Según la R.A.E. cuando mencionamos la palabra disrupción, hacemos referencia a una “rotura o interrupción brusca”, podemos decir entonces, que al hablar de educación disruptiva, hacemos referencia a una forma de educación que rompe con lo establecido, interrumpiendo el tradicional modelo de transmisión de conocimientos.
La educación disruptiva está directamente relacionada con los trabajos desarrollados por Bower y Christensen (1995) y posteriormente ampliado por el propio Christensen (2012), en torno a las innovaciones disruptivas. Según estos investigadores, una innovación disruptiva, es aquella que origina un nuevo mercado de valor, rompiendo, sustituyendo o desplazando el que ha existido anteriormente. Así, las innovaciones disruptivas, primero mejoran el producto anterior, interrumpiendo el desarrollo establecido de forma inesperada; posteriormente, esta misma innovación sustituye a lo anterior, estableciendo nuevas formas de comprender un mismo producto.
¿Qué es la educación disruptiva en el ámbito educativo?
En el ámbito educativo, una innovación disruptiva es aquella que rompe con el currículum, las metodologías y las modalidades transmisión del conocimiento, abriendo nuevas alternativas de aprendizaje.
La educación disruptiva permite la introducción de avances e innovaciones en los procesos educativos a través de las nuevas tecnologías y los nuevos usos que se abren en el ámbito comunicativo. La evolución sufrida en la denominación de estas tecnologías, para acercarlas cada vez más a las capacidades del alumnado y los docentes para reapropiarse de ellas, nos ha llevado de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación), a las TEP´s (Tecnologías para el empoderamiento y la participación), pasando por las TAC (Tecnologías del aprendizaje y el conocimiento).
La transformación de los tiempos, los espacios, las metodologías y las jerarquías educativas establecidas desde la propia aula; y, la constante evolución de las tecnologías comunicativas, dan lugar a una combinación que aporta el caldo de cultivo necesario para poner en marcha innovaciones disruptivas, que propicien el desarrollo de nuevas formas de aprendizaje.
El rol del profesorado en la educación disruptiva
El profesorado actual no puede ni debe permanecer al margen de las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías para profundizar en transformaciones metodológicas que aunque puedan encontrar nuevas denominaciones, lo cierto es que han estado presentes en el desarrollo histórico de la pedagogía. Las propuestas de J. Dewey, Montessori, Freinet, Decroly o Freire, encuentran una nueva razón de convertirse en propuestas de aprendizajes para las futuras educadoras y educadores en las escuelas.
Las innovaciones disruptivas parten del concepto del alumnado como constructor de su propio aprendizaje. En este sentido, otorgan gran importancia al respeto de los ritmos personales de aprendizaje, proponiendo el uso de un currículo abierto que garantice el acceso de todo el alumnado a una formación completa, haciéndole crecer personal y académicamente.
Por tanto, para llevar a cabo un proceso de educación disruptiva en nuestras propias clases, nuestra labor como docentes se centra en propiciar espacios que generen nuevas experiencias en nuestro alumnado. Fijarnos en las personas con quienes trabajamos y estar abiertos constantemente a transformar los espacios, los horarios, la metodología y en definitiva, la forma en que organizamos el aprendizaje en clase, para permitir que puedan producirse transformaciones importantes y disruptivas que amplíen nuestros conocimientos, confiando que el aprendizaje, siempre se abre camino desde el interés personal.
Innovaciones de la educación disruptiva
Se prima la práctica a la teoría
¿Quién no ha tenido que aguantar como alumno un sermón infumable para el que después no ha encontrado aplicación práctica? Una innovación lógica y fundamental de la educación disruptiva y moderna es la adopción de un enfoque eminentemente práctico que prioriza el saber hacer antes que almacenar datos inconexos en la cabeza. Cada vez es más relevante trabajar habilidades técnicas de cara al futuro profesional, ya que las empresas buscan a gente que sepa solucionar problemas y brindar servicios antes que enciclopedias andantes.
Es por eso que la mayoría de carreras universitarias y formaciones profesionalizantes actuales incluyan de forma obligatoria o voluntaria prácticas en empresa, para que los conocimientos que se han ido adquiriendo a lo largo de la carrera puedan implementarse en su faceta más práctica.
Aprendizaje multidisciplinar
Aunque esto no haya terminado de calar en personas que se categorizan como “de ciencias” o “de letras”, una educación disruptiva debe romper los moldes en los que se han encasillado las diferentes disciplinas. En muchos programas educativos se presentan materias de estudio como si fueran universos diferentes, cuando la realidad es que el mundo del conocimiento forma una constelación donde las galaxias se solapan unas a otras en infinitos puntos de interconexión.
Esto quiere decir que hay que proporcionar una formación integral y rica en la que se relacionen materias de todos los campos.
Enfoque laboral
Todos sabemos que hay carreras y formaciones ancladas en el pasado que son una verdadera fábrica de parados. Una educación disruptiva debe, no solo proporcionar una oferta educativa práctica que provea a los alumnos herramientas para triunfar en el mundo laboral, sino que debe comprender convenios de prácticas en empresas y bolsas de empleo para facilitar el tránsito del mundo estudiantil al mundo laboral.
A su vez, aunque en nuestro país esta opción goce de menor popularidad, una educación disruptiva debe fomentar el emprendimiento, la generación de ideas de negocio y el desarrollo profesional como autónomo.
Actualización de contenido
Ya no vivimos en un mundo estático en la que las materias educativas permanecen inamovibles ante el paso del tiempo. La sociedad del siglo XXI experimenta cambios continuos en todos los ámbitos, y también en el educativo. Es por ello que una educación disruptiva no puede servirse de contenidos y técnicas educativas desfasadas, ya que, de hacerlo, perdería su esencia práctica y reformadora respecto a la educación tradicional.
De igual forma, la educación disruptiva ha de aprovechar metodologías de enseñanza implicadoras, participativas, motivadoras y estimulantes para garantizar una inmersión profunda del alumnado en el aula.
Uso de tecnología punta
Aunque no debamos despreciar los recursos educativos y los formatos tradicionales como el boli y papel, el mundo actual pide a gritos competencias digitales en los alumnos. Por tanto, una educación disruptiva ha de procurar que el alumnado sienta curiosidad por la tecnología y que aprenda a dominar las herramientas más útiles y modernas que el progreso tecnológico nos va ofreciendo a pasos agigantados. Además, los profesores también deberían digitalizarse y emplear tecnología de última generación para mejorar su metodología de enseñanza e innovar.
Ejemplos de innovaciones tecnológicas de una verdadera educación disruptiva pueden ser: pizarras digitales, realidad virtual, aplicaciones móviles, juegos en línea, asistentes virtuales, herramientas de organización de trabajo online, etc.
Comentarios
¡Muy bien! Pero cómo se logra educar a los niños, jovenes y adultos con el uso de la tecnología si son personas pobres y el gobierno no les puede facilitar dispositivo digital alguno. ¿Volvemos a muchos siglos atrás donde la educación era elitista, solo para ricos? Cada vez que leo sobre la educación disruptiva con el uso de las Tic’s me pregunto lo mismo. Los exponentes no hablan de cómo beneficiar a todas las clases sociales, esl es elitismo.
Interesante en inicio, falta mucho por investigar, compartir, debatir, etc.