A lo largo de la historia numerosos personajes importantes o famosos han sufrido tartamudez o disfemia, entre ellos Miguel de Cervantes, Aristóteles, Isaac Newton, o el rey Jorge VI.
Se estima que un 5% de la población infantil tiene problemas de fluidez verbal en el desarrollo del lenguaje, y en el 80% de los casos esas alteraciones forman parte del proceso natural de adquisición del lenguaje y remitirá. En el caso de no remitir estaríamos hablando de disfemia.
La tartamudez es un trastorno o alteración que afecta a la fluidez verbal. En la actualidad no se ha determinado una causa específica, ya que existen numerosos factores que influyen en la aparición y continuidad de esta alteración (psicológicos, neurológicos, hereditarios...).
¿Qué puede propiciar la tartamudez?
La disfemia o tartamudez empieza a manifestarse a edades tempranas (entre los 3 y 4 años) y se da con más asiduidad en niños que en niñas. Cuando un niño empieza a ser consciente de su dificultad para hablar con fluidez comienza a sentir vergüenza a hablar en público, miedo al rechazo, ansiedad al tener que expresarse o desesperación por no poder comunicarse como le gustaría y todas estas situaciones le crean un grado de estrés que empeora aún más la situación.
"Hasta un 70% de los pacientes que tartamudean tienen antecedentes familiares. Recientemente se han identificado varios genes asociados a la tartamudez (GNPTAB, GNPTG y NAGPA). Se cree que las mutaciones en ellos podrían ocasionar una alteración metabólica en las regiones implicadas en el lenguaje". (El Kadaoui Calvo M, Molina Gutiérrez MA, Gómez Andrés D. Enfoque y manejo de la tartamudez. Rev Pediatr Aten Primaria. 2015;17:e49-e51).
Las investigaciones actuales se están centrando en estudiar e identificar sus causas y explorar las maneras de mejorar el diagnóstico y tratamiento de esta alteración, puesto que hasta el momento no hay causas concluyentes acerca de qué puede provocar este trastorno.
¿Cómo podemos ayudar a solucionar la tartamudez infantil?
Es muy importante que tanto en casa como el centro escolar el niño se sienta tranquilo y apoyado para no fomentar aún más el agobio que puede llegar a sentir en las situaciones que hemos mencionado. Los padres y madres deben intentar no presionar al niño para que termine frases, no decirle que se tranquilice al hablar, respetar que se tome el tiempo que necesite, no corregirle (sólo en caso de que sea estrictamente necesario) ni obligarle a hablar bien. Se debe intentar obviar el tartamudeo ya que el niño se sentirá más seguro y probablemente dejará de hacerlo de manera tan repetida o acusada.
En clase, los niños que sufren esta alteración se ven afectados por las burlas y bromas de los compañeros, el profesorado ha de intentar inculcar el respeto de todos y cada uno de los alumnos y ayudar a superar juntos las dificultades.
En este caso son muy útiles los trabajos en grupo, en los que el alumnado tiene que ayudarse en la exposición de algún tema, así como las actividades grupales ya que fomentan la comunicación y el respeto entre compañeros.
El logopeda como apoyo para la mejora
De manera general, estos alumnos tienen a su disposición el apoyo semanal de un logopeda en el centro escolar que le ayudará a controlar su tartamudez a través de actividades y ejercicios personalizados que mejorarán su capacidad para controlar el estrés, la respiración o los sentimientos de miedo o vergüenza a leer en clase por ejemplo.
El alumno tendrá a su disposición técnicas (técnica de seguimiento, habla en sombra o eco; técnica de encubrimiento; técnica de contracondicionamiento entre otras) a través de las cuáles trabajará de manera guiada numerosos aspectos vinculados a esta alteración para ver mejorada e incluso superada su disfemia.
Es muy importante la comunicación de este profesional tanto con el profesorado como con los padres y madres del alumno ya que todos los esfuerzos realizados por parte del niño deben mantenerse o apoyarse en todos los ámbitos.