Son numerosas las ocasiones en las que por diferentes motivos, nos vemos obligados a tomar decisiones y valorar los pros y contras de una determinada actuación con el objetivo de conseguir tomar una decisión racional de la forma más razonada y justificada posible, según nuestra capacidad de tomar decisiones.
¿Cómo tomas tus decisiones?
Probablemente tu respuesta a esta pregunta sea que unas veces guiado/a por la intuición y otras veces analizando la situación, guiado por la razón, con la intención de evitar equivocarte.
Hoy os diré que aquellos que preferís guiaros por la razón y sopesar sin prisas y razonadamente todas las alternativas posibles, podréis cometer más errores que aquellos que por el contrario, utilizan y se dejan llevar por aquellos pensamientos más irracionales guiados por la intuición.
El conocido autor del libro “Decisiones Instintivas” (2007) Gerd Gigerenzer, fue uno de los pioneros en afirmar el papel fundamental de la intuición en la toma de decisiones y consiguió constatar que aquellas decisiones que tomamos guiados por la intuición suelen ser más acertadas que aquellas que intentamos tomar de una forma más razonada. Un autor que defiende la intuición humana como si de pequeños atajos se tratase, atajos, que permiten al cerebro tomar decisiones de una forma más rápida y también acertada.
¿Qué ocurre cuando la ciencia comienza a analizar la intuición?
En palabras de Gerd Gigerenzer… ¡las sorpresas son inmensas!
Se ha demostrado que tomamos decisiones más acertadas si valoramos y sopesamos solo una buena razón y no varias opciones como se creía hace algunos años.
Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía (2002) gracias a su trabajo sobre el modelo racional de la toma de decisiones, consiguió generar un gran impacto tras la edición de su obra “Pensar rápido, pensar despacio”, una obra en la que recogió sus investigaciones sobre las distintas formas de pensamiento de los seres humanos, la forma rápida, intuitiva y emocional que proporciona conclusiones de forma automática, frente a la forma más lenta y racional que da como resultado respuestas conscientes.
Os invito a observar la siguiente imagen…
Si te fijas en estos segmentos, ¿Cuál de ellos dirías que tiene más longitud? Todo parece indicar que el segundo, ¿verdad?, pero…
¿Y si te digo que todos los segmentos son iguales?
Acabas de visualizar lo que comúnmente conocemos como ilusión geométrica, al añadir los segmentos en forma de flecha, dependiendo de la dirección, provocan un efecto óptico que hacen que parezcan visualmente más extensos, a pesar de ello, si vuelves a observar los segmentos de la primera imagen, seguro que sigues pensando que alguno de ellos continua siendo más largo, pero, fíjate en la siguiente imagen y podrás ver como la longitud de los segmentos es exactamente la misma.
Con este ejemplo pretendo mostraros la facilidad que tenemos para equivocarnos, ya que si te detienes un momento y te paras a pensar, descubrirás que este mismo efecto ya se te ha presentado en muchas otras decisiones que has tomado a lo largo de tu vida, porque aquello que ves… no siempre es lo que parece.
Para algunos un sexto sentido, para otros simplemente intuición, pero constantemente nos hace situarnos ante la disyuntiva de guiarnos por ella o pensar de forma más deliberada, tranquila y razonada guiados por la razón.
A favor o en contra de esta teoría, lo cierto es que debemos pensar que la ciencia no sólo se basa en la lógica, la intuición también permite su avance y progreso, por ello, en determinadas ocasiones también deberemos dejarnos llevar por el corazón, el sexto sentido o como otros dirían… la intuición, aunque esto finalmente, también nos pueda llevar al fracaso.
Y si estáis interesados y queréis descubrir más sobre este tema, en la página de RTVE podréis ver uno de los programas de «Redes» en el que Eduard Punset realiza una entrevista a Gerd Gigerenzer bajo el título: «La intuición no es irracional»
«Saber cómo elegir el camino del corazón es aprender a seguir la intuición. La lógica puede decirte adónde podría conducirte un camino, pero no puede juzgar si tu corazón estará en él». Jean Shinoda
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