“Ante la preocupación de los padres de Luis (9 años) por su repentino cambio de comportamiento y actitud, deciden acudir a un especialista en Psicología Infantil acompañados por el menor. Luis ha comenzado a tener graves dificultades de adaptación en el ámbito escolar y también en el familiar. Sus padres preocupados e inmersos en un proceso de separación, explican que el estado de ánimo de su hijo ha cambiado y ahora siempre suele estar triste y decaído, esto le ha generado desconcentración, pérdida de apetito, así como una pérdida de interés hacia las actividades con las que antes disfrutaba.”
Historias como esta, que hacen diagnosticar un posible episodio de depresión infantil, son, en la actualidad, cada vez más comunes en la etapa infantil o adolescente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a 350 millones de personas en el mundo, siendo muy probable que en el año 2020, la depresión pase a convertirse en la segunda causa más común de discapacidad, después de las enfermedades cardiovasculares.
Los problemas de salud mental más frecuentes entre la población adulta son la depresión y la ansiedad. Como adultos probablemente conozcáis los efectos devastadores de estos trastornos pero… ¿Qué ocurre cuando la depresión se presenta en la etapa infantil?
¿Cuáles son las causas de la depresión infantil?
Durante mucho tiempo la controversia estuvo girando en torno a este tema, ya que no estaba muy clara la presencia o posible desarrollo de este trastorno durante la etapa infantil. Finalmente y gracias a la Teoría de la Depresión Enmascarada se llegó a la conclusión de que la depresión era un trastorno latente que podría manifestarse de varias formas en dicha etapa infantil.
Los índices de prevalencia de la Depresión Infantil en España no son muy elevados pero estas cifras se están viendo incrementadas en los últimos años debido, en muchos casos, a un ambiente familiar disfuncional.
Un trastorno difícil, que se complica aún más, debido a la inocencia que caracteriza esta etapa del desarrollo. Entre la sintomatología que nos podrá hacer valorar la posible manifestación de este trastorno en etapas infantiles, a modo orientativo, encontraremos síntomas que afectarán a las emociones o las motivaciones del niño generando estados de ánimo disfóricos (tristeza, irritabilidad, llanto, autocompasión, cambios en el estado de humor), ideación autodespreciativa (ideación de muerte, intento de huida o de suicidio), aislamiento, cambios en el apetito, dolores de tipo psicosomático, alteraciones del sueño o sentimientos en los que el niño manifieste no sentirse querido en su entorno, entre otros.
¿Cómo tratar la depresión infantil?
En casos en los que el niño manifieste al menos cinco de estos síntomas deberemos valorar la posible manifestación de este trastorno y buscar la ayuda profesional de un especialista experto en este tipo de trastornos infantiles.
Es muy difícil llegar a entender cómo puede sentirse un niño bajo estas circunstancias por lo que desde los Centros Escolares es fundamental la prevención, se deberán poner en marcha programas escolares que promuevan un modelo de pensamiento positivo entre niños y adolescentes. Por otro lado, las intervenciones dirigidas a los padres cuyos hijos presenten algún tipo de problema de conducta, podrán ayudar y favorecer la actuación con los mismos, así como ayudarles a reconducir la situación.
Recientemente, la OMS ha alertado sobre el preocupante incremento de los tratamientos con antidepresivos a niños y adolescentes. Un problema que debe hacernos reflexionar y ayudarnos a impulsar y fijar las medidas necesarias para actuar desde la prevención. La OMS ya ha puesto en marcha un Plan de Acción sobre Salud Mental, esperando que pueda llegar a mejorar los servicios y atención a la salud mental así como las violaciones de los derechos humanos y la discriminación de las personas con algún tipo de trastorno mental o discapacidad psicosocial.