“Como este año he sido muy bueno, me pido una muñeca, una bici y un puzzle”. La historia se repite año tras año y la lista cada vez es más larga. Y es que, ya tenemos asumido el famoso consumismo en Navidad: hoy en día es inevitable pensar en las compras navideñas justo cuando llega diciembre.
Pero no solo nos encontramos compras excesivas y árboles navideños rodeados de cajas envueltas en papel de colores. En Navidad hacemos de todo en abundancia. Las mesas rebosantes de comida y las casas llenas de lucecitas demuestran una vez más que el espíritu navideño ha sido absorbido por el consumismo.
Esta celebración que se relaciona con los valores positivos de generosidad, celebración en familia e ilusión se ha transformado en una época materialista. Hacer regalos se ha convertido en lo más importante y en el único modo de demostrar afecto. Con esto estamos enseñando a los más pequeños a que el sentido de estas fechas tan señaladas son los regalos y la abundancia.
Navidad: ¿consumismo o tradición?
Una pregunta que algunas personas se formulan con frecuencia es si la Navidad es realmente tradición, o si todo se ha reducido al mero consumismo. Si bien a medida que la sociedad se ha ido secularizando y que estamos permanentemente influenciados por la lifestyle hollywoodense la sociedad ha virado hacia un consumismo vital, todo depende del enfoque que nosotros mismos le queramos dar a la Navidad.
Aunque sea una tendencia cada vez mayoritaria, no tenemos por qué gastarnos más de la mitad del sueldo en regalos ostentosos. Esto no quiere decir que debamos pecar de manicortos y no regalar absolutamente nada a ningún familiar, sino que lo principal es evitar convertir los regalos en el núcleo de la Navidad.
Para alejarnos del consumismo y, sobre todo, evitar insuflar el espíritu mercantilista de nuestros tiempos en los más pequeños, es necesario excavar en la tradición de la Navidad para encontrar sus raíces o valores. Seamos o no religiosos, si arrancamos el componente cristiano y familiar de la Navidad nos quedamos con lo que criticamos: una fiesta vacía de sentido, llena de purpurina, sobrante y tontamente costosa. Así pues, lo mejor es concebir la Navidad como una oda a la familia, a la unidad de una de las bases del ser humano y al aprecio que tenemos por aquellos familiares que estuvieron, que están y que estarán.
Los más afectados por el consumo navideño excesivo: los niños y los juguetes
Los niños son el grupo de la población que más expuesto se encuentra ante este consumismo compulsivo. Son un público realmente sensible a las estrategias de marketing. En especial, los anuncios que se retransmiten constantemente. Los spots publicitarios de juguetes aparecen una y otra vez en televisión, acompañados de caras sonrientes y familias unidas.
Con esto se consigue que el niño se esté introduciendo desde pequeño en la cultura del consumismo. Ya no le ilusiona saber qué le van a regalar o disfrutar de su nuevo juguete, sino que le dará más importancia a la cantidad que a la calidad.
Las consecuencias más graves de no medir el número de juguetes es que estamos enseñando a los más pequeños que la felicidad es material. Y la realidad es que estamos consiguiendo que los niños crezcan con unos valores equivocados: cada vez más exigentes, individualistas y materialistas.
Una vez que hayan crecido, esos niños se convertirán en los futuros padres de otros. Lo que habrán aprendido de su infancia es que necesitan comprar para hacer ver que quieren a sus hijos. Por tanto, el consumo irresponsable seguirá existiendo y tal vez en mayor intensidad.
A día de hoy, el reto de pasar una Navidad huyendo del consumismo es realmente complicado. Escapar de las estrategias de marketing y hacer entender a los niños que los regalos no van a darle la felicidad, no depende muchas veces de nosotros. Pero todos los problemas tienen solución.
¿Cómo escapar del consumismo? La importancia de educar frente a la felicidad material
Los niños de ahora son la generación que podría cambiar el futuro y la clave para transformar esta conducta está en la educación. Empezar por comprar de forma responsable y enseñar a los más pequeños a vivir con austeridad, marcarán las diferencias para las Navidades del futuro.
Esta educación debe empezar desde el hogar, disminuyendo las listas de regalos y comprando lo que realmente se necesita. El siguiente paso será distinguir entre aquellos productos que se rigen por el comercio justo y promueven la sostenibilidad. Debemos enseñar a los menores a cuidar de lo que tienen y de lo que les rodea.
Evitar la sobreexposición de los niños a las campañas publicitarias de Navidad y hacerlos comprender que el consumismo tiene repercusión más allá de sus vidas. El medioambiente y el sistema actual de producción serían razones por las que es necesario inculcar un consumo responsable.
En definitiva, educar a unos niños más responsables y comprometidos, hará que sean más felices. Se convertirán en adultos con valores y principios.
Otras consecuencias asociadas a la compra compulsiva en Navidad
Además de afectar a los valores y a la educación de los niños, perpetuar el consumismo en Navidad supone una problemática que tenemos que enfrentar con urgencia:
- El consumismo excesivo genera grandes cantidades de residuos que terminan en la basura. Entre otras muchas consecuencias, contribuimos al cambio climático, a la contaminación y al derroche de recursos energéticos. Esta situación se acentúa con las compras online: la necesidad de transportar el regalo hasta los hogares, dan como resultado una mayor huella ecológica. Con acciones tan sencillas como no comprar bolsa, contribuiría a disminuir la cantidad de plástico desechado.
- Se desperdician importantes cantidades de comida. La filosofía de “mejor que sobre a que falte” se hace muy presente en Navidad. La compra excesiva de comida que finalmente terminará en los basureros pone en evidencia el hecho de que compramos más de lo que necesitamos.
- El incremento del gasto de los hogares en estas fechas. Es una consecuencia derivada de la anterior. El juego de la demanda y la oferta nos da como resultado un incremento importante de los precios. Compramos alimentos que no consumimos durante el resto del año, los cuales aumentan su precio. ¿Realmente es necesario comprar todo eso que no vas a comer?
- Se contribuye a una distribución desigual de la renta. Relacionada con las anteriores, se incrementa el gasto en productos que no necesitamos, cuyo beneficio terminará en manos de las grandes empresas.
¿Cómo paso esta Navidad sin contribuir a las compras abusivas? 4 opciones alternativas para este año
Después de leer el artículo, puede quedar una sensación pesimista sobre el verdadero sentido de la Navidad. Pero no todo es negativo: se puede seguir celebrando esta festividad con nuestros seres queridos y no contribuir al consumismo en Navidad. Han aparecido tendencias de consumo que se basan en el minimalismo y la integridad, más conscientes del mundo que nos rodea.
- Fabrica tus propios regalos. Es mucho más satisfactorio regalar algo a lo que le has dedicado tiempo, esfuerzo y cariño. Fabricar algo con tus propias manos no solo contribuye a la cultura del reciclaje y a la economía circular, sino que ayudará a ahorrar en estas fechas difíciles.
- Contribuye al Comercio Justo. Cada vez es más fácil distinguir aquellos productos que siguen una producción responsable de los que no gracias a la mejor accesibilidad a la información a través de las TICs. Busca aquello que cumpla con unos valores positivos para la sociedad y ayuda a construir una más responsable.
- Elige experiencias antes que productos. Los nuevos consumidores están convencidos de que lo importante es disfrutar de las cosas y no tener la propiedad. Además, apostar por las experiencias disminuye una de las consecuencias más importantes del consumismo en Navidad: la generación de residuos.
- Regala formación para su futuro. Como ya hemos mencionado anteriormente, la educación es realmente importante para las generaciones venideras. En una sociedad altamente competitiva, la solución es prepararse y crecer tanto personal como profesionalmente. Y una de las mejores formas de combatir el consumismo en Navidad es regalar futuro.
A partir de ahora tú también puedes aportar tu granito de arena para reducir el consumismo en Navidad. Ya existen pequeños movimientos de concienciación ante este problema, en el que el marketing y la RSC de las empresas toman protagonismo y colaboran en el cambio positivo.
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Comentarios
Muy buena información,
Muy buena información
Me parece un articulo muy bueno y completo. Enhorabuena!!