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De la succión a la masticación
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¿Cómo transitar de la succión a la masticación?

Según la OMS, es recomendable la alimentación mediante lactancia materna o leche de fórmula, en exclusividad, hasta los 6 meses. Una vez pasado este periodo, es bastante probable que el bebé esté preparado para ir introduciendo alimentos en estado sólido, siempre como complemento a la leche y no como sustitución. Así, poco a poco, irá transitando de la succión a la masticación.

No obstante, cabe recordar que cada pequeño es diferente y por lo tanto su desarrollo también. Entonces, ¿cómo sabemos si está listo para recibir alimentos distintos a la leche? ¿Cuándo debemos empezar la alimentación complementaria? ¿Qué requisitos son necesarios?

La importancia de tener alrededor de 6 meses

En los últimos años, las recomendaciones sobre la alimentación en bebés han cambiado numerosas veces y los consejos de unas generaciones a otras, tanto de familiares como de profesionales de la salud, han sido muy distintos. Pero, en la actualidad, hay un criterio unificado por parte organismos oficiales, así como de la Asociación Española de Pediatría, y es que en torno a los 6 meses el bebé está preparado para comenzar la alimentación complementaria con sólidos. Pero ¿por qué en ese momento?

Para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es necesario que el organismo presente una madurez óptima a nivel gastrointestinal, neurológico, renal e inmune. Además, a esta edad el bebé ya va adquiriendo las destrezas psicomotoras, estas le permiten tragar de forma segura los alimentos semisólidos y sólidos por lo que ya estaría preparado para iniciar la alimentación complementaria.

Además de lo comentado anteriormente, es necesario que cumpla una serie de requisitos que desarrollaremos a continuación.

El reflejo de extrusión

Una de las principales preocupaciones al iniciar la alimentación complementaria es que el bebé se atragante, un temor lógico, pero para el que existe el llamado reflejo de extrusión.

 Este es un acto reflejo que sirve como mecanismo de defensa al bebé protegiéndolo de ingerir de manera accidental cualquier alimento que no sea leche, ya que, a nivel nutricional, es el único alimento que puede tolerar su sistema renal y digestivo.  Este reflejo consiste en empujar con la lengua, hacia fuera de la boca, cualquier cosa que entre en esta que no sea la tetina del biberón o el pezón.

A partir de los 4 meses, más o menos, en el bebé se inicia la fase oral en la que va introduciéndose las manos y los pies en la boca, venciendo así de manera progresiva el reflejo de extrusión. Por ello, es muy importante que nunca forcemos a dar este paso al bebé, si extruye los alimentos que le introducimos es que aún no está listo para empezar a tragar. No obstante, si puede estar listo para ir introduciendo comida en su boca, esto puede suponer una etapa de juego y experimentación con la comida antes de pasar al nivel de ingerirla.

Puede sentarse sin apoyo o con poco apoyo

Es muy importante que el bebé sea capaz de mantenerse sentado y erguido por si mismo. O con el apoyo de un respaldo para iniciar la alimentación complementaria. Esta habilidad supone que hay un desarrollo y fortalecimiento de la musculatura del trono y, por lo tanto, de la capacidad digestiva del bebé.

Además, este hecho conlleva que aparezca el conocido mecanismo de defensa ante el atragantamiento, la tos. Este mecanismo es de vital importancia ya que cuanto más desarrollada y fortalecida tenga la musculatura del tronco el bebé, más fácil será hacer frente al atragantamiento y sobrellevar un acceso de tos.

Interés activo por la comida y coordinación visomotora

En ocasiones, solemos confundir el interés activo por la comida, con simple curiosidad. Es normal que el bebé siga con la vista el recorrido mano-boca que hacemos los adultos al comer en la mesa junto a él. A edades iniciales se relacionan con su entorno a través del tacto, gusto y olfato. Por eso es muy frecuente que el bebé toque o lama todo lo que se encuentra, pero eso no significa que se lo quiera comer. Pues lo mismo pasa con los alimentos, debemos ser observadores y no precipitarnos en iniciar la alimentación complementaria.

Un bebé que presenta un interés activo en la comida, es consciente de que los adultos se están alimentando y él también quiere probarlo. Esto lo deja bien claro observando la comida, intentado alcanzarla o interceptándola. Otros bebés la señalan e incluso lloran si no se les deja cogerla. 

Sumado a esto, es necesario que pueda alimentarse a si mismo. Es decir, ha de tener la psicomotricidad y la coordinación lo suficientemente desarrolladas como para coger con sus manos la comida, acertar a llevársela a la boca, introducirla, masticarla y tragar. 

Como conclusión, no debemos olvidar que cada niño tiene su ritmo, que debemos respetarlo y que no debemos obsesionarnos con las fechas. Solo asegurarnos de que ha desarrollado las destrezas necesarias para empezar la alimentación con sólidos. 

Categorizado en: Educación y Sociedad

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