celebrar los logros de sus hijos con síndrome de Down. No obstante, la clasificación más común se divide en cuatro fases principales.
- La primera fase denominada “impacto o choque”, hace referencia a un estado de indiferencia y ausencia al saber que su hijo tiene Síndrome de Down.
- La segunda fase denominada “negación”, se caracteriza por el rechazo o la resistencia a aceptar que su bebe tiene Síndrome de Down.
- La tercera fase denominada “tristeza o dolor”, está determinada por la toma de conciencia y aceptación de su bebe, intentando reconocer la situación real en la que se encuentran.
- La cuarta fase denominada “adaptación”, es cuando se asume que su bebe tiene esa condición y supone un cambio de visión y actitud ante la situación.
En definitiva, la Educación Emocional se ha convertido en un tema de gran relevancia para los niños con Síndrome de Down, ya que su objetivo es el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, lo que les permite establecer una base sólida y saludable en las emociones. Del mismo modo, los maestros desempeñan un papel fundamental en el fomento de estas habilidades, y cuanto antes se comience a trabajar en ellas, mejores serán los resultados a largo plazo. Además, es importante involucrar a la familia, fomentando un entorno que sea emocionalmente saludable para estos niños.